Capítulo 6.

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-¿Vamos a tomar algo? Yo invito. -Dice Brouce después de un largo tiempo de silencio.

-Sí, claro. -Le sonreí.

Salimos de la oficina y nos dirigimos a una cafetería que había al frente.

Se acercó la mesera.

-¿Tú que tomarás Sara?

-Un té está bien.

-Un té y un café cargado, por favor.

La señorita asintió y se retiró.

Pensé en Daniel… Oh diablos, ¿Cómo le voy a decir a Daniel?

-Brouce…

-¿Si?

-Yo… estoy saliendo con alguien.

De inmediatamente la expresión en su cara cambió.

-¿Con quién y desde cuándo?

-Se llama Daniel y desde hace un año.

-¿Por qué no me lo habías dicho?

-¿Qué esperabas? Apenas te conozco y yo no soy de esas personas que le cuentan su vida a un extraño.

-Sí, lo siento.

-No te preocupes.

-¿Y lo quieres?

Suspiré.

-Realmente yo no quiero a nadie. -Bajé mi mirada. –Pero sí le tengo aprecio, él ha sido una gran ayuda para mí.

-¿Por qué lo dices?

-Porque olvidé como hacerlo.

-¿Sabes? Yo te voy a enseñar.

Reí.

-Pues buena suerte.

-No te rías, es en serio.

-Vale, te creo. -Dije tratando de no reírme.

-¿Por qué piensas que no, tan difícil eres?

-No te lo alcanzarías a imaginar.

Me tomó la mano.

-Yo haré que sea posible.

-Confío en ti.

¿Por qué confías tanto en él? Es una persona como las demás, te puede hacer daño y mucho más que antes Sara.

-Me alegra que confíes en mí.

-No soy muy dada a confiar en las personas que se me acercan, tú tienes… algo especial.

No me dijo nada, sólo sonrió.

-¿Tienes familia?

-No. -Dije cortante.

-¿Por qué?

-Todos murieron hace tiempo, excepto mi hermana.

-Oh… lo siento mucho.

-No te preocupes, ¿Y tú?

-Sí, vivía con mis papás y mi hermana en Boston.

-¿Por qué estás aquí?

-No lo sé, supongo que quería nuevos rumbos y terminé en Los Ángeles.

-Ya veo. Yo tampoco soy de aquí.

-¿De dónde eres?

-Dallas, hace tres años llegué.

-¿En serio?

-Sí ¿Por qué te sorprende?

-Porque… Sara, Global Smith Enterprises Inc. es la más grande empresa de automóviles en Los Ángeles y está en casi todo el mundo. ¿Cuántos años tienes?

-Tengo 24 años.

-¿Cómo hiciste? Digo, es mucho en tres años y sólo tienes 24.

-Diría que con esfuerzo y dedicación se hacen grandes cosas. 

-Qué suerte ser tú.

-No sabes lo difícil que es ser yo.

-¿Por qué?

-Digo, estar en reuniones todo el tiempo, viajar y esas cosas, casi no tengo tiempo libre.

-Cada sacrificio trae su recompensa.

-Claro que sí. Bueno, ya no hablemos más de mí, cuéntame sobre tu vida.

-Tengo 26 años, no muy exitoso. -Rió. –Como ya te dije, tengo una hermana que es mi adoración, tengo una muy buena relación con mis padres, mi madre es médica y mi padre arquitecto.

-Buenas profesiones. -Sonreí. -¿tú que haces?

-Yo soy ingeniero en mecánica.

-¿En serio?

-Sí, te preguntarás por qué terminé siendo el que cubre al mensajero de tu empresa ¿no es así?

Asentí.

-Pues verás, no he tenido mucha suerte y necesitaba dinero para mantenerme aquí, un amigo me habló que necesitaban un mensajero por unas horas en tu empresa, entonces decidí tomarlo, era eso o nada.

-Que odisea. -reí. –Tal vez yo pueda ayudarte, necesitamos a un ingeniero en mecánica, uno de los que tenemos renunció.

-Yo no podría aceptarlo Sara, sería muy abusivo de mi parte.

-Para nada, en verdad necesitamos a uno y tú llegaste como del cielo.

Empezamos a reír a carcajadas.

-¿Siempre eres tan dramática?

-Algunas veces.

-Yo no puedo aceptarlo, ¿Qué dirían los demás empleados? Un día mensajero y al otro ingeniero.

-No me importa lo que piensen los demás, yo soy la jefa y puedo contratar a quien yo quiera, además, así podrías cuidarme. -Dije haciendo comillas. -¿Aceptas?

-Está bien. -Dijo no muy seguro.

-Bienvenido. -Le sonreí.

-Gracias.

-Vamos, te presentaré con los empleados y te daré una pequeña clase del funcionamiento de la parte mecánica.

-Vamos. -Se puso de pie y me extendió la mano, yo la tomé sin dudarlo.

Caminamos de nuevo hacia la oficina y una vez adentro llamé a todo el personal, pues tenía que decirles lo del nuevo empleado.

Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora