– De acuerdo, estaré esperando el correo. – habla Royce al teléfono.
– Son cuatro, dos adultos y dos niños.Dejo de prestarle atención al momento que tocan el timbre, camino hasta la puerta y Jorge junto a Elena están allí.
– Hola Vane – ella es la primera en saludar – ¿Cómo estas? qué estúpida, me imagino como te sientes.
– Pero aun así ella va a responder que esta bien ¿cierto? – añade Jorge con una sonrisa – Ayer no pude venir por tu cumpleaños, lo siento. ¡Feliz cumpleaños atrasado! te quiero un montón y ahora ¿nos dejas entrar? hace calor aquí.
– Claro, pasen y gracias. – les cedo el paso.
Diego corre hacía su tío Jorge con emoción y le cuenta lo que ha hecho en los últimos días en el jardín.
– Hola – saluda Royce – ¿Cómo estan?
– Feliz – responde Elena.
– Como una lombriz. – ríe Jorge.
– Aquí esta tu regalo de cumpleaños, querida Vanesa.Saca algo del bolso de su chica, me lo tiende y con curiosidad lo agarro. Sonrío al ver lo que tengo en manos, hasta que por fin tendrán el suyo propio.
– Felicidades – los abrazo – Van a ser unos excelentes padres. Mira Diego, es tu primo – le muestro la ecografía.
– Ya por fin tío dejará de despeinarte y decirte cosas. – bromeo – ¿De cuanto estas?– Tres meses, y sí, aun no se nota.
– Tu barriga se notará más al sexto mes.
– Si ahora esta insoportable no quiero imaginármela cuando esté en el sexto.
– Qué gracioso – Elena voltea los ojos. – Y no es todo, aquí tienen una invitación.
– ¿Al babyshower?
– No querida, a nuestra boda.
Me entrega la tarjeta con una preciosa introducción, de color beige y sus iniciales a un lado.
– Dios mío. ¡Felicitaciones doble!
– Gracias, gracias. ¿Y ustedes qué? ¿Cómo van?
– Ay vamos – suspiro y miro a Royce.
– Nos iremos de viaje en tres días.
– ¿Qué? – agrando los ojos – ¿De viaje, a donde? ¿Por qué no lo consultaste conmigo?
– Te lo diría más tarde, pasaremos el cumpleaños de Victoria allá.
– ¿Cuando cuplo año? – esta vez pregunta Victoria con curiosidad.
– En una semana princesa.
– ¿Yo? – miro a Diego.
– El tuyo es después hijo.
– ¿Quieren pastel? los niños y Royce me hicieron uno ayer, quedó suficiente.
– Eso ni se pregunta Vane. – ríe Elena.
Saco el pastel al comedor, busco los platos y pico varios trozos para luego dárselos.
– Está delicioso. – Jorge saborea.
– Voy a buscar el hierro, ya debes tomártelo.
– ¿Hierro por qué?
– Vanesa tiene un indicio de anemia.
Royce sube a la habitación a buscar el hierro y aprovecho de comentarles lo de la misa, con ellos será suficiente.