LA VUELTA AL SOL

EPÍLOGO: Parte I

- Marisa ¿Ya tienes listo en informe sobre "No dejes plantada a tu mujer" que te pedí ayer?
- Si jefa, ya se lo llevó.
- Gracias – respondí por el intercomunicador.
- No entiendo por qué sigues trabajando si tienes un vuelo mañana ¿Por lo menos ya armaste tu maleta?
- ¿Y tú crees que en una maleta va a caber mi vida?
- Andrea...
- Mora...

Mora era mi mejor amiga aquí. En Londres. Había estado a mi lado desde la universidad y ahora trabajábamos codo a codo en la editorial "Colours of true". Trabajábamos, en pasado, porque me habían mandado de vuelta a mi país para abrir una sede de la editorial allá.

Por un lado estaba feliz, volvería a mi país, a mi casa, vería a mamá y papá, hacía un tiempo que no lo hacía. Pero por otro lado volver, me traería muchos recuerdos, buenos claro está, pero recuerdos que...

- No te pongas así, volverás a tu casa - dijo Mora viendo mi cara. 
- Lo sé - dije tomándola de la mano - pero te voy a extrañar.
- Yo también.
- Jefa, informe - entro Marisa, mi secretaria a entregarme el último informe que debía dejar listo. 
- Gracias Marisa.
- Bueno, ya que Marisa trajo el famoso informe por que no dejamos el trabajo hasta aquí y nos vamos a comer, tengo demasiada hambre.
- Tengo que dejar todo resuelto Mora, para mi reemplazo.
- Pero si tienes todo resuelto hace dos semanas Andrea, tu solo sigues sacando más y más cosas, ya te estás pasando.
- Tú sabes que...
- Sí, sé que eres una obsesiva con tu trabajo, pero te vas, ya está todo listo ¿Cierto Marisa? - grito Mora para que mi secretaria barra asistente la escuchara.
- Todo listo - respondió ella desde su escritorio.
- ¿Ves? Ya puedes irte.
- Ok, salgamos de aquí. 

Organice los informes de los libros que publicaríamos próximamente. Apague la laptop y recogí mis cosas, saliendo de la que a partir de mañana ya no sería mi oficina.

Me despedí con mucha tristeza de Marisa que me había seguido por toda la empresa prácticamente desde que empecé y ya me conocía de los pies a la cabeza.

En el camino me despedí de más gente, diciéndome que me extrañarían y que me deseaban lo mejor. Extrañaría esta gente, este ambiente.

Salí con Mora de la empresa con desánimo. Estaba feliz de volver a mi país pero ya estaba acostumbrada a esto e iba a ser duro experimentar otra cosa.

Había sido igual cuando llegue a Londres, otra gente, otra cultura, pero con el tiempo me adapte y ahora no puedo pensar en mi vida allá.

Encontramos un restaurante italiano y comimos como reinas, al fin y al cabo sería nuestra última comida juntas en algún tiempo. Hasta que yo volviera o ella fuera a visitarme.

Luego de la comida fuimos a mi casa. Ya tenía prácticamente todo listo. Las maletas estaban hechas. Había vendido prácticamente toda mi vida, porque mudarse al otro lado del mundo no era práctico. Y debía entregar el apartamento temprano. Mora me ayudo a empacar las últimas cosas y se fue.

Me dijo que vendría mañana a recogerme para llevarme al aeropuerto. El vuelo salía a las 10 am.

Me puse el pijama por última vez pisando suelo londinense y me dormí.

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Mama me estaba esperando en el aeropuerto. La despedida con Mora había sido sentimental y llorosa. Teniendo en cuenta que habíamos estado juntas por 10 años. 

Poco tiempo después de irme, mi madre se trasladó a la ciudad como habíamos quedado, ahora manejaba una revista mucho más grande que le quitaba mucho más tiempo pero me había agradado ver que lo había maniobrado de la mejor manera.