Recuerdo cuatro

989 73 24
                                    

- Oye, Richard...- oigo antes de que alguien abra la puerta y ésta golpee mi trasero, empujándome con Lucía en mis brazos, haciéndonos caer al piso.- Oh, lo siento amigo, no sabía que estabas tan ocupado, puedo venir luego o...- Es el idiota de Ian.

Luego de unos minutos me doy cuenta de que habla y en que posición me encuentro con Lucía. En el piso. Yo encima de ella. Nuestro pecho y pelvis en contacto, todo en contacto. Me tiemblan los dedos. Tengo que estar aplastándola, y lo confirmo por su expresión de dolor mínimo. Me levanto rápidamente y estiro una mano a ella para ayudarla a pararse.

- Lucía, sal y espérame junto a Megan. Por favor.- Digo todo esto mirando fijamente a Ian.

La oigo carraspear un poco. Pasa por nuestro lado murmurando un permiso y sale de la oficina cerrando la puerta detrás de ella. Ian mira todo sus movimientos, incluso mira su trasero. Tengo que darle en la nuca para que despierte y me preste atención. Mira en mi dirección con una gran sonrisa y un brillo perverso en los ojos.

- Muy hermosa. Gran asistente que te tocó, ¿eh?. ¿Puedo acercarme a ella sin que me cortes los testiculos? Aunque puedo y quiero correr el riesgo.- Ian es menor que yo, tiene 25 años. Es insoportable y es un gran amigo.

- ¿Quieres cerrar la boca de una vez por todas?. ¿Por qué nunca tocas la puerta antes de abrirla?. Maldición.- Digo mientras muevo exageradamente los brazos. Quiero golpearlo, mierda.

- Está bien, lo siento. Pero quiero hablar contigo de algo, y es importante. -Retrocedo unos pasos y cruzo los brazos sobre mi pecho, poniendo atención en él y lo que va a decir.- Pero antes que todo, ¿que te sucedió en los pantalones?. Veo que tu asistente te dio un gran impacto.

Están todos en burlarse de mi. Paso la mano por mi cara en gesto de exasperación. Me hago más viejo por este imbécil. El levanta las manos en forma de rendición y se ríe un poco.

- Está bien, está bien. Lo que te diré ahora no será de tu agrado pero... Nancy está aquí en la empresa, y está justo afuera de esta oficina. ¿Quieres saltar por la ventana o ocultarte el resto del día en el baño? Te ayudo con lo de la ventana.- ¿Qué este día no puede ir mejor? Pienso mientras me río como un desquiciado.- Al parecer fue de tu agrado, te abriré la ventana.

- ¿Por qué no lo dijiste desde un principio? Maldición, Ian.- Le digo interponiéndome en su camino a la ventana. Lo volteo y lo empujo a la puerta para abrirla y salir.

Miro a todos lados esperando ver a una pelirroja irritante y loca. Pero lo que encuentro es alucinante. Lucía y Nancy hablando animadamente, sentadas en uno de los sillones de la recepción y bebiendo café. ¿Qué sucede ahora?. Camino hacia ellas y me planto en frente. Carraspeo para llamar la atención pero están tan enfrascadas en su conversación que no se dan cuenta que estoy parado y echando humo por los oídos frente a ellas. Totalmente confundido, totalmente enojado.

- ¿La ventana?.- Pregunta Ian sobre mi hombro.

- ¿Quieres callarte?.- Pregunto yo a cambio.

Ahora si que esas dos se dan cuenta de mi presencia. Lucía mira en mi dirección con una sonrisa inmensa, los ojos achinados y con brillo de diversión. Estoy hipnotizado por su gran belleza. Pero la realidad me golpea, o bueno, Nancy lo hace. Ésta se tira encima de mi envolviendo sus brazos en mi cuello y repartiéndome besos por todo mi rostro. Se separa y arregla su vestido.

- ¡Bebé!. Dios, estaba tan ansiosa de hablar contigo, pero vengo aquí y me encuentro con Lucía. Esto es increíble, ¿a que si?.- Nancy y su voz chillona.

- Si si si, ¿de donde se conocen las dos?.- Les pregunto mirándolas sucesivamente.

- Nancy es mi vecina.- Voz celestial para una oración no tan celestial. Mmm, sorpréndete, ojos verde-grises.

Escucho la risa de Ian por aquello. Sé que está gozando mi situación y se que no se irá a otra parte. Miro de nuevo a Nancy, ésta me devuelve la mirada y sonríe con entusiasmo. Me volteo hacia Ian y lo miro con cansancio.

- La ventana.- Le digo suspirando. Ian me sonríe y me da unas palmadas en el hombro apoyándome.

Estoy completamente perdido.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora