Volumen alto.

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[Casa de Antonio,9:32 de la mañana]

Despierta dormilón, no querrás que el desayuno se enfríe...

Hablaba una voz a la lejanía, la persona me movía de un lado a otro con cuidado, y yo trataba de abrir los ojos pero tenía demasiada flojera.

¡¡DESPIERTA PENDEJO!!

Gritó una voz completamente diferente. Por fin abrí los ojos y miré mi alrededor, en la habitación se encontraban la linda abuelita de Antonio y por lo visto... también Antonio.

-Que bueno que ya haz despertado, hijo- habló la abuela, tocandome el cabello con cuidado- El desayuno ya está listo, ve y lavate las manos para que desayunes, yo tenderé la cama por ti.

-¡Abuela, Lean la puede tender sólo!- dijo Antonio, señalandome con su mano.

-Pero es nuestro inquilino y lo debemos de ayudar- habló la abuelita, tomando las sábanas que estaban en la cama.

-Tsk...como sea- dijo Antonio, cruzandose de brazos y desviando la mirada.

-Muchas gracias, Karen- dije, abrazando a la abuelita llamada Karen.

-No me lo agradezcas, ahora ve a desayunar- habló la abuelita.

Salí de la habitación y entré al baño para lavarme las manos, después de secarmelas bajé las escaleras y miré en la mesa a Isaac, a su hermano menor y a Thomas, los dos mayores platicaban animadamente de quien sabe que, mientras que el más menor desayunaban.

-Buenos días- dije, caminando hacia la mesa en donde ellos se encontraban.

-Buenos días- dijeron los tres al unison.

Thomas se levantó de la mesa y me dio un gran abrazo que yo correspondi de buena manera, me dio un beso en la mejilla y me tomó de la mano para ayudarme a sentar en la mesa junto con ellos.

-Linda ropa- dijo Thomas.

-¿Eh?, éste.... gracias- dije un tanto avergonzado, mirando mis ropas que consistían en una camiseta manga larga con las palabras "Amo el yaoi ❤" estampada y que me quedaba un poco floja, junto con unos pantalones que de igual manera me quedaban grandes.

Decidí desayunar con la mirada de acosador que tenía Thomas puesta en mi, y esperar a que Karen y Antonio bajaran también para desayunar con nosotros. Las dos únicas mujeres de la casa bajaban las escaleras y se sentaron de igual manera en la mesa para comenzar con su desayuno.

Platicamos de trivialidades en el desayuno, riendo y a veces peleando, en este caso los únicos que peleaban eran Antonio y Thomas cuando no estaban de acuerdo en algo, entonces mi abuela y yo tratábamos de separarlos, pero al final terminaron rompiendo la mesa a la mitad y algunos floreros quedaron rotos.

-Lo lamento Lean, pero esa chica me saca de quicio- dijo Thomas, mirándome con su ojo bueno, ya que el otro ojo había sido golpeado por la chica, que por cierto tenía mucha fuerza.

-¡Tu me sacas de quicio, pendejo!- gritó Antonio del lado contrario de donde nosotros nos encontrábamos.

Antonio  estaba siendo curada por Karen, pasandole vendas a una de sus manos, para ser más específicos, en los nudillos, ya que, el golpe que le habia dado en el ojo a Thomas le terminó rompiendo unos cuantos huesos de su mano, así de fuerte golpeaba la chica de cabello rosa y azul.

¡¡Las Personas Son Raras!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora