Después de cantarle cumpleaños a Victoria y de pasar parte de la tarde nadando volvemos a casa donde cenamos y una vez que los niños se acuestan a dormir, junto a Royce entro al jacuzzi.
Sigo abrumada por el mensaje que recibí esta mañana, quiero convencerme de que es una mala broma pero también sé que es imposible, ese no fue el único que llegó; mientras cantábamos cumpleaños llego el segundo mensaje de ese número desconocido donde decía que hoy por la noche o mañana me llegaría una dirección.
No sé de qué se trata esto pero no lo puedo dejar pasar.
– ¿Qué sucede? estas aislada. – Royce recorre la esponja por mis hombros con otra intención.
– Nada. – suspiro y quito la esponja de su mano. – Me duele un poco la cabeza, es todo.
– ¿Te has tomado los medicamentos?
– Sí Royce.
Se acerca al otro extremo del jacuzzi y extiende sus manos hacía mi. Sonrío falsamente para hacerle creer que estoy bien, después me acerco y me acomodo sobre él.
– Royce.
– ¿Me dirás qué sucede?
– ¿Qué pasaría si Nina vuelve, decide perdonarte y quisiera volver a tu lado?
Se tensa ante esa pregunta.
– Puedes pensarlo y responderme después, no hay problema.
– No pasaría nada Vanesa, esto no se trata de un juego de quién debe ganarme. Se trata de que nuestros corazones se han encaprichado en estar juntos, y no hay vuelta atrás porque tomé una decisión.
– De acuerdo.
– ¿Pero por qué la pregunta?
– No es nada, me dio curiosidad.
(...)
– Mami quiero ma cereal – escucho a Diego, sin embargo no le presto atención y es Royce quién vuelve a servirle.
– Luego quiero que se vayan a cambiar ¿de acuerdo? iremos a nadar, y más tarde al centro comercial.
– Si papi. – es lo único que dice Victoria.
Termino de comer sin dejar de revisar el móvil a cada rato por estar esperando ese mensaje con la dirección. Quiero decirle a Royce lo que sucede pero tengo miedo, miedo de que al enterarse de que su esposa sigue viva vaya con ella y me deje a mí.
El teléfono suena justo cuando estoy lavando los platos, seco rápidamente mis manos y voy por el mismo; una dirección adjunta esta en el mensaje.
– Quisiera saber qué sucede contigo.
– ¿Vas a seguir? te dije que nada Royce.
– Quisiera creerte pero no puedo.
– No te estoy pidiendo que lo hagas. Por cierto, saldré al centro a comprar un bronceador y algo de comer para los niños.
– Has traído bronceador y los niños tienen qué comer.
– Me gustaría comprar de igual manera. ¿Nos vemos?
– Adiós.
– ¿Estas celoso?
– Para nada. – agrega entre dientes y se pone de pie.
– Royce. – dejo caer ambos brazos a los lados frustrada. – ¿Te has enojado?
– Estoy bien, no te preocupes.
– Por lo que veo has despertado de mal humor, al parecer no dormiste bien anoche. – recojo las cosas adentrándolas a mi cartera.
– Por supuesto que no he dormido bien. ¿Cómo hacerlo si pasaste prácticamente toda la noche con el celular en manos?
– No tardo mucho, nos vemos.
(...)
Mientras conduzco con destino a la dirección que me ha dicho, pienso en lo enojado que está Royce y lo que va a decir cuando sepa que he traído su auto sin permiso.
Una vez frente al restaurante mexicano donde me ha citado, bajo del auto y camino hacia el interior.
– Buenos días. – saluda un señor sentando poco después de la entrada.
– Buen día.
Una vez dentro miro mi alrededor esperando encontrar a la rubia, pero lo que veo me sorprende mucho más: esa que esta sentada al final es Nina.
