Tres semanas después
Me despierto temprano, demasiado para mi gusto. Me coloco de pie y me ducho para después cambiarme.
Salgo de mi habitación a prepararme un café, la rutina de siempre, me estoy cansando de esto y definitivamente necesito algo que me haga vivir con locura.
-Sabes muy bien que locura necesitas Sara. –me recuerda mi subconsciente.
-Hola Daphne –digo por teléfono, justo cuando me subo a mi auto.
-Hola ¿cómo estás?
-¿Bien y tú?
-Bien ¿necesitas algo?
-Sí, justamente –digo colocándome el manos libres -¿puedes pasar por mi empresa más tarde?
-Claro ¿está todo bien?
-Sí, sólo necesito que me aconsejes en algo.
-¿Tú? ¿Pidiéndome consejos? –dice y ríe.
-Sí, yo ¿algún problema con eso? –digo ahora fastidiada.
-Ya lo siento, no hay ningún problema. Pasaré más tarde.
-Bien, adiós.
Entro a mi oficina y en ella está seguramente Brouce esperándome.
-Hola –digo depositándole un beso en los labios, luego lo abrazo.
-Hola –me sonríe -¿todo bien?
-Sí ¿por qué?
-Estás un poco cariñosa y feliz hoy.
-Hoy es un día perfecto Brouce y recuerda, tú me haces feliz.
-¿Qué? –pregunta sorprendido.
-¿Qué?
-¿Tú has dicho eso?
-¿Yo dije eso? –pregunto confundida –Digo… sí, yo dije eso.
-Te amo ¿lo sabías? –dice y me besa lentamente.
-Cómo olvidarlo, siempre estás diciéndomelo –río tímidamente.
Dios mío, ¿qué me pasa hoy? Oh, si… hoy le diré que lo amo. Ya no más comentarios a la defensiva. Hoy por fin, tendré el valor de quedarme y jamás marcharme.
-Eso quiero Sara, que jamás olvides lo mucho que te amo y cuan especial eres para mí.
-No lo haría –sonrío.
-Bien –dice y me abraza.
Amo cuando lo hace, me siento protegida y amada.
Alguien se aclara la garganta, lo cual provoca que nos separemos de golpe. Giro mi mirada rápidamente hacia la puerta, Daphne está ahí riendo seguramente por mi expresión de horror.
-¿Interrumpo algo? –pregunta tratando de ocultar su risa.
-Sí –responde Brouce.
-No –digo y lo golpeo levemente con mi codo.
-¿Segura? Estaban tan… -yo abro mis ojos con sorpresa y siento mis mejillas arder.
-¿Te puedes callar? –frunzo el ceño.
-Bien –ríe.
-Hablamos después Brouce –él asiente y se acerca a mí para darme un beso, luego se marcha.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.