Enid.

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El reino parecía desolado, la gente del pueblo se había ido por órdenes de su propio rey, estaba sumido en una depresión después del día en que se vio derrotado pero sobre todo después de encontrarse solo al despertar a la siguiente mañana.

La orden fue directa, los oscuros estaban por llegar hasta él podía presentirlo, y tenía que proteger a la gente inocente de alguna manera, algunos decidieron quedarse a defender el palacio, su pueblo y su rey, los demás simplemente se vieron desaparecer entre los bosques, Ezequiel rogaba a los dioses por qué fuera una buena decisión y por qué pudieran llegar a un buen lugar antes de que los encontrarán en el camino.

Glenn fue uno de los que decidieron quedarse a luchar, su pequeño hijo apenas había nacido hacia unas semanas y sin duda lo había disfrutado demasiado esperando aquel día en el que se despidió de su mujer y su suegro con la esperanza siempre de verlos de nuevo, apenas quedaban hombres y mujeres en el reino, las guardias que día y noche esperaban recorriendo los pasillos.

—Se rindió —comentó Jerry llevándose a la boca un bocado de pollo —Ezequiel se está dejando vencer lo puedo sentir.

—No puede ser cierto —respondió Glenn —no dejaría que tomarán este lugar.
—Pero si no queda nada más aquí —volvió a decir —por eso los hecho a todos no quiere que quede nadie en el reino, está demasiado decepcionado jamás lo había visto como ahora, puedes creer que no a querido comer nada, solo quiere morir.
—Pues no lo permitiré estoy aquí para pelear y defender el lugar al que pertenece mi hijo, quiero que vuelva y crezca aquí en donde yo lo hice, merecemos la paz y eso es lo que voy a darle, Maggie también necesita volver a su hogar, a nuestro hogar no dejaré que un rey con el corazón roto lo eche a perder, voy a pelear hasta la muerte por devolverle a mí hijo su lugar en este mundo, no me rendiré.

—Me enorgullece escucharle hablar así —apareció Ezequiel a sus espaldas, de inmediato hicieron una reverencia —eres un soldado ejemplar y me has hecho pensar muy bien en lo que tengo que hacer, tu hijo necesita su hogar y por eso es que vamos a unirnos —se acercó a Glenn —gracias por tus palabras, ahora tenemos un gran motivo para pelear.

El clima comenzó a cambiar, las nubes grises aparecieron sobre el cielo del reino, parecía que una tormenta estaba por hacer su arribo, todos lo sabían y estaban listos para enfrentar a lo que llegará.

La gente caminaba con sus pocas cosas al hombro, Carl los guiaba al frente de la mano de Enid quien estudiaba el camino con la daga en la mano, no eran un par de niños jugando a ser mayores, realmente lo eran y en sus manos caía la vida de todos los demás.

Era su responsabilidad llevarlos a salvo, Carl quería conducirlos a Alexandria pero sin duda el clima y las condiciones no los dejarían llegar más haya de Hilltop, tendrían que refugiarse lo antes posible, la tormenta comenzó y lo que había sido un día soleado empezaba a ponerse gris.

—Si nos apresuramos cruzaremos antes de que arrecie la lluvia tenemos posibilidades. —Dijo Enid a Carl dándole ánimos a un chico que parecía diez veces mayor de su edad real.

Siguieron caminando diminutas piedras comenzaron a caer sobre sus cabezas, seguidas de gritos de terror que horrorizó a el pueblo entero, Carl levantó la espada en el aire al ver al ser que se acercaba con entusiasmo hasta él, la espada dio un giro en el aire al golpearlo, Enid se acercó hasta el caminante que intentaba golpear ahora con las manos a Carl..

—Lo detendré unos minutos —grito Enid a Carl —tienes que sacarlos de aquí, te encontraré en Hilltop.

Enid levantó las manos y musitaba una melodía que parecía hacer reaccionar a los árboles enteros, las ramas crujieron y de ellos lianas y hojas comenzaron a rodear al caminante, Enid no se detuvo en su canción, el reino se levantó y echó a correr Carl esperaba detrás de la chica.

—Tienes que decirles en donde es —volvió a gritarle Enid —iré en cuanto acabe con esto.

Carl atendió la orden de Enid al ver a la gente rogando por su atención, les guió hasta que perdió a Enid de vista.

Ella no se detenía aunque se agotaba a ratos, una nube de niebla dejo cegado al caminante fue su oportunidad, las ramas se aferraron al monstruo y tiraron de él con fuerza, la roca estalló en mil pedazos, Enid terminó cayendo sobre la hierba, la nariz le sangraba y sentía un fuerte dolor en las muñecas, pero lo había logrado, había dominado su poder y con él logrado salvar a toda esa gente.

The Secret of the Kingdom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora