Cuando salgo en busca de Royce éste esta por subir a su auto.
– ¡Royce! – me ignora, suelta una bocanada de aire y gruña.
– ¡Maldita sea, todo es tu culpa Vanesa! – grita. No le haré caso a sus palabras, esta enojado y dirá muchas cosas. – Si hubieses botado esa factura no estuviese pasando esto.
– Te lo dije, ¡te dije que estaba en tu chaqueta! – alzo la voz. – ¡Yo me siento igual o peor que tú, es mi mejor amiga y la he traicionado!
Comienza a patear y golpear el auto para desahogarse pero sólo consigue hacerse daño, por tal, me acerco e intento detenerlo.
– ¡Soy el peor!
– Ambos la traicionamos. Nunca debí volver Royce, sólo traje problemas y por mí esta pasando todo esto, tienes razón; ¡es mi maldita culpa! me voy de nuevo Royce, pero no sin antes hablar con Nina. – me mira con horror, y no puedo sostenerle la mirada. Hablo en serio, necesito acabar con esto ya.
– ¡No lo hagas!
– Tengo un hijo y no quiero que crezca sin saber que eres su padre. Entiéndelo, me siento igual que tú. Ha sido mi amiga por años ¡y ahora me va a odiar!
– Vanesa por favor, no lo hagas. Por favor – sus ojos están rojos aun cuando no ha derramado lágrimas.
– Lo... – interrumpe.
– No lo sientes.
– Sí, ¡Si lo siento Royce y mucho! ¡Pero ya no puedo con toda esta mentira!
– No lo hagas.
– ¿Contarme qué?
Doy la vuelta para encontrar a Nina, sus ojos sí están hinchados y se ve mal por lo de hace rato. A Royce le duele dejarla ¿pero y yo?
Sé que somos o éramos mejores amigas pero en toda esta situación debo darme mi puesto y lo más importante: el lugar que Diego merece.
– No lo hagas – pide Royce nuevamente.
– ¡Tú cállate! – añade Nina – No puedo confiar más en ti Royce. Vanesa dime ¿Qué es eso que no puedo saber?
– Eh... – suspiro, es el momento. Me cuesta mucho al igual que Royce, pero finalmente comienzo: – Te conté hace mucho que me estaba viendo con un chico...
– Sí, es el padre de tu hijo – asiento con un nudo en la garganta.
– Al principio todo era un pasatiempo Nina, nos veíamos a escondidas ya que él era prohibido pero no tuve el valor de detenerme. – las lágrimas recorren mis mejillas. – Con el tiempo él logró llegar más allá, mi corazón tontamente se empeñó en quererlo a él...
– No entiendo nada Vanesa.
– Me vas a odiar – no puedo hacerme más la fuerte, cubro mi rostro con las manos y comienzo a llorar.
– ¿Quién es ese chico? – se acerca a nosotros.
– Me enamoré de él... – continúo.
– ¿Quién es?
Volteo lentamente y miro a Royce, mis lágrimas salen sin cesar, todo parece una jodida pesadilla donde yo soy la villana.
– No tienes idea de las noches en las que lloré por no poder tenerlo como quería, ni ocupar un espacio en su corazón pero Nina, yo... yo...
– ¡¿Quién es?!
– Él Nina, ¡Royce es ese hombre!
Ella mueve su cabeza en negación mientras sus lágrimas salen, la miro asintiendo y seco con brusquedad las mías.
– No te creo...
– Te lo juro, quería decírtelo hace mucho pero te iba a lastimar.
– ¡¿Y crees que ahora no? – grita haciéndome sobresaltar – ¡Confié en ustedes dos! ¡pensaba que su relación era de cuñados! ahora entiendo tus salidas al "estudio" – habla para él y ríe irónica – ¡Fui una estúpida todos estos años! Te consideré mi amiga Vanesa, te di un techo, muchas veces de comer... compartíamos todo ¡y decidiste compartir a mi prometido también!
Sus palabras me están torturando; me siento de lo peor y aun Royce esta allí sin siquiera acercarse o decir pío, lo único que hace es mirarme con rabia y secar sus lágrimas. Nina me da una bofetada mientras sigue al borde del llanto, coloco mi mano en mi mejilla derecha.
– ¡Te mereces eso, y más!
– ¡Lo sé Nina ¡maldita sea lo sé!
Agarro bruscamente su mano, la acerco a mi rostro sin dejar de llorar y la obligo a bofetearme.
– ¡Hazlo! ¡Sé que merezco mucho más que unas simples bofetadas! – aleja su mano. – Ahora entiendes el porqué quise deshacerme del bebé, el porqué me fui de tu boda... ¡Pero no todo es mi culpa! – vuelvo a gritar – Él también Nina, los dos somos culpables y no sabes cuánto me arrepiento de todo pero...
– ¡Cállate! – grita – El día de mí boda Jorge los encontró ¿verdad? Por eso se fue así ¡¿verdad?!
– Sí... – susurro.
– Te odio Vanesa, te odio más de lo que alguna vez pude odiar a alguien. Para mí ya no eres mi hermana, desde que te metiste en la cama con mi prometido dejaste de ser mi mejor amiga casi hermana para convertirte en una perra eso eres ¡una fácil!
Entra a casa donde no tarda ni cinco minutos y sale, sube a su auto, enciende el motor y se marcha. Me siento en uno de los escalones que dan hacia la entrada, coloco mis brazos sobre el rezago para luego cubrir mi rostro.
– Por lo menos todo está claro – lo escucho decir.
– He perdido a mi mejor amiga Royce, es algo que ella no me va a perdonar nunca – sollozo – No puedo seguir aquí, voy por Diego y mis cosas...
– ¿Por qué?
– No seas cínico, ¿piensas que me voy a quedar aquí? – se encoge de hombros.
– Ya está, no viviremos ocultándonos Vane. Nos queremos y...
– Si de verdad me quieres, puedes esperar Royce. Estoy consciente de que esto iba a pasar pero no pensé que tan pronto... Sólo necesito tiempo...
Llego a la habitación y agarro las maletas para luego comenzar a guardar nuestras cosas desesperadamente. ¿Por qué todo me sale mal?
No tardo ni una hora guardando, al terminar voy por Diego que esta en la habitación de Victoria jugando, lo cargo y bajo.
Royce por lo menos me ayuda con el equipaje, llamo a un taxi que llega rato después.
– Nos vemos luego – interrumpe el incomodo momento.
– Sólo es un tiempo – acaricio sus mejillas – Espero que entiendas lo que hago. – junta sus labios y asiente.