La próxima parada es Guadalajara. En esta oportunidad si lo acompaño a la prueba de sonido, estoy sentada con Diego en la zona general sin dejar de mirar a Royce ensayar. Se escucha fuertemente la batería y la combinación de los instrumentos con su voz es perfecta.
Cuando son las ocho de la noche estamos en camerino, él utiliza su móvil y yo me distraigo con Diego. Rato después le hacen el llamado que ya debe salir, me entrega su teléfono, deja un beso en mis labios y sale. Comienza con canciones de sus álbumes anteriores y termina con Dilema. Esa canción que en algún momento lo identificó, o eso creo. Baja del escenario sudado y agitado, agarra una toalla para después secarse.
– ¿Qué tal? – pregunta jadeando.
– Lo has hecho bien.
– Hago todo bien, y si no me crees, mira a ese precioso niño que está durmiéndose sobre esa silla. ¿Por qué no sigues al hotel?
– Quiero esperarte.
– Debo ir a las fotos, una rápida entrevista y luego nos vamos.
Cuando llegamos al hotel es casi la una de la mañana, Diego esta más que dormido en brazos de Royce y yo bostezo de vez en cuando pero es necesario darme una ducha. Enrollo mi cuerpo con la toalla después de refrescarme y cuando estoy por salir entra.
– Diego aun duerme y no creo que despierte. – me adentra nuevamente al baño pegándome a la fría pared.
– ¿Qué quieres decir con eso señor Rojas? – pregunto divertida.
– No lo sé. – acaricia mi rostro sin apartar sus ojos de mis labios.
– Podemos dormir.
– No, no... Es lo que menos quiero.
– Eres un travieso Rojas.
Me besa con desespero, comienzo a acariciar con una mano su cabello pegajoso debido al sudor y con la otra me deshago de su camisa. Me alza dejándome sobre el lavamanos y en cuestión de segundos mi toalla desaparece, enrollo mis piernas a su alrededor mientras se encarga de acariciar mi cuerpo al desnudo.
De repente me da calor por como nos encontramos, lo echo a un lado y lo invito al jacuzzi donde nos fundimos en un apasionado y largo beso, hasta que él lo interrumpe para deslizar sus labios a mi cuello haciéndome cosquillas con su creciente barba.
(...)
Cuando despierto primero que ellos, llevo mi brazo al otro lado esperando abrazar a Royce pero esta vacío. Me siento rápidamente extrañada y sonrío al ver que duerme junto a Diego.
Me alisto en una hora para bajar al restaurante y desayunar algo, también ordenar para ellos. Cuando entro, visualizo a una de las chicas sirviendo algo de cereal con yogurt seguido de varias rebanadas de pan y queso. Decido comer omelet de vegetales con berries y jugo de naranja, encargo algo de llevar para Royce y el niño, cuando tengo todo, ocupo una mesa.
– ¿Has dormido bien anoche?
– Si. – no entiendo su pregunta.
– Su baño esta justo al lado de mi habitacion, la pared da hacia mi cama.
Me sonrojo al instante ¡Dios mío, qué vergüenza!
– Eran las tres de la mañana y seguían despiertos.
– Hmm yo, yo de verdad no sé qué decir. Qué pena.
– No te preocupes. – sonríe – ¿Cuando subas puedes decirle que me busque? Necesito planificar una entrevista.
– Claro.
Termina antes que yo, se retira y sigo desayunando sola pensando en lo que me ha dicho. Es algo que no superaré, me da mucha vergüenza. Vuelvo a la habitación y los consigo vistiéndose.
– Aquí su desayuno. – despeino el cabello del niño – Buenos días.
– Gracias, iba con prisa para eso.
– Una chica te manda a decir que la busques.
– Ah si, me escribió.
– ¿Sabes qué me dijo? que su habitación queda detrás de nuestro baño – ríe – No te rías, me da vergüenza.
(...)
La última presentación es aquí mismo pero estadio diferente. Son las seis y estamos en camerino, aunque debe subir ya sigue distraído con Diego pero no es hasta que esa chica entra y lo presiona para que salga. Los gritos de las fanáticas me confirman que ya esta en el escenario enloqueciéndolas. Desde que llegamos he tenido dolor abdominal, no sé si echarle la culpa a los tacos que comí en el almuerzo o sea malestar menstrual.
– Ven aquí mami. – Diego palmea el sofá.
– Voy cariño.
– ¿Estas bien? – pregunta la misma chica, entrecierro los ojos y asiento.
– ¿Segura?– No – suspiro – Esos tacos me han caído pésimo.
– Vamos por algo.
– No, puedo esperar llegar al hotel.
Espero unos segundos y me pongo de pie para jugar con Diego, pero mis piernas flaquean y termino cayendo.
(...)
Abro los ojos con dificultad para encontrarme a Royce, esa chica y Diego a un lado, los tres mirándome con curiosidad.
– ¿Te sientes mejor?
– ¿Por qué me han traído?
– Te desmayaste. Cuando termine de dar el concierto me avisaron y vine rápidamente para acá. Ya te han hecho los análisis y un chequeo.
La chica sale junto a Diego, y bufo mirando a Royce. Sólo espero que esa anemia no haya vuelto, no soportaría tomar otra vez esos medicamentos con tantas reglas.
– Buenas noches. – una chica entra con algo en manos – Estos son sus análisis.
– ¿Puede decirnos? No entendemos nada de lo que esta escrito.
– Claro – sonríe. – Usted ahora debe cuidar de ambos.
– ¿Ambos? – pregunto confundida.
– Estás esperando un bebé, felicidades.
– ¿Qué? – es lo único que logro decir.