Antena parabólica.

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[En la cafetería,11:00 de la mañana]

-¡Lean, dame el trapo!- gritó Antonio desde una mesa que estaba manchada de vomito.

Tomé un trapo de las cajas registradoras y se lo lancé, ella lo atrapó y gritó un "Gracias" en respuesta. El chico llamado Rogelio se encontraba observando a Antonio, mientras ella limpiaba la mesa, entre cerré los ojos y pensé por un momento, había estado observando a ese chico en todo el día y su actitud me hacía dudar de si estaba enamorado, o estaba enfermo y tal vez por eso ponía esa cara de idiota.

-Rogelio, ¿Puedes venir un momento?- pregunté, llamando la atención del chico.

-Si, en un momento- dijo él, dejando de lado lo que se encontraba haciendo.

Me recargué en las cajas registradoras, al tenerlo frente a mi le dí unas cuantas palmadas en su espalda, Rogelio sólo me miraba aún sin entenderlo.

-Roger, Roger, Roger- negué con la cabeza- Amigo mío, ¿Sabes que es el amor?

-B-Bueno, es un sentimiento que sientes por otra persona- explicó Rogelio.

-Si, pero... ¿lo has sentido por alguna persona?, hipotéticamente hablando, ¿le haz hecho saber a esa persona que la amas?- miré a Rogelio y este pareció entender de lo que hablaba.

-¿Tú sabes sobre mis sentimientos por... "Ya sabes quien"?- susurró Rogelio, acercándose un poco más para que nadie escuchara, excepto nosotros dos.

-Mira, iré directo al punto. Debes de hacerte notar, si no lo haces, ella nunca se dará cuenta de lo que sientes   hacia su persona y entonces nunca te casarás, y vivirás sólo, junto con 50 gatos- hablé directo y con claridad.

-....- el agachó la cabeza.

Suspiré y puse una mano en su hombro, dándole unas cuantas palmadas reconfortantes, eso lo animó un poco.

-Las chicas pueden ser un poco complicadas, pero son una hermosura para nuestros ojos, nosotros no podríamos vivir sin ellas, literalmente, ya que ellas tienen la capacidad de traer a un ser vivo al mundo, aún sabiendo que el parto es realmente doloroso, no les importaría, con tal de tener a un pequeñín en sus brazos al quien amar y proteger. Roger, las mujeres son complicadas, pero es porque no tuvieron una vida fácil, por ejemplo Antonio, ella no tuvo la gran oportunidad de conocer a su madre y fue criada por su abuela, a quien ama mucho. A lo que voy es que, será complicado poder ganarse su corazón, pero hazle saber que tú en verdad la amas, que no estás bromeando con tus sentimientos- Sonreí al ver como Roger tenia esperanza en sus ojos, fue algo complicado en hablarle sobre algo de lo que yo no era experto, nunca tuve la atracción hacia una chica, y no tenía malas experiencias sobre alguna relación que haya tenido.

-¡Muchas gracias, Lean!- el chico me abrazó en forma de agradecimiento, pero después fui separado de él por unos fuertes brazos, que abrazaban con protección por mi espalda.

-No está permitido que te le acerques mucho, soy demasiado celoso- escuché una voz en mi hombro.

-¡Hahaha! Thomas tranquilo, sólo fue un abrazo de amigos- reí por las ocurrencias que pasaban por la mente de Thomas.

-Tsk, como sea, pero de todas maneras estás advertido Rogelio- habló con voz demandante Thomas.

-¡Claro, claro, no te preocupes!- dijo con nerviosismo Rogelio, moviendo sus manos de derecha a izquierda.

-¡Hola chicos!- habló una nueva voz, poniéndose al lado de Rogelio, quien se sonrojó al saber de quien se trataba.

-Hola Antonio- dije, separándome de los brazos protectores de Thomas.

-Chicos ¿no les gustaría ir conmigo a una pista de patinaje?- preguntó Antonio.- En este tiempo de frío sería perfecto ir, además de que estará abierto por la noche, estaría bien ir todos juntos, ¿Que dicen?

Los tres nos miramos, era una propuesta encantadora, además de que sería divertido pasar un rato entre todos juntos, y aparte para que yo pudiera aprender a patinar, yo era demasiado estúpido en ese tipo de temas.

-¡Por supuesto!- respondimos al unison.

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¡¡Las Personas Son Raras!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora