Entramos riendo a casa por un tonto comentario que él hizo cuando estábamos en el auto. Esta noche sin duda ha sido la mejor y me siento más enamorada que nunca. ¿Quién diría que yo terminaría enamorada?, dejo mi cartera sobre la mesa y siento sus brazos rodearme, al dar la vuelta sonríe y sin pensarlo, lo beso.
– Te amo.
– Te amo más. – sonrío. – Debo irme a dormir, mañana teng...
– Todavía no – acaricia mi mentón.
– Viajaré en dos días por cuestiones de trabajo y no te veré.Me besa apasionadamente a la vez que baja el cierre del vestido y acaricia la piel que va quedando al descubierto.
Terminamos sobre la alfombra, él besándome y acariciándome como sabe hacerlo causando que mi pulso y respiración se vuelvan irregular.
(...)
Mi móvil suena desde algún lugar despertándome, me estiro lo suficiente y también bostezo antes de tantear sobre el sofá para apagarlo pero no doy con el mismo.
– Duérmete.
– Royce estamos en la alfombra, en medio de la sala y debo ir a ducharme.
– Está bien, pero un beso más. – se acerca a mí y me da un beso.
– Ahora si voy a ducharme.
– ¿Podemos ducharnos juntos?
– Hoy no, tengo que ducharme rápido y sé que contigo será imposible.
Me dirijo al baño con una sonrisa y miro el anillo que está en mi dedo una vez más. Todo parece uno de esos tantos sueños que tuve, temo despertar y que yo siga en Puerto Rico con mis padres; sin hijo, ni anillo y mucho menos el amor de Royce.
– Insisto, debo ducharme con la Señora de Rojas. – se cruza de brazos y se recuesta en el marco de la puerta.
– Llegaré tarde a donde mi mamá y será tu culpa. – me aseguro que el agua esté tibia y después me adentro a la ducha.
Mis padres han alquilado un apartamento muy cerca del centro por cuestiones de trabajo, se ofrecieron a cuidar de los niños anoche y con gusto acepté. Después de darme una larga ducha gracias a Royce, quito la toalla y me dirijo al armario para sacar lo que me pondré cuando siento sus brazos rodearme por detrás.
– Hoy mi madre viene a casa.
– ¿Hoy? – con tan solo pensarlo me siento nerviosa.
– Si. ¿Por qué no quieres conocerla?
– No es eso Royce, sino que me da vergüenza. – saco la ropa interior y alcanzo la crema hidratante – ¿Qué pensará de mi? de seguro para ella su única yerna es y será...
– Vanesa.
– Esta bien, esta noche haré la cena.
Termino de arreglarme y alcanzo mi cartera para después esperar a que Royce termine de vestir ya que desayunaremos en un café-rest. Una hora después entramos al local, ordeno lo que voy a comer y un café.
– ¿Te gustó la sorpresa de anoche?
– Me encantó.
– Debes ir viendo lo del vestido para la boda.
– ¿Tan pronto? Apenas me pediste que nos casáramos.
– Pero quiero que nos casemos rápido.
– Yo también.
– Aquí su desayuno. – dice el chico dejando el mismo sobre la mesa.
– Gracias.
– De nada, guapa.
– ¿Has oído? Te dijo guapa. – imita una fina voz.
– No me hagas reír – golpeo su hombro. – Es amable, lo es.
– ¿De tomar que desean? – pregunta el mismo chico minutos después.
– Un batido de fresa.
– ¿Y usted joven?
– Uno como el de mi esposa. – el chico anota y se retira.
– Celos, celos – digo en un cantito bromeando.
– ¿Celoso yo, de él?
– Sí, celoso tú de él.
(...)
Me deja frente al edificio donde están mis padres, bajo después de intercambiar varios besos y espero el ascensor.
– ¡Por fin llegas! – mi madre sonríe.
– Buenos días.
– Mami. – Diego corre hacia mi y lo alzo.
– Hola niños, ¿cómo están?
– Bien. Mi abue compro dulce.
– Qué bueno Vicky... ¿no me guardaste ni un poco? – niega tímida – Entonces cuando salgamos de aquí compraremos más.
– ¡Si!
– ¿Y ese anillo? – mi madre lo observa y sonríe.
– Me caso mamá, anoche me lo pidió.
Diego vuelve a la habitación con Victoria, me siento con mi madre y le cuento lo de anoche con detalles.
– Es muy detallista.
– Si.
Mi móvil suena y contesto.
– Soy Nina.
– ¿Ocurre algo?
– No, solo decidí cambiar de número así como voy a cambiar de vida.
– No entiendo. – agradezco que mi madre se haya alejado hacia la cocina.
– ¿Podemos vernos?
– Está bien.
– Puedes venir a mi apartamento.
Apunto la dirección en notas y digo que en dos horas estaré con ella. Converso con mi madre hasta que la hora de ver a Nina llega, me despido y salgo con los niños. Para cuando entro al edificio Nina nos espera cerca del ascensor, le entrego a Victoria que se quedó dormida en el camino y entramos.
– No tengo mucho tiempo. – camino tras ella hasta entrar al apartamento.
– De acuerdo. – acaricia el cabello de su hija – No puedo creer lo rápido que han crecido, Vicky se parece mucho a mí.
– Si, y quiere mucho a su padre.
– Por favor Vanesa.
– ¿Qué me querías decir?
– No te va quitar mucho tiempo. Debo decirte que me voy con mi hija y Junior definitivamente, lejos de aquí.
– ¿Cómo? – siento mis latidos detenerse unos segundos y mis manos se ponen frías.
– Sí, hablaré con Royce y le contaré todo. Mañana voy a su casa.
– ¡No puedes decirle eso!
– Es mi hija y de Junior.
– No estas segura Nina, no sabes quién es el padre en realidad.
– De igual manera.
– Nina, ella adora a Royce, le encanta estar con Diego...
– No hay vuelta atrás Vanesa, me la llevo. – sonríe – Y como Royce es un chico tan ocupado, pido que me anotes en su agenda para mañana.