LA VUELTA AL SOL

Capitulo 16: No tienes por qué agradecer nada, somos amigos ¿no?

Después de mandar nuestras solicitudes sentimos la paz en nuestra mente. Ya no estábamos estresados, teníamos más vida social, nos enfocábamos más en la escuela y nos reíamos más.

Ya estábamos en noviembre y pronto llegarían las vacaciones de navidad. No es que en mi casa fuéramos muy navideños, nunca lo habíamos sido, pero el simple hecho que pudiera dormir hasta tarde hacía de las vacaciones un gran acontecimiento.

Había estado pensando desde hace una semana en invitar a los chicos a mi casa de la playa. Quería relajarme y no pensar en la escuela, la universidad o mi familia.

El problema radicaba en que 1. Los chicos eran realmente orgullosos y no sé si iban a dejar que los invitara y 2. No sé si querían dejar a sus familias en navidad, sobretodo Beto que tenía solamente a su madre.

Pensé además en invitar a Sebastián, hablábamos cada que podíamos, pero la escuela y nuestros respectivos amigos no dejaban que nos viéramos mucho y lo extrañaba, había sido una constante amistad desde hace mucho y también quería que conociera a Humberto y Trisha.

Sebastián me había estado pasando información acerca de mis ex amigas en su actual colegio. Me había contado que habían llegado con muchos humos en la cabeza pero que no era igual que mi colegio, allí todo el mundo quería reinar, había más competencia, y como todos tenían influencias, nadie se dejaba mandar. No es que me alegrara sino que sentía un fresco porque estaban recibiendo un poco de su propia medicina.

Íbamos a trabajar en el proyecto de Literatura de estas semanas. Habíamos leído "Divergente", y aunque ya me lo había leído, había sido divertido discutir con mis amigos, además que también en una noche habíamos visto la película y realizado la comparación entre las dos. Definitivamente el 80% de las veces, no hacen un buen trabajo con las adaptaciones.

Hoy tocaba trabajar en la casa de Humberto, era donde más nos gustaba trabajar, pues la mayoría de las veces no había nadie y nos rendía mas.

Habíamos avanzado bastante en el trabajo escrito cuando Trisha dijo que era necesario un descanso. En realidad respire porque ya me dolían las manos de tanto escribir.

- Ya casi vacaciones, necesito dormir... - dijo Trisha.

- Yo también – le respondo – es en lo único que pienso...

- Sí que les gusta dormir ¿no?

- Claro, de que otro modo vamos a seguir jóvenes y bellas – nos reímos todos.

- Ugggg lo que no quiero es que llegue la navidad ¿ustedes saben la cantidad de familiares que tengo que recibir en casa? Como 500.

- Nosotros nada más vamos con mis abuelos. Somos 4.

- Pues la mayoría de las veces me arrastran a cenas con los amigos millonarios de papá, así que cosas familiares, cero.

- Bueno, ya sabemos quién la tiene peor ¿no?

- De hecho... - dije tanteando el terreno – tenía una idea, pero no sé si quieran – me quedaron mirando – Mi familia tiene una casa en la playa, podríamos ir, si quieren.

- ¿Una casa en la playa?

- Si, en Punta Beach, tiene todo.

- Pero...

- Ya sé que no les gusta abusar de mi o como sea, pero yo les estoy ofreciendo mi casa, si quieren, podemos comprar la comida entre los tres, aunque yo creería que no es necesario.