Unas horas más tarde, salí de casa de mi hermana y sin pensarlo mucho me dirigí hacia el edificio donde vive Brouce.
-¿Brouce Jones se encuentra? –pregunto.
-¿Usted es…?
-Sara Smith.
-Oh sí señorita, él justamente acaba de subir. –asiento y subo al ascensor.
Me detengo enfrente de la puerta y nerviosamente toco el timbre, él minutos después me abre. Se sorprende al ver que soy yo quien toca.
-Hola –me dice, yo no le respondo, me quedo callada analizando una idea que se acaba de cruzar por mi mente.
Me acerco a él y lo beso, lo beso rápida y locamente, me corresponde el beso de igual forma. Cierra la puerta, me levanta y mis piernas le rodean su cintura, camina hacia su habitación, me acuesta sobre la cama y comienza a desvestirme. Sentía su necesidad de tenerme y lo sé porque son iguales a las mías, no podía más, quería sentirlo.
-Lo siento –le digo repetidas veces –me aterra que no sientas nada por mí, sólo ayúdame a confiar de nuevo.
-Shh –me dice sobre mis labios.
Le deseaba tanto, lo quiero siempre cerca de mí.
-Te quiero tanto Sara –dice sin dejar de moverse, sus hermosos ojos azules me veían fijamente.
Su respiración estaba acelerada, al igual que la mía.
Cuando termina, me besa y se acuesta a mi lado.
-No te alejes de mí nunca Brouce.
-Jamás lo haría. Te quiero. –dice y me da un beso en la cabeza. Mi cuerpo se tensa ante sus palabras y él parece notarlo.
-¿Tu… tú me quieres? –me pregunta nerviosamente.
-Sí, te quiero. –le digo seriamente. No me dice nada, sólo lo escucho sonreír lo cual provoca mi sonrisa.
-Me haces feliz –dice después de un rato.
-Y tú a mí –le respondo débilmente, ya que el sueño se estaba apoderando de mi cuerpo.
A la mañana siguiente me levanto antes que Brouce, él tiene sus piernas enredadas con las mías, me abraza y aún tenemos las manos entrelazadas.
Cuando al fin logro zafarme de su agarre, me dirijo al baño y me ducho. Salgo y decido colocarme la camisa que él tenía la noche anterior, que me queda un poco más arriba de los muslos.
Salgo de la habitación hacia la cocina a hacer el desayuno, decido fritar huevos con pan tostado y mantequilla, debo decir que la cocina no es mi fuerte.
Después de un rato, siento unas manos que rodean mi cintura.
-Buenos días –me dice Brouce y me besa.
-Buenos días. –digo girándome. Está sólo en bóxer, su cabello alborotado, sus ojos con un tono azul más profundo es jodidamente… encantador.
-¿Hace mucho despertaste?
-Oh no. –le sonrío.
-Te queda bien mi ropa ¿sabes? –dice guiñándome un ojo y yo río.
-¿Puedes sacar el jugo de naranja?
-Claro. –dice y camina hacia el refrigerador.
-Ya está –digo cuando termino de servir los huevos y el pan tostado.
-¿Por qué viniste?
Sabía que lo preguntaría.
-Bueno… quería disculparme, fui cruel ¿sabes?
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.