Cubría con sus manos su figura, no le gustaba como la miraban los guardias camino de regreso al castillo, Ezequiel no se atrevía a ponerle un brazo encima para cubrirla aunque la capa sin duda la logró colocar sobre los hombros de Carol.
Nadie decía nada mientras los pasos de los hombres se escuchaban estrujando el césped, Carol miraba de soslayo a su futuro esposo aferrándose al aroma de la capa que la cubría, y aunque sin duda le gustaba aquello, en su mente se había quedado algo más, alguien más que se había despedido para desaparecer entre los árboles aunque aún podía sentir aquella mirada de ojos color zafiro que tanto le habían gustado, busco con el rostro, pero no había nadie más aparte de ellos, al menos lo vería de nuevo, esperaba que cumpliera con ir al banquete de compromiso, saludarlo, cruzar un par de palabras y después si se pudiera, salir de nuevo, recorrer el pueblo, buscarlo y pasar con él todo el día, perdiéndose en esas pupilas suyas, rozándole los labios con los de ella.
Se detuvo a meditar lo que pensaba no podía tener esa clase de pensamientos estando a punto de casarse, de convertirse en la reina, ser la señora de aquellos bosques, de la gente que la miraba con curiosidad mientras cruzaba las puertas de nuevo.
—Tu hermano llegó hace un rato, viene también tu aya y una joven de servicio con sus dos hijos, Jessie.
Carol sonrió al pensar en su familia.
—Gracias mi señor —miro a Ezequiel y le reverencio.
—No agradezcas mi luna —se acercó a Carol y le tomó el rostro —no sabes la angustia que sentí cuando me dijeron que habías salido al bosque y cuando te vi, cerca de ese hombre y los muertos...—la llevo hasta sus brazos. —Pero estás aquí, no dejaré que nada te pase —beso su frente de forma cálida —mi hermosa luna de plata.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Carol, la energía que brotaba del pecho de Ezequiel era muy grande, no sería capaz de igualarla jamás, ella quería huir de él y él solo pensaba en protegerla, cuidarla, en amarla quizá de forma eterna y ella, ella no se sentía capaz de poder hacerlo ni mucho menos con aquella fuerza que luchaba por apoderarse de su ser.
La compañía de Deanna le cayó del cielo y la presencia de Jessie era una motivación más para sonreír aquel día.
—Estuvimos deseando que este día llegará pronto —le dijo Rick después de saludarla con un gran beso en la mejilla y de pasar a sus brazos a la niña que hizo fiestas al ver a Carol de nuevo. —Tu presencia hace falta en Alexandria, Judith y yo te extrañamos demasiado.
—Yo también los extrañe demasiado —sostuvo a la pequeña en lo alto y beso su pequeño vientre abultado.
El joven hijo de Rick bajo corriendo las escaleras al escucharlo hablar, no la había pasado bien pues Ezequiel no le había permitido aún unirse a la guardia y lo mando a estudiar con un profesor de historia todos los días a la biblioteca del palacio sin poder asomar las narices al pueblo un solo día.
Beso a su padre con emoción y después a su hermanita que cada vez se veía más grande, la tomo en brazos y la llevo al jardín en donde los sirvientes estaban adornando con listones azules bordados a mano.
Deanna se encargaría de Carol desde ese día pues por mandato de ella debía de ser así, no confiaba de la misma forma en las criadas de Ezequiel quienes la miraban de forma extraña, fue por eso que las mandó traer junto a Rick quien no se opuso a la idea.
—Lucirás hermosa en ese vestido —dijo Jessie mirándola mientras Deanna la secaba frotando su piel con una fina seda —desearía tanto estar en tu lugar, serás la reina todos tendrán que hacer lo que pidas —imito dar un mandato levantando el índice derecho —además que el rey es un hombre bastante apuesto y debe ser muy apasionado.
Carol sonreía al escucharla. —Con gusto te sedo mi lugar Jessie, toma al rey y llévalo a tu cama.
—Basta Carol deja de decir eso —la reprendió Deanna —el rey te a elegido a ti por algo, seguramente tuvo bastantes jóvenes que le calentaban su lecho, pero él prefirió estar contigo aún sin haber probado de ti y tu deseando dárselo a las zorras —Jessie torció la boca con el comentario —y esta vez nada de veneno para dormir tendrás que abrir las piernas y estar callada hasta que te pida que grites, entonces tendrás que obedecer —Carol se tiro desnuda sobre la cama —y todo lo que te pida lo tendrás que realizar por mucho que te sientas ofendida.
Las dos mujeres a su lado miraron a Deanna con un poco de desdén al escucharle hablar.
—No me miren como un par de niñas tontas, tú tienes dos hijos sabes bien cómo son las artes amatorias aunque bueno supongo que tu marido está muy alejado de ser un gramo de lo que es el rey, pero vamos dile de algún buen ungüento para tratar las lesiones de las rodillas. —Carol soltó una risilla burlona y Jessie un bufido de enfado. —No te ofendas querida se bien que tú le dijiste del cromlus para dormir al rey debes conocer otros artilugios.
—No soy una wicca —dijo ofendida —y sí, mi esposo está muy lejos de ser el amante que debe ser Ezequiel por eso es que lo hago, no tolero que me toque con las manos sucias, que me bese y me insulte al mismo tiempo, por eso quisiera estar en el lugar de Carol, por que yo jamás tendré a un hombre así, nadie va a amarme de una forma apasionada.
Carol se acercó a ella, limpio la lagrima que le rodó por la mejilla y la beso con ternura en la frente, era su amiga y la quería demasiado, su dolor le daba pesar.
—Jessie me ayudara Deanna puedes salir un momento.
La mujer mayor no dijo nada, tomó su franela y salió quedamente.
—No le hagas caso es una vieja sola, sabes cómo se ponen con los años.
—Lo sé pero aún así sabe cómo llegar a las personas. —Le colocó el corsé —tienes tanta suerte.
—Suerte sería haberme ido lejos y no estar apunto de ser su alteza, suerte fue la que tuve esta mañana al conocer a un hombre en el que no dejo de pensar.
—Pero que dices Carol —le volteó el rostro —cuéntamelo todo ahora, quien es, de dónde lo conoces, es apuesto.
—Tranquila mujer nadie debe enterarse —se colocó el vestido —su nombre es Daryl y es muy apuesto, pero además es interesante y valiente, un hombre de honor sin duda, me ayudó cuando quise huir —Jessie abrió los ojos como platos —pero volví, aunque solo pienso en escaparme con él.
—Por los dioses Carol vas a casarte y tú quieres fugarte con un hombre que acabas de conocer.
—Vendrá esta tarde y solo pienso en alguna forma de encontrarme a solas con él.
—Sabes que sí puedo ayudar, lo haré
—No te busques problemas Jessie tal vez solo sea una ilusión pasajera, Ezequiel no se merece una traición de su futura esposa, además si algo sucede los lazos del reino con Alexandria podrían peligrar, es mejor que lo olvide y me concentré en lo que es mi deber.
Se miro en el espejo, Jessie había colocado una tiara dorada sobre su cabello, un par de pendientes y el colgante que Ezequiel había mandado para que usara un sol y una luna muy unidos, Carol sabía lo que significaba el sol detrás de la luna, siempre cuidándola.
Respiró profundo antes de abrir la puerta y salir al banquete, camino lentamente hasta la escalera y se quedó frente a la pintura del rey posando en su trono a lado de su mascota de la que le habían hablado pero que aún no había tenido el placer de conocer. Miro a todas partes queriendo localizar a una sola persona en especial, lo encontró bajo el candelabro, vestía igual que los demás pero ella lo seguía viendo tan distinto, tan hermoso, sonrió al verlo y mientras sus miradas se mantenían unidas, bajo la escalera lentamente hasta encontrarse con él.
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The Secret of the Kingdom.
FanficUna reina en busca de su verdadero ser, un reino que le regalara todo incluso la ilusión del amor verdadero, por el cual estará dispuesta a dejar la Corona. Advertencia. Esta historia es larga con toques épicos y medievales Caryl universo alterno...