The Secret of the Kingdom.

Carol.

La noche empezaba a parecerle más larga cuando sintió la mano del rey sobre la suya, el hombre había pasado la mitad de la velada admirando su belleza y la otra mitad riendo de los chistes del Conde, cuando ella intento retirarse a su habitación, el rey la aferró para susurrarle al oído las palabras que más se temía, la esperaba en su aposento donde podría conocerla mejor, algo que Carol ya sabia bastante bien a lo que se refería.

Pidió licencia para refrescarse un poco antes de asistir a la cita, Rick no lo tomo con calma pero acepto cortésmente luego de que su Eminencia diera el visto bueno.

Carol corrió casi desesperadamente a la cocina, busco a su mejor amiga, una joven de la servidumbre que durante años había estado a su lado, desde que eran pequeñas.

Jessie Anderson era del tipo confiable, bella y amable, la vieja aya de los Grimes le había dado asilo luego de que perdiera a sus padres en una de las tantas guerras que se llevaban acabo antes de la nueva era. El cabello rubio le caía sobre los hombros, sin duda era de las más hermosas jóvenes que la cofradía ofrecía, estaba casada con uno de los guardias, inclusive procreó un par de niños que crecían en los al rededores del palacio, aunque siempre estuvo enamorada de Rick en silencio, la única que conocía aquel secreto era su amiga, Carol y había jurado guardar el secreto por sobre todo.

—Tienes que ayudarme —llego Carol angustiada a su encuentro con la respiración entrecortada de correr por los pasillos en su búsqueda.

—Pero que sucede contigo cariño —intento que se relajara —por qué esa cara.

—Es el rey —intentaba hablar lo más claro posible —me pidió pasar la noche con él, sabes bien lo que significa.

Las mujeres se miraron una a la otra, las personas a su alrededor parecían no prestar importancia a su conversación.

—Qué es lo que realmente quieres que yo haga Carol —le dijo pasando un mechón de su pelo detrás de su oído.

—Recuerdas que me contaste, de aquellas ocaciones en las que Pete deseaba poseerte pero que tú no lo querías —Jessie asintió —pues bien necesito un poco de eso, no quiero ser del rey, no ahora —la miraba pidiéndole piedad —por favor no estoy lista para entregarme, ni siquiera lo conozco.

—De acuerdo te lo llevaré a tu habitación pero debes ser discreta, la pócima podría ser peligrosa y si te descubren podrían acusarte de querer matar al rey, estás segura de que es lo que quieres.
Carol afirmó con la cabeza.

—Deberías alegrarte, quizá muy pronto te conviertas en la reina.

—Eso es lo que me temo Jessie y no sabes cuánto me asusta la idea.

Arrastro los pies hasta su torre, la habitación del rey se encontraba en la ala opuesta le daría la oportunidad de prepararse más que físicamente espiritualmente.

La preocupación de Carol iba más haya de solo acostarse con el rey, pues ocultaba un secreto que ni a la misma Jessie se lo había contado, hubo una ocasión en la que vivió un romance, uno que le dejó un terrible sabor de boca, cuando era más joven se enamoro de uno de los mensajeros de la corte, el joven caballero iba y venía con la correspondencia un día mientras Carol recorría los jardines lo vio, no era del todo atractivo pero para ese entonces ella no conocía demasiados hombres aparte de los que vivían en el castillo, Ed la cortejo por varios meses, hasta que una noche mientras paseaba por los establos lo vio, fue ahí mismo que se entregó en cuerpo a aquel hombre quien después de eso desapareció, cuando volvió después de un tiempo le contó que se había casado y que ella no había representado nada en su vida, que era frigida y falta de pasión, aquello le rompió el corazón a Carol quien se volvió introvertida y distante, había entregado su primera vez a un hombre que jamás la valoro y ahora se veía en una encrucijada, si el rey deseaba una mujer pura y virginal, ella no podía serlo, por otro lado si se negaba a su petición quizá no sólo ella lo pagaría. Tal vez Rick, o sus sobrinos sufrirían las consecuencias, prefirió ir por el camino seguro.