Circunstancias.

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Casa de Alexander.

-¿Los medicamentos son relativamente importantes?- preguntó Alex, extendiéndome un vaso de agua.

-Sí, no quisiera asustar a algún menor o peor aún a mi mamá.- hice una mueca, tomándome uno de los medicamentos que me había recetado el farmacéutico de la semana pasada.

-En todo caso, me alegra que tu ojo esté mejorando, ya no tendrás que parecer un brabucon mientras das un paseo por la plaza.- se burló Alex, sentándose a un lado de mi en la mesa.

-Tu opinión de mi aspecto me hace sentir dolido, ahora me duele el pulmón por tu culpa.- reí con ganas, siendo acompañado por la risa de Alex.

Alex miró el suelo por un momento, teniendo una sonrisa en sus labios por la estupidez que yo había mencionado sobre mi aspecto. Elevó su mirada y acomodó sus dos manos encima de sus muslos.

-¿Cómo te ha ido en tu empleo de medio tiempo en la cafetería?- preguntó con curiosidad, aunque era obvio sus ganas de saberlo, ya que desde hace tiempo no nos habíamos comunicado, ni siquiera por celular.

-Pues ha estado bien, no me quejo, el pago es correcto y mis compañeros de trabajo son muy amigables.- bebí de la poca agua que había quedado en el vaso después de tomarme el medicamento, y dejé éste ya vacío en la mesa.

-Oh, me alegra que hayas encontrado un trabajo en el que te paguen bien, es algo difícil encontrar un empleo con esas características.- Alex de un momento a otro pareció tener baja autoestima.

-¿Y tú? ¿Aún no encuentras algún empleo?- pregunté, alejando el ambiente pesado que se presentaba.

-No, pero he buscado por medio de Internet o periódicos, ya estoy perdiendo las esperanzas.- exclamó Alex, suspirando.

Me mantuve en silencio, entendiendo a la perfección el problema de Alexander. Era cierto que encontrar una carrera de tan grande magnitud era muy difícil, ya que las empresas quieren a personas con demasiada inteligencia e ideas que no cualquier persona podría procesar, además de que tendría que haber una idea que sin ningún problema alejara esos problemas.

Una idea fantástica apareció dentro de mi mente, había una persona, una pequeña persona que resolvería este problema con tan solo una hojilla y un plumon, y por supuesto, amigos con importancia en las empresas grandes de la ciudad.

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-¿Vocación de Abogacía?, pueda que tenga alguna idea de tus estudios universitarios, pero créeme que ser un abogado con privilegios es un tanto difícil de sostener, deberás de pasar por una etapa de cansancio y estrés que no vas a soportar teniendo en cuenta que aún dudas de tus oportunidades y problemas, pero como eres importante para mi amigo rubio no tendré problemas en ayudarte.- explicó Lucas, dejando de lado el dibujo y crayones que hace poco estaba usando, hasta que llegaron esos dos a su hogar con el fin de obtener la ayuda de su parte.

-¡Te lo agradezco mucho, Lucas!- exclamó Alex, sentándose frente al menor en la mesa.

-No me lo agradezcas a mí, en cambio hazlo en Lean, ya que sin él no tendrías este privilegio de obtener una carrera con muchas oportunidades a tu alcance.- dijo el menor, sacando su Bloc de notas y un plumon, el mismo que usó la vez pasada para ayudarme con mi problema.

Alex me miró con atención, yo hice lo mismo, su cara se había puesto roja, era cierto que yo aún le hacía sentir de esa manera, enamorado, era una de las razones por las que me había ido de casa, Alexander se perdería de nuevo en mí y no en su actual novio, eso sería un problema ya que no querría alguna disputa entre los dos. ¿Alexander, por qué me tienes loco con tu linda mirada de niño y esas sonrisas inconscientes que cada vez se sienten más verdaderas? Sonreí con vergüenza, era cierto que yo de igual manera sentía ese amor por Alexander, pero me sentía inseguro si hacía lo incorrecto con él, no quería volver a lastimarlo como la vez de mi supuesta "muerte".

Alexander Homobono, aún TE AMO.

Regresé mi vista al menor, manteniendo mi semblante serio, Alex continuó mirándome, pero al yo esquivar su mirada no tuvo más remedio que bajar la mirada y regresar su vista al menor.

Lucas continuó apuntando la dirección de un compañero que pertenecía a la Abogacía, era una gran persona y tan solo necesitabas pedirle un favor para que él lo aceptara sin reproches. Tan sólo necesitaban mencionarle mi nombre y el problema estaría resuelto, aunque tan solo necesitaban una entrevista con el jefe que consistía en varias preguntas que se organizarian en su oficina.

Arranqué la hojilla y se la entregué a Alexander, él la tomó con sumo cuidado y leyó el contenido.

-De nuevo, ¡muchas gracias, Lucas!.- exclamó Alex con felicidad.

-No lo agradezcas, Alexander, para eso están los amigos, y por supuesto los amigos de los amigos.- rió Lucas, acompañado de los dos chicos.

-Lucas, mi niño, es hora de ir a nuestras clases de lenguaje de señas.- habló la Señora Martina, desde los barandales del segundo piso.

-Sí, Señora Martina, en un momento voy a por mis zapatos.- exclamó Lucas, bajando de la silla en la que se encontraba sentado, acomodandola y por último tomando sus materiales escolares, ya terminaría con su dibujo después. -Bueno, ya escucharon a la mayor, debo ir a mis clases, que son sumamente importantes para mi educación y vida personal, con su permiso.

El menor subió escaleras arriba, para entrar a su habitación y así hacer la petición de la mayor, que era ponerse los zapatos.

Los dos hombres finalmente quedaron solos en el primer piso, el silencio los acompañaba en su incómoda situación. Lean miró a Alex, y el mencionado hizo lo mismo. El rubio se acercó con cuidado al azabache y el menor de los dos no dudó en correr hacia los brazos del otro, quien lo tomó con fuerza al sentir como su cuerpo no controlaba tales emociones que ocultaba.

Los corazones de los mencionados retumbaban con fuerza dentro de sus cuerpos, había pasado tanto tiempo desde que tenían contacto físico entre los dos. Sus almas se juntaban como si fueran la pieza perdida del otro que los complementaba.

Alexander inhaló el aroma extravagante de Lean, cada que tenía oportunidad lo hacía, pero las veces eran escasas. ¿Cuánto tiempo duraría esta tortura que carcomia cada pedazo de su corazón? ¿Cuánto tiempo habría para darse cuenta de que se amaban? ¿Cuánto tiempo estarían actuando cómo si nada hubiera pasado entre ellos dos?

El tiempo no era su amigo, el tiempo transcurrirá sin que ellos puedan hacer nada, sin algún tipo de súplica.

Los dos se amaban (L,A)

Dos amaban a quienes se amaban (M,T).

Uno tenía una propuesta inesperada (M).

Otro sólo quería ser feliz con quien amaba (T).

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Cuanto suspenso, ¿A poco, no?

Meme encontrado en redes sociales XD

Disfruten y hasta la próxima.








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