Capítulo 32: Carta de aceptación.

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En ese momento ya estábamos por entrar a Abril, el tiempo se había pasado demasiado rápido y más temprano que tarde se terminaría el año escolar y tendríamos que ir a la universidad. Pronto llegarían las cartas de aceptación y afortunadamente no habíamos pensado en eso en los últimos días. Aun menos Humberto.

Pero desgraciadamente mamá si había pensado en eso y me sentó en la cocina a hablar con una taza de té ¿algo más cliché que eso?

- Hija ¿Cómo estás?

- Bien – le respondí medio en pregunta.

- Este mes llegan las cartas.

- O la carta.

- Hay que ser positivas Andre.

- Lo se mamá, pero también realistas, y como puede que lleguen tres cartas de aceptación puede que llegue una.

- Van a llegar tres, te has esforzado demasiado para ello.

- Y luego tendré que escoger.

- ¿Te quieres ir lejos?

- No lo sé mamá, aun no lo sé.

- Si te quieres ir lejos no te lo impidas por mí.

- ¿Por qué crees que haría eso? – me reí.

- Te conozco – dijo también riéndose.

- Mamá, no tengo la menor idea de donde quiero ir, por eso mismo envié tres solicitudes ¿Por qué no esperamos a que lleguen y de ahí miramos que voy a hacer? ¿Te parece?

- Ok, está bien.

- Lo que elija lo sabrás.

- Gracias hija.

Era sábado y después de esa conversación con mamá, no quería quedarme en casa haciendo nada, así que escribí en el grupo.

"Holi piruli ¿hacemos algo hoy?"

Se demoraron un tiempo en escribir.

"Lo siento Andre, voy a tomar algo con...

Papá"

Me respondió Beto.

"Ningún problema, puede ser noche de chicas"

"Emmm, lo siento Andre

Pero voy a comer con mi familia"

"Uh ok, mirare a ver qué hago, que se diviertan"

Busque a Sebastián en el chat.

"Sebas ¿qué hacemos hoy?"

"Hola mejor amiga, lo siento ya tengo planes"

"Ok, hablamos después"

Creo que no tendria planes esa noche.

Después de eso, Beto empezó lentamente a salir con su padre, a conocerse, tenían 18 años que desatrasarse. Por otro lado Trisha nos estaba dejando metidos frecuentemente a Beto y a mí, por ir a comer con su familia, lo cual era realmente raro pues a su madre no le gustaba salir a comer afuera, le gustaba más cocinar.

Salí algunas veces a comer con Sebastián pero siempre andaba con afán por planes con sus amigos, uggggg me estaba quedando sin gente, lo cual esa irónico pues nunca había tenido gente en realidad.

El tiempo pasaba y pasaba rápidamente, se apresuraron las cartas y por ende mi cumpleaños.

Una tarde de lunes llegue a casa, revise el buzón como hacia todos los días, saque lo que había dentro pero no lo mire. Entre a casa y como siempre mamá no había llegado, era muy temprano para ella, pero Nancy tenía la merienda preparada.

LA VUELTA AL SOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora