-¿Qué? –pregunto sorprendida, la felicidad inunda mi cuerpo por completo.
-Sí, hace unos minutos.
-¿Y por qué nadie se había tomado el tiempo para decirme? –digo y realmente ni siquiera me importa que no me hayan dicho, ahora lo que importa es que Brouce ya despertó.
-No lo sé Sara, la emoción del momento, lo sentimos.
-Está bien –le sonrío –quiero ir con él.
Anne asiente y nos dirigimos a la habitación de Brouce.
Cuando estamos a punto de llegar, paro en seco y Anne fija su mirada de confusión en mí.
-¿Qué pasa?
-Él… ¿recuerda algo?
Tengo que saberlo antes de verlo, quiero saber si es cierto que no recordará nada. Tengo miedo, lo arruiné, soy una jodida estúpida, todo esto es mi culpa.
-No aún y no sabes cuánto me duele verlo así, nos mira como si fuéramos unos completos desconocidos –su voz se quiebra –pero tenemos que darle tiempo ¿de acuerdo?
Yo asiento y limpio mis lágrimas. He llorado tanto y parece ser que mis lágrimas nunca cesarán.
Entramos a la habitación y rápidamente Brouce fija su mirada en mí, cuanto extrañé ver sus ojos azules.
Le sonrío y él niega con su cabeza, es exactamente como nos conocimos, sólo que los papeles cambiaron.
-Hola –le digo tímidamente mientras me siento a un lado de su cama. Él se tensa.
-Hola… ¿Quién… eres?
Una puñalada más en mi corazón. La pregunta que tanto temí que me hiciera, mi cuerpo queda sin aire y siento como las lágrimas se acumulan en mis ojos.
-Soy Sara, Sara Smith. –él abre sus ojos en señal de sorpresa.
Por favor Dios, que me recuerde, que me recuerde –repito una y otra vez en mi mente.
-mm… ¿eres mi novia o algo así? –dice y me guiña el ojo, yo río.
Carajo, ¿está coqueteando conmigo?
-No, soy tu jefa.
-Oh, lo siento –dice y se ruboriza.
-Descuida, tenemos historia.
-¿A sí? No lo recuerdo. –dice y frunce el ceño.
-No lo repitas más –le suplico en un murmuro.
-¿Qué cosa?
-Nada, olvídalo –le digo fríamente, mierda Sara, tu actitud no ayuda –voy… voy a hablar con el doctor.
Él asiente y yo me coloco de pie torpemente. Me acerco a Jhon.
-¿Qué pasó?
-¿No te alegra que ya haya despertado?
-¿Qué? ¿Qué sucede con tus preguntas? –ruedo los ojos y él ríe –me refiero a que Brouce haya despertado repentinamente, según tú, él despertaría en unas semanas ¿no?
-Sí, créeme, yo estoy igual o más sorprendido que tú. Esto, seguramente, debe ser un milagro.
-Lo es –yo sonrío.
-¿Y sabes qué más es un milagro?
-¿Qué?
-Eso –Jhon señala a Brouce, quien observa cada uno de mis movimientos –sospecho que serás recordada muy pronto Sara.
-¿Tú crees? –pregunto sin quitarle la mirada a Brouce.
-No lo creo, estoy seguro de ello.
Las palabras de Jhon, inundaron mi corazón de esperanza y por fin, después de un año, puedo decir que soy feliz, pero esta felicidad no me durará mucho.
-Ahora nosotros iremos a comer. Necesitas alimentarte, no quiero atender a nadie más.
-Pero…
-Sin peros Sara Smith –me interrumpe y yo frunzo el ceño.
-Bien. ¿Dónde está Daphne?
-En la cafetería, con Edward.
-¿Edward? –pregunto confundida.
-Su novio ¿no lo conocías?
-Oh… algo me había dicho.
-Vamos ya.
Asiento.
-Ahora vuelvo Brouce –le digo.
-Eso espero, jefa –me guiña el ojo. Dios, él no cambiará.
Salimos de la habitación, entramos al ascensor y bajamos al primer piso.
-Pensé que nunca bajarías –dice Daphne abrazándome -¿cómo esta Brouce?
-Bien –le sonrío débilmente.
-Él te recordará Sara, sólo dale tiempo.
-Eso espero. –digo y observo a un chico detrás de mi hermana, él me sonríe y yo solo hago un movimiento con mi cabeza.
-¿Ese es Edward?
-Sí –dice y sus ojos se iluminan –amor, ven, quiero presentarte a mi hermana.
Edward se acerca.
-Sara, él es Edward Cox, mi novio. –él me tiende su mano y se la estrecho. Mi semblante es completamente serio.
-Sara Smith.
-Un gusto conocerte Sara. –dice y yo asiento.
No sentamos en una mesa apartada. Mi teléfono comienza a sonar, reviso la pantalla, es Daicy quien llama. La ignoro rápidamente, no quiero saber nada que tenga que ver con el trabajo, por culpa de eso, casi pierdo a Brouce.
-¿Y bien? ¿Qué quieres comer? –me pregunta Jhon.
-Nada, no tengo hambre –digo y me cruzo de brazos.
-Tienes que comer Sara, tus defensas están muy bajas.
-Deja de tratarme como a una niña –frunzo el ceño.
-Entonces deja de comportarte como una. –dice y yo río.
Después de tanto discutir, Jhon me trae un sándwich de queso y un café. Como sólo la mitad, lo cual provoca que se alteren todos.
-Vamos poco a poco, casi pierdo la cabeza y lo último que quiero es pensar en que debo comer.
-Bien –dicen Daphne y Jhon al uniso.
-Quiero subir.
En serio, esto es realmente patético, parecen mis padres.
-Pues ve.
-Ugh, pensé que tampoco me dejarían volver.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.