Capítulo 34.

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-Sara, esto me pone muy nerviosa ¿por qué no mejor esperas en tu casa y yo te llamo?

-Dios, no seas cobarde Daphne, estaré en la cocina, sólo asegúrate de hablar un poco alto pero no exageres.

-Bien –dice con frustración.

Minutos después tocan a la puerta.

-Ese debe ser Brouce, ve ahora a la cocina y no salgas hasta que yo te diga.

-Ya voy, ya voy –digo y me coloco de pie rápidamente para dirigirme a la cocina.

-Hola, Daphne.

-Hola, pasa, siéntate.

-¿Y bien? ¿De qué querías hablar? –pregunta Brouce.

-De Sara.

-Daphne, te dije que no quería hablar de ella, creo que es mejor que vaya.

-¿Qué? No, espera, sólo quería preguntarte cómo resultaron las cosas en la cena.

-Tú seguramente ya has hablado con ella.

-No lo he hecho, no contesta mis llamadas y no quiere recibirme en su casa Brouce, es por eso que pensé en preguntarte a ti. No he sabido de ella en estos dos días.

Mi hermana resultó ser buena mintiendo.

-¿En serio no sabes nada de ella?

-No ¿qué pasó entre ustedes esa noche?

-Nada bueno resultó de esa noche Daphne, ella comenzó a compararme con Jim.

-¿De verdad hizo eso? Porque ella tenía algo que decirte..

Que no le diga, que no le diga –repito muchas veces -¿De qué hablas? –pregunta mi subconsciente -¿No quieres que se entere? –No, bueno sí, es sólo que quiero decírselo yo.

-¿Qué era eso tan importante, Daphne?

-No tengo permitido decirte, lo siento.

-¿Entonces qué estoy haciendo aquí? –pregunta Brouce fríamente.

-¿Por qué no le das otra oportunidad?

-Me cansé de eso, ella me destrozó, ella no se merece más oportunidades.

No hables en serio Brouce. Mis lágrimas rápidamente se acumulan en mis ojos y comienzan a salir sin permiso alguno.

-¿Tú no la amas?

-Sí, la amo como un jodido loco.

-¿Y entonces?

-Y entonces descubrí que tengo orgullo y dignidad. Ella me estaba matando y lo gracioso es que me advirtió todo el tiempo que me haría mucho daño.

-Pero ella te quiere Brouce ¿no es suficiente para ti?

Brouce ríe y estoy casi segura que esa risa no llega hasta sus ojos, es una risa dolorosa.

-Uno no le hace tanto daño a la persona que quiere.

Lo lamento Brouce, lamento todo esto.

-Ella no sabe cómo reaccionar ante el cariño Brouce, tiene el corazón roto. Tú no sabes lo que pasó antes…

-Lo sé todo –interrumpe Brouce –y te juro que nada de eso me importó, lo único que quería era reunir cada trozo de su corazón y hacer uno nuevo junto con los míos.

-Tú eres importante para ella.

-No lo soy.

-Lo eres, Sara jamás le dice su historia a nadie. No sabes lo nerviosa que estaba la noche de la cena y ¿sabes por qué estaba nerviosa? Porque quería que todo resultara perfecto, quería que tu entenderías cuán importante eres en su vida.

-Pues linda forma de demostrarme que le importo, realmente me dolió como se comportó.

-Debes entenderla.

-¿Y quién carajos me entiende a mí?

-Pe-pero… lo que ustedes tenían era… amor.

-Quizá no era amor, tal vez, era esa pequeña necesidad de sentir algo diferente. Algo que marcara su vida por un momento. –dice con su voz casi quebrada.

No Brouce, yo realmente te amo y no sabes cuánto.

Mi corazón está doliendo mucho, este dolor es insoportable e inhumano.

-Tu no entiendes Brouce, si pudiera decirte lo que ella realmente siente, cambiaría tu forma de pensar.

-Entonces dime, porque esto realmente me está matando y estoy cansado de pensar que ella no siente nada por mí, que no le importa nada de lo que tenga que ver conmigo.

-Yo… no puedo. –mi hermana suspira pesadamente.

Estoy reuniendo las fuerzas suficientes para no salir de aquí y gritarle lo mucho que lo amo y que está muy equivocado al pensar eso, pero siento que si abro mi boca lo único que lograré es hacerle más daño.

-Me enamoré de alguien que no me quiso.

-Dios, Brouce ¿puedes dejar de decir eso?

-Tengo que irme Daphne y quiero que hagas algo por mí.

-Supongo que sí.

-No vuelvas a buscarme para hablarme de Sara, por favor.

Se acabó, definitivamente se acabó. Creo que no soportaré vivir con el pensamiento de que pude ser feliz con alguien que he amado más que a mi vida y que lo perdí por la misma razón, por miedo amarlo.

Escucho como abren y cierran la puerta, los pasos de mi hermana se hacen más notables. Estoy sentada en el suelo, con mis brazos alrededor de mis rodillas tratando de calmar el dolor que siento justo ahora.

-Sara, yo…

-No digas nada, por favor.

-Lo siento.

-Está bien, supongo que necesitaba oír a Brouce decirlo y así alejarme de él.

-No te rindas, tú realmente lo amas.

-¡No! –le grito -¡si yo realmente lo amara, no le hubiese causado tanto dolor!

-Pero Sara…

-Ya basta –la interrumpo –creo que es mejor que me marche.

-Está bien, sólo ten cuidado ¿sí?

Asiento y salgo de ahí rápidamente, subo a mi auto y comienzo a conducir sin ningún rumbo. El dolor y el desespero no me dejan pensar con claridad.

¿Acaso la vida está en mi contra? ¿Acaso nunca dejaré de sentir este dolor que está acabando conmigo?

Yo lo amo, lo amo más que a mi jodida vida y me arrepiento de no habérselo dicho. Dios, yo tuve muchas oportunidades, pero no, tenía que dejarme llevar por mi maldito pasado, por el maldito de Jim.

¿Por qué la vida es tan injusta conmigo? ¿Por qué me arrebata a las personas que verdaderamente amo?

No puedo más con esto, necesito a Brouce como necesito el oxígeno para vivir. Ya nada tiene un jodido sentido. Mi vida prácticamente se acabó, se terminó, desapareció.

Lo extraño mucho y probablemente él está pensando que yo no lo amo, debe estar odiándome a mí y al día en que me conoció.

En cambio yo, todos los días le agradezco al cielo por colocarlo en mi camino, por dejarme amarlo más y más.

Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora