—Que yo le haya ocultado a Jorge que nos conocemos no te importa. Si tanto lo quieres como amigo y le ofreces un contrato, ¿por qué no se lo dijiste tú?
—Cuando tú tengas la respuesta, yo te daré la mía.
—Eres un imbécil...
—El imbécil con el que deseas estar ahora mismo, ¿o lo vas a negar?
—Ay, ¿sabes qué? Jorge me está esperando, así que ve con Nina e intenta que te complazca y satisfaga como Jor lo hará conmigo. Adiós, Geoffrey.
Tiro el teléfono a un lado evitando arruinarlo. Bufo y salgo del baño.
—Woah —Jorge parpadea al verme.
—No seas tontito y tápate los ojos.
—¿Hablas en serio?
—Muy en serio —saco algo del armario para vestirme—. ¿Ya pusiste la película? Me cambio y... —siento su respiración en mi cuello y suspiro.
—Dejemos la película para otro momento...
—Jorge, yo...
—No me vayas a decir que no estás lista Vanessa. No somos niños.
—No se trata de eso Jorge, sino que...
—¿Que qué? —comienza a dejar cortos besos en mi mejilla bajando hacia el cuello, haciéndome suspirar.
Me hace retroceder hasta llegar a la cama donde me deja caer y se posiciona sobre mí.
Desata lentamente el nudo de la toalla dejándome expuesta ante él. Rodeo su cuello con mis brazos y lo beso.
Me estoy dejando llevar por el momento, por sus besos y por los suspiros que está provocándome.—Si quieres podemos parar... —se separa un poco y me fijo en sus labios que estaban más rosados.
—Lo has dicho Jorge —juego con su cabello—. No somos niños.
Muerde mi labio con picardía y sonríe. Comienzo a desabrochar su cinturón, mientras él se deshace de su franela. Deslizo mis dedos al elástico de su bóxer y muy apenada comienzo a deshacerme del mismo.
Lo siguiente pasa muy rápido, entra en mí a la vez que dice cursilerías a las que yo no estoy acostumbrada e intercambiamos entre jadeos nuestros nombres.
(...)
—¿Te he dicho que me encantas?
—Me lo has dicho —bostezo.
—¿Has pensado lo que te dije sobre viajar a Miami? —cuestiona y dejo de acariciar su pecho.
La imagen de Royce hace presencia en mi mente, y lo que ha pasado hace minutos con Jorge también.
Estoy con la cabeza sobre su pecho mientras acaricio el mismo y él hace cariños en mi hombro. Es un momento muy romántico y diferente que tal vez nunca llegaré a experimentar con Royce, ya que lo nuestro no pasará de eufóricos encuentros.
—Sí quiero, Jorge —me acomodo y lo miro—. Volveré a Miami contigo, te apoyaré en ese proyecto y además retomaré mis estudios...
—¿Cómo? ¿Estudias algo más?
—No —río—. Sigo en la misma carrera, pero no es el momento de hablar sobre eso.
Me ducho nuevamente junto a él y nos apresuramos en estar vestidos antes de que mis padres lleguen, cosa que pasa hora y media después. Menos mal estamos sentados en el sofá viendo televisión porque sería incómodo que sospechen algo.
—Hija, Jorge ¿qué tal la película?
—Hola señora, la verdad no vimos película... Vanessa me ayudó a escoger algunos logotipos y después nos instalamos a ver esta serie.
—Genial. Hemos traído este helado para ustedes —no los entrega—. Por suerte no se derritió.