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POV Omnisciente

Luego de eso, fueron a comer más tranquilos que antes, y el resto de la familia y amigos lo sabía, causando que la cena no fuera para nada tensa. Cuando terminaron de comer, se despidieron de todos rápidamente para luego irse a la casa de Jaime. Cuando llegaron a esta última, fueron a acostarse.

El moreno estaba haciéndole cariño en el torso mientras tenía su cabeza en el pecho de su enojón. Este, por mientras, le hacía cariño en la espalda entretanto estaban en silencio.

-Y si inventamos nuestro propio compromiso especial que no tenga que ver con un casamiento?.-Preguntó Jaime de repente, causando que el moreno lo mirara.

-Dijiste que no pensarías más en eso.-Dijo Nicolás recordándoselo mientras lo observaba.

-Pero ahora estoy hablando de otra cosa.-Dijo el enojón diciendo la verdad con una pausa.-Una ceremonia especial inventada por nosotros que nadie tiene porqué saber de ella ni lo que significa para los dos.

-Ya tenemos una.-Dijo el moreno tomándose un momento para luego seguir hablando.-Se llama hacer el amor, pero esa no la inventamos nosotros.

Jaime sonrió y le dio un beso de unos segundos para luego hablar.

-Entonces pasamos haciendo esa ceremonia y sinceramente me encanta.-Dijo el señor Navarro todavía con aquella sonrisa.

-Ahora que me hiciste acordar, tienes que comprarme un escritorio nuevo.-Dijo el pequeño moreno con una pausa.-Ya que cuando te pusiste celoso el otro día e hicimos la "ceremonia" en mi escritorio, este ahora se mueve mucho y hasta está un poco cojo.

-El escritorio fue lo único que quedó cojo?.-Preguntó el jefe de Nicolás con una leve sonrisa, viendo como su novio se sonrojaba.

-Yo no tenía la culpa de que ese weón me regalara un helado y que viera como me lo tomaba.-Dijo el pequeño secretario defendiéndose.

-Acaso nunca te dijeron que no aceptarás cosas de extraños? Qué tal si tenía algo?.-Cuestionó el jefe de Kindred Spirits con el ceño fruncido, mirando a su pololo.

-Tranquilo, mi enojón, no volverá a pasar.-Dijo el secretario de Jaime con una leve sonrisa, observando a su jefe.-Aunque tú nunca me has regalado un helado.

El enojón lo observó por un par de segundos para después hablar.

-Mentiroso.-Dijo Jaime ni siquiera creyéndole eso.

-A ver, menciona una vez donde me hayas regalado un helado.-Dijo Nicolás con una sonrisa divertida, sabiendo que Jaime siempre le daba de todo.

-Cuando fuimos a fantasilandia, también cada vez que vamos al mall te compro uno, también cuando nos fuimos de vacaciones a...

-Dije una vez.-Dijo el moreno de repente sintiéndose algo mal.-Yo nunca te compro nada, debería empezar a comprarte...

-Nico, sabes que eso no me importa mucho.-Dijo el enojón interrumpiéndolo mientras estaba en una pausa.-Si yo sé que tú eres feliz, entonces yo también lo soy.

-Te amo.-Murmuró el pequeño moreno sintiendo el sueño por todo su cuerpo.

-Yo también te amo.-Dijo el señor Navarro con una pausa.-Duerme bien, cariño.

Nicolás se quejó, causando que Jaime lo mirara algo extrañado y preocupado.

-Qué pasa, amor?.-Preguntó el jefe de Nicolás observando a su novio.

-Mi beso de buenas noches.-Dijo el pequeño secretario mirándolo por un par de segundos.

Jaime se acercó a él y lo besó en un compas apasionado, sintiendo como su novio le correspondía de inmediato. Estuvieron varios minutos así, hasta que los dos se separaron al mismo tiempo, causando que sonrieran.

El moreno lo observó unos segundos mientras le hacía cariño en la mejilla levemente. Jaime se relajó por el gesto casi de inmediato. Sintió como su novio le dio un pequeño beso en los labios para luego dormir.

Jaime lo observó por varios minutos, recordando cada detalle de su novio para luego dormir.

Al día siguiente

El enojón despertó por unos besos por toda su cara, causando que sonriera ligeramente.

-Buenos días, Jaime.-Dijo Nicolás acariciando el rostro de este, pasando ligeramente sus dedos por la barba que su novio tenía.

-Buenos días, amor.-Dijo Jaime todavía con aquella sonrisa, mientras abría sus ojos y observaba a su pololo detenidamente.-Ven.

Nicolás sabía que significaba eso, así se acercó mucho, hasta tal punto que sentían la respiración del otro. Jaime colocó su mano en la parte de atrás del cuello de su moreno para luego besarlo lentamente. Este último de inmediato le correspondió el beso, sintiendo lo mismo que sintió cuando lo besó por primera vez.

Después de varios minutos besándose como si fuera la primera vez, se separaron para mirarse.

-Te adoro.-Dijo el enojón mirando el rostro de su novio.

-Yo también te adoro, mi enojón.-Dijo el moreno con una sonrisa tierna mientras acariciaba la mejilla de su pareja.

Jaime le sonrió para luego darle pequeños besos por todo el rostro, dejando al último los labios de su moreno.

-Quieres que vaya a preparar el desayuno? Te tocó ayer a ti.-Dijo el señor Navarro acariciando la espalda de Nicolás con su otra mano.

-Si quieres hacerlo, bien, pero más tarde.-Dijo el pequeño moreno observándolo.-Quiero estar un rato en la cama, contigo.

-Eso suena como el panorama perfecto.-Dijo el jefe de Nicolás con una ligera sonrisa, acercando su novio hacia él.-Los dos en una cama, abrazados y haciéndonos cariño? Podría vivir toda la vida así y nunca me cansaría.

-Créeme que yo tampoco me cansaría de eso.-Dijo el pequeño secretario, ahora acariciando y tocando el torso de su novio.

-Sigues conmigo por el pie de limón y por la cama?.-Preguntó el jefe de Kindred Spirits con una sonrisa divertida, observando a su pareja.

-Sí.-Respondió el secretario del enojón con una pausa, notando como este le hacía un pequeño puchero.-Esta bien, puede que te quiera, pero solo un poco, no te emociones.

El enojón seguía con aquella sonrisa para luego abrazarlo fuertemente, causando que el moreno se quejara un poco, pero aún así no queriendo que lo soltara.

-Al menos me quieres un poco.-Dijo Jaime como si aquello lo consolara, aunque es obvio que le estaba siguiendo el juego no más, se notaba.

-Y tú? Me quieres un poco también?.-Preguntó Nicolás con una ceja enarcada, mirando a su pololo.

-Si te quiero? Claro que no.-Respondió el enojón con una pausa.-Me encantas y te amo.

-Si me dices eso, no puedo seguir con el juego!.-Se quejó el moreno para luego seguir hablando.-Te amo mucho, Jaime.

Luego de eso, se volvieron a besar en un compas algo apasionado e intenso.

Liebe (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora