Telenovela.

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"—¿Ya no... no me quieres?
Era una pregunta dolorosa. Su boca se endureció para soportar el golpe.
—Ya no te necesito, así de simple."

—¡Aburrido!—gritó Antonio, cambiando de canal. Ya estaba bastante aburrida con esas estúpidas novelas que pasaban en la televisión.

—¡Oye! ¡Yo estaba viendo eso!—gritó Lean con enojo. Se había enganchado con esa novela de romance no correspondido.

—¡Por el amor de Dios, Lean! ¡Esas novelas son muy cliché!—exclamó la fémina, mirando a su amigo.—¡Al final se terminan casando y tienen cómo 5 hijos! ¡Aparte de que la villana termina muriendo y todos viven felices!

Lean miró a su amiga con enojo, y se cruzó de brazos. Antonio sólo regresó la mirada al aparato y continuó cambiando los canales.

La fémina suspiró y se regresó al canal de la novela.

—¡Eres un fastidio!—dijo Antonio, cuando Lean la había abrazado como agradecimiento.

El televisor tuvo una pequeña transferencia y se cambió a un noticiero.

"—Interrumpimos sus programas para informarles de un supuesto robo en el edificio WoolMarth a las 15:54. El sujeto no identificado, tomó posesión de varios artículos de cocina y farmacéuticos para su uso personal. Amenazó a la cajera con un arma punzante y la obligó a que le entregara todas las ganancias del día..."

—¿Un supuesto robo?—preguntó la fémina.—Qué ridículo.

—No lo sé, Antonio. Pero parece que el sujeto es peligroso.

En ese instante la puerta principal se abrió. Mostrando a un Alexander bastante cansado y con bolsas de plástico en sus manos.

Lean se levantó del sillón y ayudó a su novio con las bolsas. Dejándolas en la cocina.

—¿A dónde fuiste, Chaparro?—preguntó Antonio, apodándolo de esa forma por su baja estatura.

—Fuí al supermercado—mencionó Alex. Sentándose en el sillón junto a la fémina.—Los artículos de cocina estaban en oferta.

Hubo un silencio bastante incómodo, excepto para Alexander que no sabía nada sobre el supuesto robo que se había cometido. Antonio miró a Lean, quien estaba en la cocina acomodándo las compras.

—Alex, ¿en dónde compraste los artículos de cocina?—preguntó Antonio.

—En WoolMarth.

"No mames, cabrón. ¿Qué pendejada hiciste?" Pensó Antonio, asustándose cuando Lean sacó los artículos de las bolsas.

—¿S-Sólo compraste artículos de cocina?—interrogó la fémina.

—Sí, sólo eso. ¿Por?—respondió Alexander. Frunciendo el ceño por el suspiro de alivio que soltaron la chica y el rubio.

—Es que, anteriormente, hubo un robo en WoolMarth. El sujeto había robado artículos de cocina y farmacéuticos. Supuestamente, también había amenazado a una cajera con un cuchillo, pero después llegaste tú bastante cansado...—Lean inhaló y exhaló, continuando con la explicación.—... y con bolsas en tus manos. Cuando saqué los artículos, Antonio y yo quedamos sorprendidos por la similitud en las cosas que había robado ese hombre con las que tú habías traído.

¡¡Las Personas Son Raras!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora