Día 1
El dolor sigue siendo insoportable, está acabando cada vez más conmigo. Se me dificulta respirar y pensar con claridad. No estar con Brouce me está matando, es una agonía con la que no podré vivir más.
Quiero devolver el tiempo, olvidar cada cosa que pasó durante estos años, olvidar el dolor, olvidarlo todo, pero si tuviera la oportunidad, jamás lo haría; jamás podría olvidar la pequeña felicidad que me brindó Brouce, jamás podría olvidar el pequeño infinito que me dio… nuestro pequeño infinito.
Si me hubiesen dicho que me enamoraría así de alguien y terminaría tan destrozada, juro que jamás lo hubiese creído. Todo esto es una locura.
Necesito a Brouce, lo necesito demasiado, quiero que esté junto a mí, quiero que me perdone por todo el mal que le he causado. Quiero que no me deje de amar, quiero me dé una oportunidad más.
Cuando caigo en cuenta, estoy justo fuera del edificio de Brouce. Estoy actuando por inercia, no sé qué hago… simplemente lo hago.
Toco la puerta, una, dos, tres veces y nadie me abre, suspiro pesada mente y maldigo para mis adentros. Cuando estoy a punto de irme alguien me abre, no estoy segura si es Brouce, porque solo abrieron la puerta.
Entro lentamente y veo que Brouce está sentado dándome la espalda en el sofá, el televisor no está prendido, simplemente él está ahí en silencio.
-¿Brouce? –mi voz suena débil y roca.
Él no se gira, pero veo sus músculos tensarse. Decido acercarme, él está viendo al suelo, coloco mi mano sobre la suya tratando de que me mire, es inútil, él la aleja bruscamente.
Comienzo a sollozar, no sirve de nada, está perdido.
-¿Qué haces aquí? –pregunta fríamente.
-Vengo a pedirte perdón, yo lo arruiné nuevamente y no puedo soportarlo –digo con dificultad, mis lágrimas no me dejan hablar bien.
-Eso ya no significa nada para mí.
-No digas eso, no me mientas. –mi corazón se estruja.
-Yo no miento, o tal vez si, tal vez eso lo aprendí de ti.
-No me hables así, me haces daño –digo en un hilo de voz.
-¿Entonces tu si puedes hacerme sentir mal? ¿Tu si puedes hacerme daño? ¿En dónde queda la igualdad Sara?
Jamás me había hablado de esta forma tan dura.
-Vuelve –murmuro.
-No Sara, esta vez no.
-¿Por qué? –pregunto sin dejar de llorar.
-Creo que es mejor que nos mantengamos distanciados.
-Eso es una locura Brouce.
-El tiempo nos dirá si al final nos valió lo dolido Sara. Mientras tanto, sigue con tu vida y por más que me duela decirlo y hacerlo, seguiré con la mía.
-Pero yo no puedo seguir sin ti –murmuro –me he acostumbrado a ti de una forma increíble, no puedes simplemente dejarme y aparentar que no tuvimos nada, que no me conociste o que no me amaste. ¿Qué pasará contigo, conmigo… con nosotros?
-Espera ¿qué? –pregunta riendo amargamente- nosotros jamás tuvimos algo Sara, tú nunca quisiste tener algo formal conmigo y ¿por qué intentarlo más? Estoy cansado de dar y no recibir, de amar y no ser amado, me destrozaste el corazón de tal modo que nadie podrá repararlo nunca y es irónico porque tu si podrías hacerlo. Estoy casando de nuestro ir y venir todo el maldito tiempo. Dios Sara, me cansé de tus jodidos rechazos constantes cuando intentaba algo más.
Y lo que él no sabe, es que yo lo amo con locura.
-¡Sólo dame una jodida oportunidad! –le grito con desesperación.
-No Sara, no más oportunidades para ti, esto simplemente se acabó –dice y mi corazón duele, él me mira fijamente esperando que diga algo, pero nada sale de mí, sólo se escuchan mis sollozos. Su mirada es fría, muy fría, jamás lo había visto así.
-Bien –al fin respondo.
Él me ve sorprendido, intenta decir algo pero se calla de golpe. Una lágrima rueda por su mejilla y él la quita bruscamente.
Lo he visto llorar tantas veces por mi culpa, pero en definitiva, esta vez, es la más dolorosa de todas, porque algo dentro de mí me avisa que nunca existirá una posibilidad para que esto sea.
-Entonces puedes irte –dice y vuelve a su posición inicial.
Me coloco de pie y me marcho silenciosamente, en el momento que salgo por esa puerta, me doy cuenta que mi vida no volverá a hacer igual, que todo mi mundo se vino abajo y que jamás en la vida podré ser feliz.
Subo a mi habitación una vez que llego a mi casa, me acuesto y reviso mi teléfono, me doy cuenta que tengo muchas fotos de Brouce ahí. ¿En qué momento le tomé tantas? Él se veía feliz pero ¿a quién engaño? Jamás fue feliz conmigo, sólo fingía para mí.
Soy una estúpida egoísta, estuve haciéndole mucho daño desde que nos conocimos, pero yo estaba tan perdida que no me di cuenta, yo lo necesitaba para mi propio placer y no me fijé cuanto sufría por mis rechazos. Pero lo que él no sabe, es que yo si me enamoré profundamente, y de nuevo, tienen mi corazón… o bueno, lo que queda de él.
¿Cómo es posible que una misma persona te haga sentir de lo mejor y, al mismo tiempo por cualquier error te haga sentir de lo peor?
-Se llama amor Sara –responde mi subconsciente.
¿Por qué me hace esto? ¿Por qué no me perdona y ya? ¿No sabe cuánto me hace sufrir con todo esto?
-Sara, él también está sufriendo y mucho, yo te lo advertí, más sin embargo no quisiste escuchar.
Basta, no me recuerdes lo infeliz que soy… debí escucharte o escucharme.
Sólo ha pasado un día y me siento vulnerable, frágil, me siento como si fuera de porcelana. Estoy rota, todo de mí ahora lo está. No me siento nada bien, esto es peor de lo que imaginé.
Lo amo tanto que duele y lo peor de todo esto es que no pude decirle que lo amo. Quisiera no rendirme, pero sus palabras hicieron que diera un paso hacia atrás. Tengo miedo, le temo a que cumpla sus palabras, a que tome en serio lo de la distancia porque estoy segura que yo no podría llevar eso.
No puedo más, mi vida no tiene sentido, me siento patética por llorar algo que nunca fue mío, que jamás existió.
-Regresa conmigo Brouce… por favor –repito muchas veces, decirlo no alivia el dolor, sólo lo aumenta porque sé que no volverá, sé que no escuchará.
No tienes por qué ser cruel conmigo, yo sé que quieres volver… ambos lo sabemos, quiero que vuelvas ahora ¿entendido?
Lo envío, espero que responda unos minutos, pero no lo hace, entonces le envío otro.
No juego Brouce, te quiero aquí ahora.
¿Estoy ordenándole que hacer? Vamos Sara, no puedo creer lo patética que eres, estás empeorando las cosas.
Lo siento, lo siento, lo siento. Estoy un poco nerviosa porque no estás conmigo y realmente no sé qué hacer, estoy en el límite. Por favor perdóname.
No lo hace, no responde, esperar me cansa y entre lágrimas y fuertes sollozos me quedo dormida.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.