Liebe (Jainico)

28.-

POV Omnisciente

Cuando llegaron a la casa, estuvieron al menos una hora tranquilos hasta que tocaron la puerta, causando que supieran quien era.

-Qué hacemos?.-Preguntó Nicolás en un tono más bajo, como si su mejor amigo lo fuera a escuchar.

-No creo que quieras esconderte, cierto?.-Preguntó Jaime observándolo un par de segundos.

-Cualquier wea para que no nos rete.-Dijo el moreno levantándose de la cama y observando la habitación, no sabiendo donde esconderse.

-Anda a cualquiera de las habitaciones de este piso y metete en el armario.-Dijo el enojón levantándose para luego salir de la habitación.

Nicolás hizo lo mismo y antes de que fuera a alguna habitación, le dio un pequeño beso a su novio.

Se alejó un poco del cuarto de Jaime y entró a una pieza. Cerró la puerta y cuando vio el armario, entró de inmediato a este y se escondió.

-Vamos Jaime, sé que está aquí.-Dijo Manuel subiendo la escalera y entrando a la habitación, esperando verlo ahí, pero no fue así, cosa que lo extrañó. Examinó la habitación y todo parecía normal en realidad.-No me engañas, Jaime, lo has buscado todos los días, desde la mañana hasta la noche y de repente hoy no? No te creo. Y de hecho, yo te tuve que obligar todos estos días a que dejaras de buscarlo en la noche, tú no querías. Así que me vas a decir donde está o tendré que averiguarlo?

-No está acá, Manu.-Dijo Jaime bastante convincente.

-Manu, amor, tal vez el Nico de verdad no está aquí y el Jaime solo quería dormir.-Dijo Edgar, sabiendo que Nicolás estaba ahí porque vio su mochila, pero decidió que era lo mejor en ese momento.

-Pero Eddie.-Se quejó Manu con un leve puchero, causando que Edgar sonriera y lo abrazara ligeramente.

-Jaime lo encontrará, no te preocupes, solo deja que descanse un poco y él nos dirá cuando lo encuentre.-Dijo el esposo de Manuel todavía con aquella sonrisa.

-Esta bien.-Murmuró Yelo con una pausa.-Supongo que tenemos el día libre hasta que vayamos a buscar a los niños al colegio.

-Eso suena muy bien para mí.-Dijo Edgar cerca del oído de su esposo, causando que este se estremeciera.

-Oye weón, tienen que ir a trabajar.-Dijo Jaime con una pausa.-Al final, yo soy su jefe.

-Si tú no vas a trabajar, yo tampoco lo haré.-Dijo Manuel revelándose.

Jaime suspiró y asintió.

-Bien, solo por hoy.-Dijo el enojón tomándose un momento para luego seguir hablando.-Ahora váyanse de mi casa y salten la reja.

Edgar se rió y asintió para luego tomar la mano de su esposo e irse de la casa. Luego de hacer esto, le hizo piecito a su novio para después escalar la reja.

Cuando el enojón se aseguró de que se hayan ido, fue a buscar a su novio. De inmediato fue a la habitación más alejada y entró. Jaime vio el armario, lo abrió y vio a su novio ahí, mirándolo fijamente.

-Puedo salir del closet?.-Preguntó Nicolás con una leve sonrisa.

-Chucha, creí que lo habías hecho hace tiempo.-Dijo Jaime con una pausa.-Yo seré el que te saque del closet.

Jaime lo ayudó a salir y lo abrazó por la cintura.

-Me alegro que esa señora te haya visto.-Dijo el enojón tomándose un tiempo para después hablar.-No podía pasar un día más sin ti.

-Ni yo sabía cuando te iba a volver a ver.-Dijo el moreno siendo completamente sincero con su novio.-Pero lo lamento también, sé que debió ser difícil planear todo eso y después ver como yo me iba lejos de ti.

-No importa eso, debí imaginarme tu reacción.-Dijo el señor Navarro culpándose de aquello.-Pero no hablemos más de eso, si? Hablemos de lo enojado que va a estar tu jefe cuando vuelvas al trabajo. Faltaste una semana, no es poco. No crees que te despedirá?

-No se lo puedo volver a compensar?.-Preguntó el pequeño moreno inocentemente, mirando directamente los ojos de Jaime.

-No lo sé.-Dijo el jefe de Nicolás como si lo estuviera pensando.-Qué estarías dispuesto a hacer?

El moreno sonrió ligeramente pero no le dijo nada, solo salió de la habitación tomado de la mano con Jaime. Fueron a la habitación y volvieron a acostarse.

-Sabes? Estaba ordenando un poco las cosas en la casa esta semana y encontré las maletas.-Dijo el jefe de Kindred Spirits con una sonrisa pervertida, notando como su novio lo miraba con atención.

-Y?.-Preguntó Nicolás algo curioso, queriendo saber que pasaba con las maletas.

-Eran tus maletas.-Dijo Jaime, como si le estuviera dando una pista, pero Nicolás todavía no entendió.-Las revisé y encontré un...

-Oh!.-Dijo el moreno completamente sonrojado, escondiendo su cara en la cama, por fin sabiendo lo que iba a decir.

-Consolador.-Terminó de decir el enojón todavía con aquella sonrisa pervertida, observando a su novio, quien todavía estaba escondiendo su cara en la cama.

-Fueron tres años, uno tiene necesidades.-Dijo el pequeño moreno con una pausa.-Prefieres eso o que me hubiera acostado con otros hombres?

-Acaso es necesario preguntar eso?.-Cuestionó el señor Navarro con una ceja enarcada, mirando el cuerpo de su novio.

-Aunque igual...

-Ni bromees con eso, Nico.-Gruñó el jefe de Nicolás, sabiendo que iba a decir este.

El moreno sonrió levemente contra la cama pero no dijo nada más, al menos hasta que supo que su novio quería preguntarle algo.

-Dime.-Dijo el pequeño secretario conociendo bastante a su pareja.

-Tú crees que alguna vez pueda usarlo en ti...

-Jaime!.-Dijo el secretario del recién nombrado, interrumpiéndolo, sabiendo claramente lo que iba a decir.-Nunca sacaré mi cara de la cama.

-Era solo una simple pregunta.-Dijo el jefe de Kindred Spirits con una sonrisa divertida.-Entonces, eso es un sí o un no?

El moreno se quedó callado por unos segundos, causando que Jaime lo observara por mientras. Era obvio que estaba bromeando con su novio, así que en realidad no estaba esperando una respuesta sobre aquello, aunque sí le interesaba.

Luego de varios segundos en silencio, el pequeño moreno finalmente habló.

-Sí.-Respondió Nicolás al final, causando que el enojón se sorprendiera por aquello.

-E-Espera, lo dices en serio?.-Cuestionó Jaime, creyendo que su novio estaba bromeando o algo así.

-Querías tu respuesta? Ahí está, no la repetiré.-Dijo el moreno sintiendo como su novio lo abrazaba y lo obligaba a sacar su cara de la cama solo para que lo mirara.

Jaime sonrió ligeramente para luego besarlo, sintiendo como su moreno le correspondía.