-Ey –digo sonriendo cuando entro a la habitación de Brouce -¿Cómo te sientes?
-Bien… confundido, aún no puedo recordar nada y eso me molesta.
-Está bien, con el tiempo lo harás –digo y trato de convencerme también.
-¿Y exactamente qué fue lo que me pasó? –pregunta y mi cuerpo se tensa.
-Nosotros podemos decirle Sara, si no te sientes bien –me dice Anne.
-No, está bien, es mi deber decirle. ¿Pueden dejarnos solos, por favor? –le sonrío débilmente.
-Está bien –Patrick sale y Anne le deposita un beso en la frente a Brouce antes de salir.
-¿Por qué es tu deber? –Brouce me mira con confusión.
-Porque yo fui la culpable de todo. –mis lágrimas amenazan con salir.
-¿Tú? –ríe –una mujer tan linda como tú no sería capaz de hacer tal cosa, jamás le harías daño a nadie.
-Te equivocas Brouce, desde que nos conocimos eso es lo que he hecho, hacerte daño.
-Supongamos que es así, ¿qué fue lo que pasó? –pregunta y yo suspiro.
-Vamos por partes, teníamos una junta muy importante y tú eras parte esencial de esto…
-Espera –me interrumpe -¿por qué era importante?
-Porque eres ingeniero en mecánica e íbamos a diseñar un nuevo auto.
-¿Trabajo en una empresa de autos? –pregunta sorprendido -¿Cómo se llama?
-Global Smith Enterprises Inc.
-Suena importante.
-Lo es –digo y río -¿puedo continuar?
-Adelante. –me sonríe.
-Tu no llegaste a esa junta –hago una mueca de dolor –yo me enojé porque fuiste un completo estúpido, literalmente lo fuiste.
-Dolió… pero seguramente lo fui. ¿qué pasó después?
-Discutimos porque fuiste un estúpido de nuevo, te metiste con algo que… me dolió –bajo la mirada recordando lo que sus palabras me hicieron sentir –entonces corrí, tú me seguiste y entonces pasó –digo y mi voz se quebró.
-Ven –dice y da unas palmadas en su abdomen.
-No puedo. –digo en un hilo de voz.
-Sí puedes, sólo quiero abrazarte, en cierta forma me siento culpable de que llores por mí. –le obedezco y dejo que me abrace, Jesús, necesitaba tanto esto.
-Por favor, recuérdame –comienzo a llorar fuertemente, él hace que lo mire y limpia mis lágrimas.
-¿Yo soy importante para ti? –pregunta tímidamente.
-Lo eres, eres jodidamente importante para mí.
-¿Y tú para mí?
-Bueno… tú me declaraste tu amor después de cuatro semanas de conocerme.
-Tomo eso como un sí –dice y ambos reímos.
-Te extrañé tanto –digo e inmediatamente me ruborizo.
-Quieres… ¿quieres ir despacio? Esto es demasiado para mí. –mi corazón se detiene.
-Lo siento… estaré… estaré afuera. –digo y bajo de su regazo rápidamente.
-Sara… -murmura.
-Está bien, necesito un poco de aire, tal vez vuelva más tarde –digo nerviosamente y salgo de la habitación, una vez fuera, me apoyo en la pared y caigo hasta estar sentada en el suelo.
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Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*
RomanceDespués de ese día dejó de ser la misma, se convirtió en una chica fría, sus ojos ya no reflejaban la dulzura de su alma... hasta que lo conoció a él.