Llego a casa todavía aturdida por lo que pasó con Brouce.
-¿Sara?
¿Daniel no se ha ido? Mierda…
¿Qué dirá Daniel cuando se entere que lo engañaste? -Me dice mi subconsciente como cosa rara. -Exactamente eso no fue engañar o ¿sí? -¡Sara lo besaste y en un ascensor… de tu empresa! ¿Cómo le dices a eso? -No, no, no lo besé, el me besó a mí. -Ya pero lo disfrutaste, eso cuenta. -No tengo la culpa de que bese tan jodidamente bien y lo sabes.
Después de unos minutos de discusión conmigo misma le respondí a Daniel.
-Dime.
Bajó las escaleras y caminó hacia mí, yo le miré confundida.
-¿Por qué me ves así? -Depositó un beso en mis labios.
-No es nada, creí que ya te habías ido.
-Linda, acordamos que me quedaría esta noche contigo.
-Es cierto.
Se acercó y comenzó a besarme, luego me cargó en sus brazos y subió las escaleras hasta la habitación.
Me acostó en la cama y comenzó a desvestirme rápidamente, dejó un camino de besos por mi abdomen, subió a mi cuello y finalmente llegó a mis labios. Tomé su cabello e hice que se uniera más a mí.
Se separó de mí y por unos momentos creí que era Brouce quien estaba haciéndolo conmigo, sonreí.
-Bro…
-¿Qué?
-Nada… sólo sigue.
¿Cómo es posible que no deje de pensarte Jones? Sólo fue un beso, un insignificante beso.
-Nunca cambias, sigues siendo buena para esto. -Dijo acostándose a mi lado.
Empecé a reír.
-Tú no estás nada mal.
-¿Nada mal?
-Bueno, está bien, estás de maravilla.
-Lo sabía. -Dijo abrazándome por la espalda.
-Buenas noches Daniel.
-Buenas noches linda.
-No es justo que la defiendan a ella.
-Solo fue algo pasajero Sara, además, es tu prima.
-No me importa quien jodidos sea, esto no se lo voy a perdonar nunca.
Me desperté agitada. Sólo fue una pesadilla, cálmate.
-Hola cielo, hice café ¿Quieres un poco?
-Hola, sí por favor.
Por qué ahora, por qué justo ahora tienen que volver a mi cabeza esos recuerdos que tanto me hacen daño, por los cuales me he vuelto así. Todo está marchando bien y de verdad no es justo. He tratado de huir de mi pasado y creí que lo había logrado, pero no, me equivoqué, me duele, y duele mucho.
-¿Estás ahí Sara?
Reí.
-Sí, lo siento.
-¿En qué pensabas?
-Cosas que no valen la pena decir. -Dije dándole vueltas a la taza de café.
-¿Segura?
-Sí, segura. -Traté de sonreír, pero sólo salió una mueca. –Bueno, tengo que irme, nos vemos más tarde.
-Pero no has desayunado.
-Comeré algo en la oficina.
Le di un beso y salí de casa.
-Señorita Smith, Brouce está afuera, dice que tiene algo importante que hablar con usted.
Oh no…
Sentí escalofríos.
-Ti… ¿tiene cita?
Mi secretaria me miró raro. -Tal vez sea porque estás nerviosa, se te nota.
-Según él sí.
-Ahora no puedo atenderlo, tal vez después.
-Está bien señorita.
No puedo verlo, no ahora.
Brouce entró y detrás de él venía mi secretaria, me puse de pie rápidamente.
-¿Cómo que no puedes atenderme?
-Lo siento señorita Smith yo… -Dijo ella asustada.
-Estoy ocupada.
-No me importa que lo estés o no, necesito hablar contigo.
-¿Pero quién diablos te crees?
-¿Lo quieres saber?
-Déjanos solos Daicy.
Ella salió.
-Y bueno… -Le señalé la silla, el asintió y se sentó, yo también lo hice.
-¿Estás bien?
-¿Por qué me preguntas eso?
-Sólo respóndeme ¿Lo estás?
-Sí, lo estoy.
Suspiró aliviado.
-¿Qué pasa?
-Verás… tengo que cuidarte Sara.
-¿Cuidarme de qué?
-No sé qué sea, tengo que hacerlo, tú tienes que estar bien, es necesario para mí.
-No te entiendo Jones, explícame.
-No hay nada que explicar, lo siento así.
-Yo no necesito que me cuiden, puedo hacerlo sola.
-Sé que puedes, pero yo quiero hacerlo.
-Por qué quieres si ni siquiera me conoces.
Sonrió.
-Sara, las cosas siempre pasan por algo. Conocernos por ejemplo.
-Eso fue una casualidad. -Dije sin interés.
-No Sara, no lo fue. Las casualidades no existen y si nos conocimos fue por algo, algo importante.
-Esto sí que es raro.
-Lo es, pero las cosas son así, necesito tenerte cerca.
-Tú no puedes estar cerca de mí. -Bajé la mirada.
-¿Por qué lo dices?
-No soy… buena. -Suspiré.
-Yo sé que detrás de toda esa dureza hay una persona sensible a la que le hicieron mucho daño.
-No corras el riesgo conmigo, no quiero hacerte daño, aléjate de mí.
-Todos tenemos que correr el riesgo, tú eres mi riesgo.
Sonreí.
-Sólo prométeme algo.
-Lo que tú quieras.
-No te alejes de mi cuando realmente me conozcas.
-No lo haré Sara, te lo prometo.
Nos miramos fijamente y por fin, después de tanto tiempo me sentí especial, protegida, me sentí querida.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.