-Un vodka doble. -Dije. -¿O sabe qué? Mejor deme la botella.
-¿Penas de amor?
-No, algo peor, el pasado que por lo visto ha vuelto a estar presente.
-El pasado siempre viene a dañarlo todo.
-Desafortunadamente. -Reí y él también lo hizo.
-¿De qué te ríes?
-Estoy hablando de mi vida con un barman. -Hice una pausa y suspiré. –realmente estoy mal, pero es gracioso ¿no crees?
-Cuando una mujer dice que es gracioso, no lo es.
Empecé a llorar, mierda.
-Oye no, no llores. -Dijo limpiándome las lágrimas.
-Para, ¿quién te crees? No vuelvas a tocarme.
-Tranquila, yo sólo trataba ser amable.
-¿Amable? Cuando un hombre dice que trata de ser amable, no lo es, sólo quiere llevarse a alguien a la cama. -Saqué dinero de mi bolso. –Toma y guarda el cambio. -Dije con brusquedad.
Subí a mi auto de nuevo y como era de esperarse rompí en llantos.
-¿Sí?
-Daphne… -Dije sollozando.
-¿Sara qué pasa?
-Mamá ha aparecido, me ha llamado.
-¿Qué? ¿Qué te ha dicho?
-Me dijo que no podía huir del pasado para siempre.
-Ella está en Los Ángeles.
-¿Por qué no me lo habías dicho antes?
-Porque lo siento Sara, creí que ella no te buscaría.
-Pues lo hizo, después hablamos.
Colgué.
Ya Sara por Dios, no puedes ser la débil de antes, tú eres más fuerte de lo que te imaginas, esto es solo un pequeño obstáculo.
Llego a casa y me acuesto en el sofá, hoy ha sido un día muy extraño, muchos sentimientos encontrados.
Tocan el timbre, pero no quiero abrir, no quiero ver a nadie. Siguen insistiendo, me estreso y al fin me decido a abrir de mala gana.
Abro y es brouce, le sonrío.
-Hola. -Le digo y lo invito a pasar.
Vamos a la sala y nos sentamos en el sofá, me observa por un momento.
-¿Cómo te sientes?
-Bien. -No me creas Brouce, no estoy bien.
Me mira fijamente y después me abraza.
-Has dicho la palabra ‘bien’ por mucho tiempo Sara, ya es hora de que seas sincera con los demás y más que todo contigo misma, di lo que sientes, dímelo a mí.
-¿Sabes qué siento ahora? Siento ganas de llorar, siento impotencia, me siento débil por no dejar de ser una estúpida llorona sentimental que se deja vencer por cualquier cosa, que se hace la fuerte pero al final termina hecha mierda el doble. Siento que no puedo más con esto y ahora que ha vuelto mi madre, pienso que todo lo que he llevado hasta ahora ha sido una completa mentira, creí por tres años haber superado el engaño del que era mi prometido, pero no, no lo hice ni lo haré, la herida queda ahí para siempre y me siento culpable, porque sé que yo no fui suficiente para él, por eso hizo lo que hizo. –Mis ojos se llenaron de lágrimas y empezaron a salir rápidamente.
-No te sientas culpable por algo que tú no hiciste y olvídate de eso de que no fuiste suficiente, eres más, mucho más de lo que una persona podría pedir. Sara, debes aprender que para que una herida sane hay que dejar de tocarla y no lo has hecho, te sigues lamentando.
-Suena a regaño. –Reí. –nadie me había hablado así, pero me sienta bien, tienes razón y ahora creerás que soy una completa estúpida.
-Es porque siempre llega alguien y le da un giro a tu vida.
-Me alegro que seas tú. –Sonreí.
Me acerqué a él y le di un beso en los labios, ambos sabíamos lo que iba a pasar y no hicimos nada para impedirlo.
…
Abrí mis ojos y lo primero que vi fue a Brouce sonriendo, le vi confundida, él intentó colocarse de pie pero yo se lo impedí.
-No, no te vayas.-sonrió.
Me acerqué más a él y lo besé, en ese momento tocaron a la puerta.
-No hay que abrir. -dije.
-Estoy de acuerdo.
Siguieron insistiendo, bajé mi cabeza y reí, le di un corto beso y ambos nos colocamos de pie. Bajamos las escaleras y abrimos la puerta, venía con una sonrisa pero se borró al ver que era Daniel quien tocaba.
-Daniel…
-Sara ¿quién es éste?
-Este tiene nombre y es Brouce. -dijo en un tono amenazante.-¿tú quién eres?
-Él es Daniel, mi…
-Su novio.-dijo completando mi frase.
Brouce me miró, aunque él ya lo sabía, sé que le molestó conocerlo.
Genial Sara, ¿en qué problema te has metido?
-¿Y qué hace aquí?
-Brouce trabaja para mi empresa, es nuevo y le estaba explicando algunos ejercicios. –Brouce y yo reímos.
-¿Qué es lo gracioso?
-No es nada, sólo que él es exageradamente bueno en eso. ¿Podemos hablar en otro momento? Tenemos que seguir trabajando.
-Quiero quedarme para ver lo que hacen. –dijo mirando a Brouce seriamente.
-¿Podemos dejar la escenita de celos para después? Yo te llamo más tarde.
-No es ninguna escena de celos Sara.
-Ya claro, vete Daniel.
No dijo nada más, se acercó para darme un beso pero giré la cara. Él salió y yo cerré la puerta.
-¿exageradamente bueno? –dijo tomándome de la cintura.-aquí la única exagerada y sorprendentemente buena para eso eres tú Smith.
-Lo sé. -reí.
-Ay pero que modesta.
-Yo no lo dije, me das ego. -Dije riendo.
-Bueno, voy a colocarme la ropa, tengo que irme.
Una punzada de dolor me atravesó el cuerpo.
-Está bien, pero mientras ¿quieres un café?
-Estaría bien, gracias.
Le sonreí.
Subí las escaleras con el café en la mano, me apoyé al marco de la puerta, él estaba terminado de colocarse la camisa.
-Gracias, nos vemos en la oficina ¿de acuerdo? Pero primero tengo que ir a mi casa y cambiarme de ropa.
-Está bien. –Me dio un corto beso y salió de mi casa.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.