Capitulo 17: Te gusta mucho ese chico ¿no?

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Al otro día al llegar a la escuela, Trisha vio mi cara, había dormido nada más unas cuantas horas, así que tenía una ojeras tan grandes que parecía un panda, además que todavía me sentía rara, triste. Las cosas iban a cambiar de alguna manera.

Trisha me escucho, me abrazo y me contuvo, igual que Humberto. No preste casi atención a las clases de ese día. En el almuerzo Humberto me trajo la comida. El día pasaba como si yo no hubiera estado presente.

Al final de día seguía igual, me la pasaba pensando que había pasado entre papá y mamá, o entre papá y yo para que todo hubiera terminado así. No lo sabía, quizás mi madre sí, pero no era el momento oportuno para preguntarle aun.

Al final de la semana, ya me estaba acostumbrando al hecho que mis padres se separarían. En la casa casi nada había cambiado, igual papá últimamente no estaba en casa, no lo veía ni nada. Eran los pequeños cambios lo que en realidad me hacía notar que ya no estaba. Como que Nancy ya no preparaba su desayuno, que no había ropa suya en el patio. Algunos de sus libros habían desaparecido. Y mamá dormía sola cada noche mientras escuchaba jazz, papá odiaba el jazz.

No sé en qué momento papá saco su ropa y sus cosas de la casa, fue quizás mientras estaba en la escuela, pero cuando llegue todo se sentía más vacío, más solo.

Mamá trato que aquello no me afectara demasiado y había comido conmigo cada noche de esa semana. Hablaba conmigo de la escuela, le conté que había mandado solicitud para su alma mater, vimos algunas películas y le agradecía que estuviera haciendo todo eso por mí. Pero cada día me seguía cuestionando si quizás el divorcio había sido mi culpa.

El fin de semana la pase con Trisha y Humberto, mi mamá tenía un viaje del trabajo, así que me dejo invitarlos a ambos. Mi mamá confiaba mucho en mí, si puedo decirlo.

El lunes en la escuela teníamos clase de plan lector con Trisha. Era la única hora que pasábamos solas, así que aprovecho para hablar de Humberto.

- Humberto ya casi cumple años, Andrea.

- ¿Si? No tenía la menor idea.

- El dos, cumple 18. No sé qué podríamos hacerle – pensamos durante unos minutos.

- Tengo una idea, pero por favor no me digas que no.

- Dime.

- Podemos hacerle una pequeña fiesta en mi piscina - lo pensó un ratico. 

- Sí, me encanta esa idea, que sea sorpresa. Invito a algunos amigos de sus clases, su madre, pastel y helado ¿Te parece?

- Me parece perfecto.

- Yeiii todo hecho.

- Señorita Manríquez, por favor silencio.

- Sí, señor, perdón – nos reímos en silencio.

Después de la clase antes de llegar al estacionamiento continuamos con la conversación. No tenía la menor idea que Humberto iba a cumplir años. Era el primer cumpleaños que íbamos a pasar juntos, como amigos, claro está, y quería que fuera especial para él.

- Si quieres yo me encargo de la organización, sé que eso no te gusta mucho.

- Por favor – le dije.

- Está bien, se me ocurre que lo invitemos a comer a alguna lado, normal, pasamos a recogerte y pummmm sorpresa.

- Me parece perfecto Trish.

- Ya sé que soy lo mejor.

- Si si, voy a hablar con mamá esta noche y te aviso para empezar a organizar todo, ya sabes que si necesitas cualquier cosa me dices, quizás mamá también pueda ayudar.

- Si si, ama a Humberto, no sé por qué. También le avisare a la mamá de el por si quiere ayudarnos con algo ¿te parece?

- Claro.

Seguimos arreglando algunas cosas más. Cuando llegue a casa hable con mamá y no hubo ningún problema. Perfecto, iba a ser un gran cumpleaños.

Ahora, la pregunta del millón ¿Qué le regalaba a Humberto? No era complicado, pero quería que fuera un regalo que significara algo para él, que fuera especial. Tras pensarlo varios días encontré el regalo perfecto, quizás era un poco caro e iba a odiar eso pero esperaba que lo amara tanto que lo aceptara.

Hablamos con algunos compañeros de Humberto de sus demás clases y encantados aceptaron ir a la fiesta. Habíamos decidido hacerlo el mismo día de su cumpleaños ya que afortunadamente caía viernes. Su mamá también nos había ayudado mucho, se había encargado del pastel, pues le encantaba cocinar, y le había dicho a Humberto que tenía que trabajar todo el día por lo que no se  esperaba que ella estuviera en mi casa.

Mamá había puesto los bocadillos y Trish y yo habíamos estado todo el día poniendo la decoración. Que no había sido mucha porque era hombre, estuve todo el tiempo parando a Trisha de poner esto y aquello porque era muy girly.

El plan era que Humberto y Trisha irían por mí a mi casa. Todo iba a estar muy oscuro para que Humberto no se diera cuenta de nada. Así los dos entrarían a mi casa a buscar y SORPRESAAAA...

Habíamos citado a todos a las 7 y ellos pasarían por mí a las 7:30, ya que Humberto era demasiado puntual y no queríamos que viera nada sospechoso.

Me arregle con un vestido azul y unas sandalias plateadas bajas ya que Trisha y yo éramos las encargadas de que los invitados y sobretodo Humberto estuvieran a gusto. Demasiado trabajo pero allá íbamos. Me arregle el cabello y me maquille un poco.

- Te gusta mucho ese chico ¿no?

- Mamá, me asustaste – entro como un fantasma a mi cuarto. Ella también estaba arreglada, primero muerta que sencilla.

- Te gusta ¿no?

- ¿Por qué preguntas eso?

- Sé que son buenos amigos, lo puedo ver, pero te veo cuando estas con él, te iluminas...

- Mamá...

- Bueno, si no quieres hablar de ello ahora, te entiendo, pero sabes que puedes confiar conmigo.

- Gracias mamá.

Una media hora después empezó a llegar la gente. Primero la mamá de Humberto con la torta, la cual se veía muy provocativa, si me dejan decirlo. Hizo buenas migas con mi madre, así que las dos se quedaron en la cocina.

Por mi lado, debía recibir a los compañeros de Humberto, cosa que no era fácil para mí. Hablar con la gente y eso. Por suerte eran buenos chicos, y no venían solos, así que no tenía que quedarme por siempre hablando con ellos.

Afortunadamente todos llegaron a tiempo y cuando Trisha me escribió que iban saliendo de su casa ya todo estaba listo. Apagamos las luces de la casa y esperamos en la parte de atrás. Escuche el auto de Humberto, ya era un sonido conocido, y mande a todos a esconderse.

Apagaron el auto y estuvieron unos minutos esperando. Después escuche que alguien me llamaba. Creo que ambos lo hacían.

Oímos los pasos cuando se acercaban, nos alistamos, y...

- SORPRESA!!!



SERA UNA LINDA FIESTA DE CUMPLEAÑOS... GRACIAS POR LEER...

LA VUELTA AL SOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora