Jessie.

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La cocina jamás fue el lugar indicado para Jessie, muy a menudo se le veía recorrer el palacio con una trozo de tela entre las manos simulando limpiar los objetos más valiosos de las salas, su llegada a Alexandria había sido años atrás cuando apenas era una niña, su madre y su padre murieron y la dejaron en manos de Deanna, quien la cuido y la protegió hasta que llegó a la edad suficiente para cuidar de sí misma, se casó entonces creyendo estar enamorada y con las ilusiones por tener algo con Rick perdidas, pero se había equivocado de hombre se dio cuenta demasiado tarde, sus dos hijos ya habían nacido y ahora corrían por los jardines pareciéndose cada día más a su padre.

La invitación de Carol le cayó del cielo, tomó sus pocas pertenencias, a sus hijos y partió dispuesta a empezar de nuevo lejos de su marido abusador.

Su relación con Carol era fuerte, al grado de considerarse hermanas y era por eso que era capaz de cualquier cosa por ella.

Cuando le pidió al oído que llevará al hombre hasta ella no perdió el tiempo, realmente quería que fuera feliz, pensaba que alguna de las dos debía serlo.

—Mi señora desea que bailes con ella —le dijo muy fuerte y claro —debería aprovechar la oportunidad que le está brindando el rey, no creo que se presente nuevamente.

Daryl la miro, primero a los ojos y después en un desliz de su instinto le miro los senos rápidamente para enfocar en seguida a Carol a lo lejos.

Lo vio levantarse y por dentro gritaba de emoción.

—Tú lo notas —le preguntó Glenn quien seguía a su lado —lo que existe entre ellos no es así, yo lo note de inmediato, crees que el rey se de cuenta.

—De qué hablas. — repuso Jessie.

—De lo que hay entre esos dos —señaló a su amiga en la pista —cualquiera que haya estado enamorado alguna vez sabe distinguir muy bien la posible chispa entre dos personas y esos dos parecen un incendio.

Jessie rió con soltura, mirando al par en la pista, pero tenía razón, algo había entre ellos, algo que te obligaba a mirarlos por qué parecía que hacían magia, desprendían una ola de sensaciones que casi podían ser tangibles, miro entonces a Ezequiel, no les despegaba los ojos y fruncía el ceño, se mordía el labio inferior, apretaba el puño de la espada pensó cada vez con más fuerza, él también podía notar aquello y eso era peligroso por qué ponía en riesgo a Carol, inclusive al hombre aquel que ni siquiera conocía pero que ya apreciaba por el simple hecho de ser el hombre de su amiga, el que ella realmente necesitaba.

—No hay nada —murmuró quedamente. —Es la futura reina, no puede haberlo.

—Lo sé —se poso Glenn a su lado pensando igualmente en el peligro que corrían de ser cierto. —Deberá entenderlo.

La pieza termino y Daryl regresó a su lado, Jessie lo miraba ahora con lastima cualquier cosa que haya sentido tendría que ser olvidada y ese era el peor de los Dolores el de tener que vivir amando a alguien que jamás podría estar a su lado.

Se alejó dejando a los hombres conversando sobre la mesa mientras bebían la última copa de ron. Ezequiel había sido claro ya podían retirarse.

Jessie espero junto a la puerta a que salieran pero no lo hacían y los minutos transcurrían y parecía que se negaban a dejar el lugar; tres minutos más tarde vio pasar una sombra, curiosa decidió ir en su encuentro, se sobresaltó al encontrarse frente a frente con Carol quien parecía agitada de nuevo.

—Te eh buscado casi por todo el reino, debes ayudarme.

Jessie se podía imaginar lo que le pediría. —Es ese hombre cierto.

—Me conoces tan bien, solo debes decir que e estado contigo no tardaré lo prometo, solo júrame que no dirás nada.

—Carol sabes bien que soy una tumba cada que me pides que guarde un secreto, pero esta vez tengo miedo, creo que Ezequiel los miraba, no te pongas en riesgo, ni a nadie más.

—No lo haré solo —comenzaba a impacientarse —solo...dime lo harás.

Asintió y la vio desaparecer enseguida, ahora estaba en sus manos que no la descubrieran.

The Secret of the Kingdom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora