Capítulo 14.

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Me despedí de Brouce, salí de la empresa y me dirigí a mi casa.

-¿Daniel?

-Hola linda, al fin llamaste, me estaba preocupando.

-Siento no llamarte temprano, he estado muy ocupada en la empresa.

-Está bien, te entiendo.

-¿Puedes venir a mi casa? Hay algo que debemos hablar.

-Claro, sólo término unas cosas y voy, pero ¿es bueno o malo?

-Prefiero decirte cuando estés aquí.

-Está bien, nos vemos más tarde, adiós.

-Adiós.

Camino hasta la sala y me siento en el sofá.

Bueno ¿qué le voy a decir? Daniel, he estado acostándome con alguien más, bueno, sólo fue una vez y realmente me siento bien con él, porque me ha hecho olvidar mi pasado en un mes, que por cierto ni siquiera tú sabes sobre ello, lo que es muy descortés de mi parte porque tú y yo estamos en una especie de relación de un año y ¿sabes qué es lo peor? Que ni siquiera me siento mal por ti o me preocupo de que pasaría si te llegaras a enterar, bueno sí, algunas veces se me viene tu nombre a la cabeza… ¿qué diablos estoy pensado? Yo no puedo decirle eso, sería muy cruel.

El sonido de la puerta me saca de mis pensamientos absurdos.

-Hola Daniel, entra. –le digo y abro un poco más la puerta para que él pueda pasar.

-Hola. –dice y me deposita un beso en los labios y me siento incómoda por eso.

-¿Quieres tomar algo? –le pregunto cuando se sienta en el sofá, el me observa confundido.

-He… si claro ¿por qué no? –me da una sonrisa, que sonrisa tan jodidamente atractiva y perfecta tiene ¿por qué no lo noté antes?

Voy a la cocina por una taza de café, pienso en prepararme uno pero sé que mi estómago no lo toleraría en estos momentos.

-Bueno ¿de qué querías hablar? –me pregunta cuando le entrego la taza y me siento a su lado.

-Realmente no sé cómo decirte –suspiré –creo que necesito un respiro.

-Yo también lo creo.

-¿En serio lo crees? –esto fue fácil, realmente fácil.

-Sí, últimamente has trabajado mucho y eso no nos ha dado tiempo a los dos, creo que necesitas unas vacaciones.

¿Qué?

-No, no me has entendido, quiero decir que necesito un respiro en cuanto a nuestra relación.

-¿De qué hablas? Nosotros estamos bien.

-No Daniel, no lo estamos. Tú lo has dicho, yo trabajo mucho y ahora no es que me sobre el tiempo para estar con alguien.

-Pero podemos resolverlo, entiendo que estás ocupada y no importa.

-Claro que importa, tú necesitas a alguien a quien le importe estar contigo a toda hora y que no esté trabajado todo el tiempo, alguien que no sea yo. Es mejor que dejemos las cosas así.

-No, Sara… yo te quiero de verdad, yo quiero estar contigo. Es un año Sara, no lo tires a la basura porque sí.

Me gusta que me rueguen, pero este no es el caso, me siento  mal.

-Por favor Daniel, no hagas las cosas más difíciles, sabes que estoy tratando de decirte las cosas con calma y no quiero que eso cambie.

-Debe haber una razón lógica para esto, a ti nunca te importó el trabajo.

-Tú no me conoces, tu sólo crees saberlo, sólo sabes lo básico como que me llamo Sara Smith, que tengo 24 años y que soy dueña de Global Smith Enterprises  Inc.

-Si no te conozco es porque tú nunca me lo has permitido Sara.

-No es el caso, por favor Daniel no lo hagas más difícil.

-Está bien –dice al fin rendido –sólo permíteme estar cerca de ti, como amigos, supongo.

-No creo que eso sea bueno para ti o para mí.

-Por favor. –dice apenas audible.

Daniel realmente me quiere, se ven tan destrozado, ¿por qué dejé que las cosas pasaran así? Lo estoy haciendo sufrir y… me afecta verlo así.

-Está bien. –él levanta su cabeza y me mira, yo le doy una sonrisa.

-Discúlpame si hice algo mal.

-Tú no hiciste nada mal, al contrario, soy yo quien lo estaba haciendo todo mal y no era justo para ti.

-Creo que es mejor que me marche. –dice colocándose de pie.

-Está bien Daniel, te acompaño.

-No, yo conozco la salida. Adiós Sara.

Fue difícil decirle esto a Daniel. ¿Por qué lo hice? ¿Esto era necesario? Se veía tan destrozado y yo me siento la peor persona del mundo, no me había importado hacerlo hasta que apareció Brouce en mi vida, ¿por qué cambié? ¿Cambié? Sí, lo hice.

Estoy cansada, tanto física como mentalmente, apago mi celular y subo a mi habitación, necesito dormir.

No puedo. –digo irritada.

La imagen de Daniel está dando vueltas por mi cabeza ¿estará bien? ¿Qué diablos me pasa?  Todo esto es culpa de Brouce, si él no se hubiese aparecido en mi vida a mí no me importaría si Daniel está bien o no, pero ahora me siento culpable y tengo la necesidad de llamarle y preguntarle como está. No lo voy a hacer, yo no tengo porque, así que no.

Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora