Día 5
Te amo Brouce, te amo.
Me despierto en mitad de la noche repitiendo las mismas palabras de siempre sin dejar de llorar.
Ha sido así desde que Brouce me dejó, no dejo de despertarme y llorar como una jodida niña gritando su nombre y diciendo que lo amo.
Es imposible que lo olvide, incluso en mis sueños lo tengo presente y por más que lo intente, mis esfuerzos son totalmente mínimos.
Sé que sólo han pasado cinco días desde que me dejó, pero para mí han sido años. Es demasiado doloroso continuar con mi vida sin él en ella. Lo quiero conmigo, lo necesito conmigo.
Bajo las escaleras a pasos lentos dirigiéndome a la cocina. Saco un vaso y lo lleno con agua. Mi respiración es agitada, mi corazón late con fuerza, casi al punto de querer salirse de mi pecho. Es como un presentimiento, como si hoy fuese a pasar algo malo.
Tomo mi cabeza entre mis manos y comienzo a llorar desesperadamente otra vez. Quiero sacar este dolor de mi cuerpo y sé que la única manera de hacerlo, es que Brouce vuelva a mí.
Tengo que dejar que las cosas se calmen y después hablar con él ¿cierto?
Debo dejar de pensar en él, en lo mucho que lo amo y en lo perfecto que es. Debo volver a la empresa y distraer mi mente, es jodidamente imposible que deje de pensarlo si él trabaja para mí.
¿Qué voy a hacer con mi vida? ¿Qué voy a hacer con tanto amor? ¿Qué voy a hacer para recuperarlo? ¿Qué tengo que hacer?
No lo sé, no tengo respuesta a ninguna de esas preguntas.
Quisiera que todo esto acabara de una vez por todas, no puedo con este dolor que me mata lentamente.
Sin darme cuenta, son las siete de la mañana, pasé exactamente cinco horas perdida en mis pensamientos.
Subo nuevamente a mi habitación a ducharme y cambiarme, hoy, después de cinco días iré a la empresa y a verme cara a cara con un Brouce que seguramente está odiándome.
Mi secretaria cuando me ve, se coloca rápidamente de pie.
-Buenos días Señorita Smith, es un gusto volver a verla.
¿Es en serio? Siento ganas inmensas de humillarla como se merece, de decirle que mientras Brouce estaba con ella, él pensaba en mí. Jodida rubia de mierda.
-Necesito mis pendientes inmediatamente ¿de acuerdo? –digo fríamente y me dirijo a mi oficina.
Cuando entro, millones de recuerdos inundan mi mente.
El día en que por primera vez hablé con Brouce, como precisamente él, sin conocerlo pudo lograr ponerme nerviosa y ansiosa. Cuando nuestras miradas se conectaron y me sentí expuesta. Jesús, era un jodido dios. Lo malditamente imprudente que fue al preguntarme si quería besarlo y la jodida forma en la que me amenazó, eso definitivamente me volvió loca. No puedo evitar sonreír al recordar.
También recuerdo el día en que estaba dispuesta a decirle que lo amaba y el día en que lo jodí todo. Dios mío, parece como si hubiese pasado mucho tiempo, cuando en realidad, sólo han pasado cinco días.
Es como si pudiese ver cada momento que pasé con él justo aquí, mi mente me está jugando una mala pasada, no puedo evitar que unas cuantas lágrimas comiencen a salir. Me siento jodidamente mal.
Ladeo la cabeza tratando de alejar de mí esos pensamientos por un momento y comienzo a revisar las cosas que tenía pendiente.
Minutos después tocan a la puerta.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.