Luego de ver la película infantil con los niños, miro a Diego que duerme apoyando su cabeza sobre sus manitos. Victoria sale de la habitación y Nina apaga el televisor.
– A la niña le encanta esa película, la ha visto muchas veces – ríe. – Quisiera contarte algo.
– ¿Qué?
– El día del parto mi embarazo se complicó... – explica – Por suerte todo salió como lo esperábamos pero a los días el doctor me consultó que no podré tener más hijos. – sus ojos se llenan de lágrimas y no sé que palabras decirle para darle entender que todo estará bien.
– Eso es lo de menos Nina, tienes a una hermosa nena.
– No es tan fácil, él quería tener un niño para enseñarle cosas de chicos más adelante...
– Pueden adoptar. Así como me dijiste ese día que habían muchas que quisieran tener un hijo, hay muchos niños esperando un hogar...
– No es lo mismo Vanesa. – seca las lágrimas. – Me quiero separar de Royce, lo amo pero nuestro matrimonio esta incompleto.
– No digas eso porque ambos se aman y tienen una preciosa niña, es suficiente.
Intercambiamos un par de palabras hasta que Royce entra y apartamos el tema.
– Debo irme, ya es tarde.
– Amor ¿puedes llevarlos?
– Por supuesto, voy por las llaves del auto.
Me despido de Nina acordando ir al parque mañana, debemos aprovechar el tiempo que estaré en el centro.
Royce acomoda al niño en la parte trasera, le abrocha el cinturón de niños y éste sigue durmiendo tranquilamente. A veces me dan ganas de ser como él: feliz las veinticuatro horas, distraerse con cualquier cosa y sin preocupaciones.
– ¿Volviste a la universidad?
– No pero pienso hacerlo pronto en comunicación social. Por ahora estoy trabajando.
– Qué genial, es muy interesante esa carrera. – asiento dandole la razón.
Recuesto mi cabeza al respaldo del asiento y suelto un suspiro. ¿Nunca vamos a llegar?. Royce frena el auto bruscamente y me alerto.
– ¿Qué pasó? – pregunto mirándolo.
– No sé, se detuvo – encoge sus hombros.
– Si es una broma por favor, sigue conduciendo.
– Es cierto...
– Royce no bajes, por favor.
– Tranquila baby, solo chequearé.
– No tardes – respondo mirando a donde sigue Diego dormido.
Coloco mi mano en sus piernas mientras busco a Royce quién se encuentra en la parte trasera revisando el auto. Estoy impaciente ya que la carretera esta muy sola.
Bajo del auto al notar que él esta tardando mucho, veo a Royce tirado en el asfalto con sangre a su alrededor, corro hacia él y comienzo a moverlo.