A la mañana siguiente.
Me removí en la cama y me sorprendí de que Brouce no estuviera allí, me puse de pie y caminé hacia al baño, pero no estaba ahí.
-¿Brouce? –nadie respondió.
Salí de la habitación y escuché la voz de Brouce.
-Siento no llegar a dormir amor, me quedé con alguien más…
¿Amor? ¿Alguien más?
-… no es nadie linda, sabes que sólo me importas tú, nos vemos más tarde ¿sí? También te amo, adiós.
¿Te amo? ¿Estoy escuchando bien?
Brouce salió de la cocina con dos tazas de café, así que entré de nuevo a la habitación.
-Ho…
-Vete. –no dejé que terminara su hipócrita saludo.
-¿Qué?
-Lo que oíste, vete de una maldita vez.
-Oh no… ¿me has oído hablar por teléfono?
-No importa ya, vete.
-Sara, esa conversación tiene explicación.
-No quiero oír tus estúpidas explicaciones y ¿para qué me las das? Tú y yo no somos nada.
-¿Y lo que me dijiste ayer? ¿Dónde quedó?
-Ya sabes cómo es la vida, todo puede cambiar de la noche a la mañana.
-Sara…
-Te vas ya. –le grito.
Me obedece y se va. ¿Cómo es que fui tan estúpida? ¿Por qué confié en él? –Te lo advertí. Es uno más, yo sabía que esto pasaría, pero sin embargo lo intenté.
-No lloraré –dije limpiándome las lágrimas –no otra vez. ¿Y por qué lloro? Si él ni siquiera me importa.
Me duché y me cambié, después de tirar el café que Brouce había hecho esta mañana y hacer un poco por mi cuenta, me dirigí a mi empresa.
-No quiero que nadie me moleste, sólo reuniones. –le dije con seriedad a mi secretaria, no la dejé responder y retomé el camino hacia mi oficina.
Entré y me senté en el escritorio, alcé mi mirada y vi la flor que Brouce me había regalado hace unas semanas atrás.
-Ni siquiera tuvo la delicadeza de regalarme una real. –reí – a la mierda. –dije y la arrojé a la basura.
Abren la puerta y es Brouce.
-¿Cuándo dejarás la maldita costumbre de entrar a mi oficina sin antes tocar a la puerta?
-Primero, deja de maldecir, segundo, nunca la dejaré, tercero, tenemos que hablar.
-¿No te quedó claro esta mañana que no te quería ver?
-Necesito explicarte Sara.
-No, no necesitas, así que ahora te vas o llamo a los de seguridad.
-Está bien, me iré, pero en algún momento tendrás que escucharme.
Antes de salir se detuvo.
-¿La tiraste? –dijo señalando la basura.
-Sí, no quería tener nada que me recordara lo vil mentiroso que eres.
-Yo no te he mentido, todo lo que te he dicho es cierto y muy sincero, es lo más real que he sentido por alguna persona.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.