Rick.

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Rick se esforzaba, desde pequeño siempre se esforzaba, luchando contra todos aquellos que creían que era un simple niño caprichoso que había sido mimado demasiado por sus padres, por su padre sobre todo quien siempre le consintió en todo lo que le pedía, desde un juguete hasta la espada más fina, en rango era la más alta después de la del rey su padre la había conseguido de las manos del rey sabio padre de Ezequiel quien lo dejo a cargo de Alexandria, los Grimes eran orgullosos y buenos líderes, capaces de gobernar cualquier reino por grande que este fuera, capaces de liderar cualquier batalla y salir victoriosos esos eran los Grimes, todas eran características eran parte de Rick, de Carl inclusive aunque el niño solía ser más condescendiente con la plebe.

Rick caminaba a paso firme con la mano en la empuñadura de su bella espada como si necesitara controlarla o ser controlado por ella, era un hombre solitario que disfrutaba del atardecer sobre todo cuando el cielo estaba completamente gris, le recordaba entonces a los ojos de su madre, la mujer que tanto había amado y que extrañaba cada día de su vida, inclusive un poco más que a su mujer, Lori quien le había dado hijos y que sin duda extrañaba sobre todo en las noches cuando su lecho no guardaba el calor. La echaba de menos, cuando murió pasó un par de noches enteras resguardado en su habitación, no comía ni bebía nada, solo se le escuchaba sollozar y hablar a solas como un loco queriendo encontrar paz en sus propias palabras, la pasó mal y un día apareció de nuevo, completamente sobrio y firme, había regresado Rick Grimes.

Era buen padre, cariñoso y riguroso sobre todo con su hijo, necesitaba ser firme por qué siempre tuvo la esperanza de que él o su hijo ocuparán el trono, entonces no quería que tratarán a su hijo como un rey imbécil quería un hombre duro y de carácter por eso era como era con Carl quería que sufriera si eso le daba la suficiente fuerza para convertirlo en un poderoso líder.

Paseando fue como dio con el mayor de los hijos de Jessie, recordaba haberlo visto alguna ocasión de la mano de la bella mujer pero jamás le tomó importancia hasta ese día cuando lo vio como un posible contrincante de su propio hijo, el niño parecía fuerte y manejaba con facilidad el hacha, sin duda sería mejor con una espada ligera de hoja, lo observo varios minutos antes de acercarse al fin y proponerle algo interesante.

—Quiere decir que seré su aprendiz —dejó caer él hacha sobre el césped.
Rick afirmó con la cabeza —además podrás batirte a un duelo importante y de eso podría depender el que subas de puesto, ya estás bastante grande como para convertirte en un guardia, no te gustaría resguardar al rey a gente realmente importante.

El niño sonreía de oreja a oreja aquello le endulzaba los oídos, deseaba tanto salir de su miseria que daría cualquier cosa por olvidar sus tontas tareas de sirviente y convertirse en un guardia real, llevar una espada fina y pesada, portar el uniforme del reino con el enorme escudo sobre el pecho brillándole, en dos segundos se había transformado a él mismo en el escudero del rey, agito la cabeza para regresar al momento y volvió los ojos a Rick quien esperaba una respuesta.

—Claro que lo haré señor, lo que usted me pida, aprenderé todo y seré bueno en cada lección y usted podrá comprobarlo el día de aquel duelo que dice.

Rick sonrió y extendió la espada, brillo aún faltando la luz suficiente, pero era hermosa —tómala un momento.

Ron atendió la orden en seguida y la sujetó, era pesada pero no demasiado como para caérsele entre las manos.

—Es un objeto increíble, valiosa...—miraba la hoja agitándola en el aire.

—Pues podrás tener una parecida muy pronto si te lo propones, créeme a tu oponente le falta la entrega que puedo ver en tu rostro aprenderás mucho más fácil y seguramente le darás una buena pelea, podría decirte que ganaras pero aún no estoy seguro —se paseó delante de él —el chico con el que lucharas es un Grimes.

Ron levantó la mirada, la espada se escurrió por sus dedos, el único en quien pudo pensar fue en Carl.

—Lo siento —levantó el arma aprisa.
—Es bueno que te ponga nervioso la noticia, así darás tu mayor esfuerzo, quizá mi hijo haga lo mismo aunque conociéndolo no querrá levantar una espada y si lo hace no creo en su destreza aunque no lo subestimo quizá yo era igual que él y ahora acierto a la primera estocada, debes temer eso te ayudará.

Rick tomó de nuevo su espada, Ron seguía atónito mirando a la nada.

—Lo harás o busco a alguien con más valor.
—Lo haré mi Lord —Ron reaccionó antes de que Rick desapareciera en el camino —y lo haré muy bien.
—Una última petición, no le digas a nadie de esto que sea una sorpresa para todos de acuerdo.

Ron sonrió con complicidad y volvió a tomar el hacha, siguió con lo que estaba haciendo.

The Secret of the Kingdom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora