Parpadeo constantemente esperando que la imagen de él sobre el escenario desaparezca. La letra de esa canción siguen resonando una y otra vez en mi cabeza, la he escuchado mucho antes ya que no es recién pero hasta ahora es que cobra sentido.
Ahora identifico lo que hemos hecho con esa canción.
—Mi amor, ¿estás bien? —pregunta Jorge y acuna mis mejillas entre sus manos—. Estás sudando, pálida y...
—Estoy bien.
¿Realmente lo estoy?
Rodea mi cintura con sus brazos y se dedica a cantar a gritos esa letra.
"...Es que me encanta, cuando tú y yo... hacemos el amor, a escondidas en silencio pero nos gusta a los dos..." Jorge corea muy cerca de mi oreja, haciéndome sentir peor.
—Basta Jorge —lo empujo.
Todo comienza a atormentarme de repente: desde sus brazos en mi cintura hasta la multitud coreando esa jodida canción.
No recuerdo más, salvo unas chicas que parecer ser paramédicos llevándome a no sé dónde.
(...)
—Te has desmayado —dice Jorge una vez que abro los ojos.
Estoy en una especie de habitación cruz roja con paramédicos presentes, y no soy la única ya que otras chicas se encuentran igual o peor que yo.
—Hacía mucho calor —susurro.
Espero que el pequeño mareo cese y Jorge comienza a echarme aire con una revista.
—¿Te sientes mejor? —se arrodilla a un lado—. Discúlpame, no pensé que venir a un concierto te afectaría así.
—No es tu culpa. Como te dije, hacía mucho calor, además de esas niñas escandalosas —me excuso y él ayuda a ponerme los tacones nuevamente.
—¡No somos escandalosas! —exclama una de ellas que está acostada a unos centímetros de mi.
—Como digas, niña —volteo los ojos y me apoyo en Jorge para poder ponerme de pie—. ¿Vamos?
—De hecho, debemos hacer algo más antes de irnos.
—Que no sea volver a los asientos, por favor.
Ríe.
Le da las gracias a los paramédicos y al salir paso al lado de la niña que me mira mal pero volteo los ojos y continúo ignorándola.
Al salir ya no hay aquellos gritos, ni las luces, por lo que confirmamos que ya ha terminado.
¿Royce me habrá visto entre tantas chicas locas por él? ¿Me habrá notado?
Algo me dice que debo pedirle a Jorge irnos de aquí pero por otro lado quiero correr hacia las puertas y dar con él.
Caminamos por unos pasillos más y se detiene a saludar a un grupo de chicos.
—Esto es una especie de laberinto.
—Ya casi preciosa, ya casi llegamos.
—Jorge —dejo de caminar a ver la puerta que se encuentra al final del pasillo.
Tiene "Prince Royce" escrito en ella, y sé de inmediato que es su cambiador.
—¿Qué?
—Vámonos, por favor. Es tu cumpleaños, soy yo quien debería de estar guiándote a un pasillo y no tú a mi —le pido con desesperación.
—Pero quise hacer algo diferente. Así que vamos.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo en estos pasillos? ¿Por qué no te dicen nada?
Me ignora y sigue caminando.
Me apresuro en estar cerca de él por miedo a encontrarme a Royce en estos pasillos. Jorge con completa calma abre esa puerta, y entra.
—¡Brother! —me pasmo al escuchar a Royce saludar a Jorge, mi novio, de esa manera—. Sí pudiste venir.
—Tuve que hacer cambios de planes un poco tarde pero aquí estoy. ¡Tanto tiempo sin vernos!
—¿Vienes solo? —le pregunta.
Pienso en correr y salir de aquí pero no puedo evitar el encuentro, aunque es imposible porque Jorge sale y hala de mí obligándome prácticamente entrar a esa habitación.
—Geoffrey; ella es Vanessa, mi novia.
Alzo mi cabeza lentamente y trago antes de desviar mi vista hacia él. En cuanto me topo con su mirada, soy la única que noto como agranda sus ojos. Su sonrisa desaparece segundos después y yo siento que me desmayaré en cualquier momento otra vez.
—Y bien... mi amor, él es Geoffrey, un viejo amigo —nos presenta. Quiero gritarle que ya nos conocemos y más que bien—. ¿Estás bien? No vuelvas a desmayarte, por favor —bromea.
—¿No vuelvas? —interviene Geoffrey con preocupación.
—Sí. Debido al calor y al estrés de allí afuera se desmayó, pero ya está bien ¿no es así, cariño?
—Sí amor —enfatizo lo último y sonrío con los nervios a flor de piel—. No todo los días se tiene un chico como él cerca.
—Me siento alagado. Mucho gusto –dice neutro y me extiende la mano.
No quiero estrechársela porque ya conozco los efectos en mí cuando me toca.
—Vanessa —evito mirarlo a los ojos. Le estrecho la mía y al tocarlo, la retiro con rápidez.
—Sin que lo tomes mal Jorge, esta chica es muy linda.
—Lo sé, lo sé —Jor me mira como cualquier chico enamorado y debo fingir una sonrisa.
No sé porqué razón Jorge se aleja pero se dirige a otro compartimiento de esa habitación y me deja con su amigo.
—Hasta que por fin se me da verte nuevamente, cariño —imita el tono con el que Jorge me lo dice.
Lo ignoro y salgo para ir al baño.