Capítulo 4.

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Al día siguiente, todo en la oficina marchaba de maravilla, es extraño, porque nunca he estado tan bien.

Mi teléfono comenzó a sonar, era mi secretaria, me estresé. Ya sabía yo que esto de estar bien no me iba a durar mucho.

-¿Qué quieres? -Dije colocándome una mano en la frente.

-Siento molestarla pero Brouce está afuera, dice que tiene cita con usted.

-¿Cita? Ya claro, hágalo pasar.

No tiene cita y no sé por qué lo hago pasar.

-Buenas tardes.

-Primero se toca señor Jones y buenas tardes.

Éste se devolvió y tocó, lo cual provocó que riera.

-Así está mejor. ¿Qué supuesta cita teníamos?

-Usted ya lo sabe, ayer quedamos con algo inconcluso.

-Déjame pensar… -miré hacia la ventana y comencé a reír.

-Ay por favor señorita Smith, usted me quería besar y yo vengo a cumplir su deseo.

-Que modesto señor Jones, yo le he dicho que el que mucho habla poco hace.

-¿No me estará retando, cierto?

-Cada quien toma las palabras a su conveniencia.

Soltó una carcajada.

Deja de hablar de una buena vez Jones y bésame.

-Sus ojos me dicen, me piden que la bese.

Yo abro muchos los ojos.

-Si no le importa tengo mucho que hacer, le agradecería que se fuera.

-¿Acaso tiene miedo?

Sí, es eso.

-¿Qué cosas dice? Es claro que no.

-¿Entonces por qué quiere que me valla?

-Porque estoy ocupada y créame que con usted estoy perdiendo el tiempo.

-Está bien, me iré, pero quiero un favor a cambio.

-¿Qué sería?

-Acompáñame hasta el ascensor.

-Está bien, vamos.

El caballerosamente abrió la puerta y me dejo pasar primero, sonreí como una estúpida.

El ascensor quedaba justo al frente de mi oficina, así que caminamos en completo silencio, todos los que estaba ahí se nos quedaron viendo.

El oprimió el botón y esperamos ahí sin dirigirnos la palabra. Las puertas se abrieron, Brouce entró y de un momento a otro él me tomó del brazo y me obligó a entrar de un solo tirón.

-¿Pero qué hac… -no me dejó terminar porque empezó a besarme, claro, empecé a darle golpesitos en el pecho, pero en el fondo quería y esperaba este momento, después de unos segundos, cedí y empecé a disfrutar aún más del beso. Tenía los labios suaves y tibios, exactamente como me gustan y no lo niego besa bien, muy bien. Me tomó por la cintura y me acercó más a él, yo pasé mis manos por su cuello para profundizar más el beso. Unos segundos después se  volvió más apasionado, lleno de deseo, pero tuvimos que separarnos por la falta de aire, desafortunadamente.

-Asunto resuelto señorita.

Brouce había presionado el botón para parar el ascensor, así que volvió a presionar el primero.

-No te muerdas el labio Sara.

-Lo sien.. ¿Disculpa? Que me besaras no significa que ya tengamos confianza Jones, no te equivoques.

-No me importa tener confianza señorita. -Se acercó más a mí y me susurró al oído. –Lo prohibido se vuelve tentador. -Me estremecí ante el tono de sus palabras.

Las puertas del ascensor se abrieron y el salió.

-Hasta pronto señorita Smith.

-No, espera.

-Lo siento, usted quería que me fuera y eso haré. -Sonrió y me guiñó el ojo.

Y de nuevo se cerraron las puertas y quedé ahí, con sentimientos de confusión, pasé mis dedos sobre mis labios ¿Qué acaba de pasar? Me pregunté.

Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora