Capítulo 30.

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-¿Por qué es todo esto? –pregunta cuando termina de cenar.

-Bueno, quería tener un gesto amable contigo.

Dile ya Sara –dice mi subconsciente.

-¿Segura? –pregunta observándome fijamente.

-Tengo algo importante que decirte.

-Pues dilo –me sonríe.                   

-No sé cómo empezar ¿sabes?

-¿Debería preocuparme?

-¡No! –grito moderadamente –estoy un poco nerviosa.

-Vamos, no hay por qué estarlo –me anima.

-Brouce, yo te…

Me detengo de golpe, mis nervios son remplazados por ira, decepción, mi corazón se estruja y comienzo a recordar cosas que me golpean justo en la cara.

Te amo Jim, estoy feliz justo ahora, aquí contigo. Es rápido, lo sé, pero para el amor no hay tiempo, no te asustes, yo no lo estoy ¿sabes? Estoy segura de lo que siento por ti, te amo, eres la razón de mi vivir y estoy completamente segura de esto, sé que jamás podré amar a nadie como te amo ti. Quiero que recuerdes algo, tienes mi corazón en tus manos, puedes hacer con él lo que quieras, te pertenezco, ahora soy tuya en cuerpo y alma.

Comienzo a llorar, me levanto bruscamente de la mesa y corro hacia mi habitación.

¿Por qué ahora? Estuve a punto de decírselo, no puedo y me enoja eso, lo amo, pero no puedo estar con Brouce cuando Jim sigue presente en mí. Ha pasado mucho tiempo y no logro entender por qué no lo puedo olvidar aún. Yo lo amé más que a mi vida y a él no le importó. Mi corazón murió en sus manos.

-¿Estás bien? –pregunta Brouce, no me había dado cuenta que él estaba abrazándome.

-¡No me toques! –le grito y me alejo de él.

-¿Qué te pasa? –está asustado, lo estoy asustando y no me importa.

-Tú eres igual que él, tú me harás el mismo daño que me hizo él.

Mis lágrimas aun descendían con mucha velocidad, yo las quitaba con brusquedad pero era estúpido, no servía de nada.

-¿De quién hablas? –su expresión ahora es de sorpresa -¿hablas de Jim?

-Sí, eres igual que él, lo sé.

-No digas eso, me estás comparando con él. Yo no soy como como él, yo no soy él. No soy quien te hizo llorar y lamentarte por años. Yo solo me he dedicado a hacerte feliz.

-Eso es ahora ¿y cuando pase más tiempo qué? ¿también te irás?

-¡No! –grita –te prometí que no me alejaría y lo cumpliré.

-¿Entonces te quedarás por qué yo te lo pedí? ¿Por qué me tienes lástima? No me quieras si es por compasión.

-No Sara, me quedo porque quiero hacerlo y lo sabes.

-No lo sé –murmuro.

-¿Es que nunca te quedó claro cuánto te amo? ¿Acaso no has notado todo lo que haría por ti?

-Tengo miedo Brouce.

-No tienes por qué tenerlo, yo jamás podría hacerte daño.

-Tu no entiendes –río amargamente –a ti no te engañaron un día antes de tu boda con alguien de tu familia, a ti tu familia no te apoyó cuando más los necesitaste, a ti no te buscaron para explicarte las cosas, a ti no te rompieron el corazón cruelmente.

Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora