Capítulo 26.

115 8 2
                                    

Daphne conducía mientras mi mirada estaba completamente perdida, mis lágrimas bajaban a gran velocidad y estaba en posición fetal.

¿Por qué siento tanto dolor? ¿Acaso no era esto lo que quería? ¿Acaso no fui yo quien le dijo que era mejor que no me recordara? Y ahora me doy cuenta del gran error que cometí, soy una maldita cobarde por dejar ir lo que amo, ahora, seguramente ella lo está haciendo feliz.

-Sara –dice Daphne dándome un leve empujón –entremos.

Asiento y bajo del auto, busco las llaves en mi bolso y abro la puerta de mi casa.

Mi desesperación es tan grande, que la única forma de calmarla es tirar todo a mi paso y lo hago, tiro todo lo que mis manos pueden soportar, grito y lloro con mucha desolación. Llegué a tal punto donde he perdido completamente el control sobre mí.

-¿Por qué tuve que dejarlo ir? –grito.

-Sara cálmate por favor –ahora ella también llora.

-¡No! ¡Soy una estúpida, una imbécil!

-No lo eres, solo hiciste lo que creíste correcto.

-Lo amo. –digo rendida y caigo de rodillas, Daphne me abraza y pasa una y otra vez su mano sobre mi cabello tratando de tranquilizarme.

-Vamos a dormir ¿sí? –dice y yo niego con la cabeza, estoy segura que aunque quisiera hacerlo, no podría. –estás muy alterada Sara, lo necesitas.

-Lo necesito a él –murmuro.

-¿Dónde está mi hermana fuerte? ¿La que juró que jamás dejaría que un hombre la derrumbara de nuevo? ¿En dónde quedó? Porque ahora solo veo a la que se rinde con mucha facilidad.

-Esa Sara, murió el día en que se enamoró de Brouce Jones –le digo y comienzo a llorar de nuevo.

-Por favor Sara, me parte el corazón verte así. Duerme un poco.

-¿Si subo a mi habitación, dejas de insistirme?

-Sí –me sonríe de lado.

-Bien –digo y nos ponemos de pie, subimos a mi habitación y me acuesto boca abajo. Daphne seguía masajeando mi cabello y poco a poco el sueño se apoderó de mi cuerpo.

-Porque… -Sonrió y giró a verme. –Son cuatro semanas juntos, eso fue lo que me llevó. Cuatro semanas para enamorarme de ti.

-Y yo de ti Brouce, estoy perdidamente enamorada –le sonrío.

Y entonces me despierto y me doy cuenta de la jodida realidad en la que estoy, amando a una persona con cada partícula de mi cuerpo que está con otra.

¿Es que acaso en mis sueños tampoco lo puedo olvidar? ¿O por lo menos dejarlo de pensar un poco? Me mata sólo soñarlo y no tenerlo a mi lado.

Ahora me doy cuenta que yo si pude hacerlo feliz pero demasiado tarde, como siempre.

-¿Quieres desayunar? –me pregunta Daphne con suma delicadeza.

-No –digo y me giro dándole la espalda.

-Vamos Sara, no has probado comida alguna, sólo el desayuno de ayer.

-¿No entiendes que no quiero nada? O sí, sí quiero algo, quiero estar acostada todo el jodido día sola.

-Bien –suspira pesadamente –si necesitas algo, sólo llámame ¿sí?

Completamente sola, así debería estar siempre. Lo arruino todo con cada cosa que hago, arruiné lo que hubiese tenido con Brouce, mi hermana se está cansando de mí y no tengo una madre que esté aquí diciéndome que todo estará bien.

Antes y después. *PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora