Liebe (Jainico)

06.-

POV Omnisciente

Finalmente llegó el día Lunes, otra vez, y todo había vuelto a estar bien. El fin de semana estuvieron regaloneando y yendo a diferentes partes de Santiago. Habían ido a comer sushi, comida china, tailandesa y peruana. Claro que comieron cantidades pequeñas, ya que en un día fueron a todos esos lugares.

Se levantaron y fueron a bañarse para luego vestirse rápidamente. Cuando estuvieron listos, salieron del departamento de Nicolás y después del edificio donde vivía este último. El enojón y el moreno fueron a la empresa Kindred Spirits en el auto del primero en ser nombrado.

Cuando llegaron, pasaron directo al ascensor para luego apretar el botón del último piso. El ascensor paró en este y el moreno pasó su tarjeta de acceso por el sensor, causando que las puertas se abrieran automáticamente.

-Todavía tienes que resolver el problema de la compañía de Estados Unidos?.-Preguntó Nicolás cuando estaban caminando hacia el puesto de este.

-No.-Respondió Jaime tomándose un momento para luego seguir hablando.-Cuando me di cuenta lo aweonao que había sido contigo, lo resolví todo en pocos minutos, claro que me demoré en darme cuenta lo hijo de perra que había sido y por eso me demoré una hora y media.

-Ya te perdoné por eso.-Dijo el moreno con una pausa.-Lo sabes.

-Sí, pero yo te dije que yo nunca me perdonaré por eso.-Dijo el enojón mirándolo por un par de segundos para luego bajar la mirada.

Nicolás no dijo nada pero sí hizo algo. Este dejó de caminar e hizo que Jaime hiciera lo mismo, causando que este estuviera algo confundido. El moreno colocó su mano en la parte de atrás del cuello de su novio. Le hizo un poco de cariño para luego besarlo en un compas lento, causando que Jaime le correspondiera mientras colocaba sus dos manos en la cintura de Nicolás, acercándolo más a él.

Estuvieron varios minutos así, probando los labios del otro mientras sentían muchas emociones en ese momento. Habían muchas cosas que Jaime amaba de Nicolás, podría nombrarlas cada una hasta describir a este por completo, y a Nicolás le pasa lo mismo con Jaime. Cada vez que se besaban o se hacían cariño al menos, sentían como si estuvieran conectados, que tal vez estaban destinados para estar juntos, a pesar de todo.

Era como si fueran almas gemelas.

Cuando se separaron, se miraron por un par de segundos. Aunque no sabían lo que el otro estaba pensando, estaba pasando lo mismo por sus mentes. Los dos agradecían tener al otro en su vida.

-No quiero que te enojes contigo mismo por lo que pasó.-Dijo el pequeño moreno acariciando la mejilla de su novio.-Sé que no querías que nuestro aniversario fuera así pero ya pasó, después de que fuiste a mi departamento, todo fue perfecto, si? Al final fue especial para mí y quiero creer que para ti también.

-También fue especial para mí.-Dijo el señor Navarro tomándose un momento para luego seguir hablando.-Cada día que paso contigo a mi lado, es especial para mí y cada día al estar contigo, es el mejor día de mi vida.

Nicolás sonrió y le dio un pequeño beso en los labios.

-No estés enojado contigo mismo, si?.-Preguntó el pequeño secretario mirándolo fijamente.-No me gustaría para nada eso.

Jaime lo miró por varios segundos para luego suspirar y asentir.

-Esta bien.-Dijo el jefe de Nicolás sintiendo como su novio todavía acariciaba la parte de atrás de su cuello, causando que se relajara.-Cuando termines tu trabajo, anda a mi oficina no más, si?

El moreno volvió a sonreír ligeramente y habló.

-Lo haré.-Dijo el secretario de Jaime, mirándolo.-Te amo, lo sabías?

-Espera, pasaste de quererme un poco a amarme? Eso es lo mejor que ha pasado en mi vida.-Dijo el jefe de Kindred Spirits con una sonrisa divertida para luego hablar.-Yo también te amo, cariño.

Siguieron caminando hacia el puesto de Nicolás y este se sentó en su silla. El moreno sintió como el enojón le dio un pequeño beso en los labios para luego hablar.

-Te veo después, amor.-Dijo Jaime observándolo un par de segundos para luego entrar a su oficina y cerrar la puerta.

El moreno sonrió por un par de segundos para luego comenzar a trabajar.

Pasaron varias horas cuando le dio algo de hambre, así que se levantó de su silla y fue al ascensor para luego apretar el botón del primer piso.

Fue a una cafetería algo cerca de la empresa y compró dos sándwiches y otros dos cafés. Volvió a la compañía y a su piso para luego pasar su tarjeta por el sensor y entrar a su piso. Fue a la oficina de su novio y entró para luego ver a este teniendo un ataque de pánico, causando que dejara las cosas en el escritorio de este para después ayudarlo.

-Jaime mírame.-Dijo Nicolás completamente preocupado por su novio. Por cuanto tiempo había estado con el ataque de pánico?

El enojón no quiso mirarlo mientras intentaba respirar desesperadamente, así que Nicolás lo obligó a mirarlo.

-Concéntrate en mí.-Dijo el moreno acariciando la mejilla de su pololo.

Aquello no funcionó, así que Nicolás lo pensó varios segundos para luego besarlo. Jaime se quedó quieto unos segundos para luego seguirle el beso, haciendo que Nicolás supiera que este se había tranquilizado y que por fin había logrado respirar.

-Estás bien?.-Preguntó el pequeño moreno cuando se separó del beso mientras observaba a su novio y lo acariciaba.

-Sí, mucho mejor.-Respondió Jaime respirando tranquilamente.-Muchas gracias, amor.

-Hace cuanto estabas con este ataque de pánico?.-Preguntó el pequeño secretario muy curioso mientras lo seguía observando.

-Hace como unos treinta minutos.-Dijo el enojón algo dudoso, mientras veía la hora.-Sí, hace treinta minutos.

-Por qué no me buscaste? Si yo salí solo hace diez minutos.-Dijo el secretario de Jaime.

-No quería preocuparte, creí que podía hacerlo solo.-Dijo el señor Navarro diciendo completamente la verdad.

-No vuelvas a intentar hacerlo solo, soy tu pololo y yo siempre te ayudaré, más si es algo como esto.-Dijo Nicolás sintiéndose un poco más relajado para luego abrazar a su pololo.-No me vuelvas a asustar así, Jaime. Apenas te sientas mal o creas que te dará otro de tus ataques, me buscas, sin importar si estoy trabajando u ocupado.

-Lo siento, cariño.-Dijo el jefe de Nicolás devolviéndole el abrazo, sintiéndose mucho mejor.