Nina
No sé cómo sentirme con respecto a mi supuesta muerte. Consideré en su momento que era lo mejor, así podría vengarme de esos dos quienes no hicieron más que verme la cara de estúpida quién sabe por cuánto tiempo. Pero no pude, el simple hecho de imaginarme destruyendo a Vanesa me duele, sí, sigo siendo una estúpida.
A ellos no les importó enredarse a mis espaldas ¿por qué tendría yo que preocuparme por ellos?, es lo que más quería y de hecho sigo queriendo. Pero
no puedo convertirme en una persona igual o peor que a quién considere mi mejor amiga, casi hermana.Cuando desperté dos semanas después de mi accidente no recordaba nada, me llevó varios días aclarar todo y mi madre me ayudó mucho. Su única intención fue llevarme a Canadá para centrarse en mi recuperación, allá fue donde desperté y fui yo quién pidió (luego de recuperar la memoria) que dijeran que estaba muerta.
Disfruté en su momento pensar en lo mucho que Vanesa se sintió culpable, pero todo cambió cuando regresé y la vi en una oportunidad llorando por mí, pidiéndome perdón.
– Aquí tienes el agua de coco que has pedido. – Junior me tiende el vaso y sonrío en agradecimiento.
Luego seguirla hasta esa iglesia donde harían una misa en honor a mí, volviéndome a pedir perdón. Pero cuando vi la expresión de felicidad que tenía mi pequeña hija al verme me pregunté el porqué lo hice, ¿por qué mentí?
– ¿Mami? – me alejo de la gran puerta de madera para encontrar a Victoria mirándome. – ¡Mami!
– Shh princesa. Estoy aquí ¿cómo estas? – pregunto a la vez que las lágrimas humedecen mis mejillas.
– Bien. – enrolla sus brazos a mi alrededor, y sé cuánto me ha extrañado.
– Me alegra preciosa. – comienzo a besar su cara haciéndola sonreír.
A lo lejos veo a Royce acercarse e intercambiar algunas palabras con Vanesa.
– Princesa escúchame. – Victoria me ve y vuelve a sonreír. – Voy a buscar algo al auto pero debes prometerme que me vas a esperar aquí ¿de acuerdo?
– Aja. – deja un beso en mi mejilla.
– Ya vuelvo.
No quería que el encuentro con mi hija arruinara mis planes, por eso la dejé allí y volví al apartamento que había alquilado cuando volví de Canadá.
Días después supe que habían alquilado una casa en una playa muy poco visitada, decidí querer ir también y alquile una que queda a unos kilómetros de donde ellos están. A diario he llamado, sólo necesito escuchar su voz para así saber si están bien o algo sucede.
– Nina ¿en qué piensas? – Junior me saca de mis pensamientos.
– En el encuentro del supermercado. ¿Crees que sea correcto verla?
– Ya estas aquí, no puedes echarte para atrás. Todo saldrá como esperas, ya verás.
– No Junior. – muerdo mi labio nerviosa – No quiero seguir con ese plan. Sería bajarme a su nivel y convertirme en una mentirosa como ella, no es lo que quiero.
Quito los lentes de sol, luego saco la peluca rubia que cubre mi cabello y se lo tiendo.
– Por favor lleva eso al auto, debe estar por llegar. Y recuerda, ya no más mentiras. – sonríe y se acerca para darme un beso.