Capitulo 8: Mamá, ellos son Beto y Trisha.

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Al día siguiente, ya teníamos una rutina. Humberto me recogía en casa y cuando llegábamos al colegio Trisha nos estaba esperando. Hablábamos un rato mientras empezaba la clase. Comíamos juntos en el almuerzo. Luego a veces veía a Trish en la última clase, nos reuníamos con Beto en el parqueadero. Y me llevaba a casa.

Hoy fue algo diferente. Como mamá los quería conocer, no sé por qué, créanme estaba tan sorprendida como ustedes, les dije a los chicos que podíamos reunirnos en mi casa. No les dije nada acerca de mamá, solo por si por alguna razón, no llegaba a casa como lo había prometido. Estuvieron de acuerdo, sobretodo Trisha que tenía mucha curiosidad por conocer mi casa.

Para mí, mi casa era lo más normal del mundo, obviamente ya estaba acostumbrada. Pero creo que para Trisha podría parecer algo del otro mundo. Y eso me avergonzaba un poco, para mi esas cosas no eran importantes en realidad.

Quedamos de vernos en el estacionamiento como siempre hacíamos. Pero cuando llegue al auto de Humberto, solamente me estaba esperando Trisha.

- Hola.

- Hola, y Beto?

- Tiene que quedarse otra hora para una clase, pero él llega a tu casa. Por lo pronto, estas atrapada en el auto conmigo.

- Es tanto sacrificio – dije siendo un poco dramática. Las dos reímos.

Afortunadamente Trisha tenía un gusto para la música variado, así como podía escuchar música con Humberto, podía hacerlo conmigo, por lo que no tuvimos ninguna discusión por la música en el auto.

- Siempre me sorprendo viendo tu casa de afuera ¿sabías?

- No.

- Es que es tan grande, y bonita.

- No es nada del otro mundo.

- ¿Sabes qué otra cosa me sorprende siempre?

- ¿Qué?

- Que no te importen esas cosas.

- Ah.

- Es que no te gusta comprar, no te importan las cosas materiales, piensas en un futuro. Eso no se ve siempre, y menos con alguien que vive en este barrio.

- Ya entiendo, no sé qué paso conmigo, creo que soy la oveja negra de por aquí, nunca me intereso realmente nada de eso. Simplemente quiero estar tranquila.

- Te admiro por eso, pero entremos ya – me reí.

Entramos en la casa, Trisha quedo con la boca abierta mirando todo. El recibidor, la sala de estar y hasta la cocina, debo aceptar que la cocina era despampanante. Nancy estaba en ella, la saludamos, le advertí que Humberto venia en una hora y que por favor nos preparara  la merienda. Después subimos al segundo piso en donde estaba mi cuarto.

- Waoooooo, tu cuarto es genial!!! Lo quiero, cambiemos de casa ¿sí?

- Cuando quieras – sonrió.

Mi cuarto es extremadamente grande para mí, si les hablo sinceramente, es color lavanda, con grandes ventanales. Eso es algo de lo que más me gusta, la luz. Tengo una cama extra grande, con algunos almohadones. Un escritorio, algunas estanterías con libros, un sillón para leer. A parte del baño y el armario.

- Ok, oficialmente amo tu cama, no me iré de aquí, es grande y esponjosa – no respondo nada porque sinceramente estoy divertida con Trisha – ok ya me calmo, lo siento, estoy siendo súper intensa, pero es que no siempre se ve un cuarto así, es estupendo.

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