Recuerdo once

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Salimos de la cafetería. Nuestras manos siguen entrelazadas desde que ella comenzó a hablar de John. Se siente increíble, es como si mi corazón se fuera llenado cada minuto que transcurre por aquel toque. Es como si de repente estuviera feliz.

Observo su perfil, observo sus pestañas largas hasta tocar su pómulo, observo su pequeña nariz recta y fina, observo sus pecas y uno que otro lunar, observo sus labios rojos y abultados. Y luego, me observa, con sus ojos verde-grises, combinación alucinante. Me observa y esboza una sonrisa. Si seguimos así, chocaremos. Y eso fue exactamente lo que sucedió. Solo que fui yo el que salió perjudicado al chocar contra un poste. Y ahora todo el lado izquierdo de mi cara duele.

Ella se ríe y suelta mi mano para acariciar mi rostro. Yo gimo de dolor pero sigo mirándola. Creo que ya no duele. Ella sigue sonriendo y sus ojos brillan con intensidad. Su cabello cubre parte de su rostro por la brisa. Levanto mi mano para acariciarlo y ubicarlo detrás de sus orejas, para tener una mejor vista de ella. Siento que esto ocurre en cámara lenta. Imagínenselo así.

Nos acercamos más. Agarro sus mejillas entre mis manos, y nos acercamos aún más. Miro sus labios, ella mira los míos. Miro sus ojos y ella mira los míos. Así sucesivamente. Cuando nuestras narices se tocan, sucede. Un chico tropieza conmigo y me empuja, gritando una disculpa. Pero mis labios no tocan los suyos, no. Mis labios llegan a parar en su ojo derecho provocando que ella jadee de dolor y sorpresa. Yo me separo rápidamente e inspecciono su ojo mientras río entre dientes. Está un poco rojo y lagrimea. Ella se ríe junto a mi y se sonroja.

- Entonces... ¿quieres que te lleve a tu casa o...?.- Le pregunto alejándome más de ella. Ella al notarlo baja su cabeza entristecida.

- Claro, a mi casa...- Dice caminando en dirección a mi auto.

Mientras conduzco a su casa, ella mira la ventana con detenimiento. Está algo decaída. No ha dicho nada desde que nos montamos. ¿Hice algo mal?.

Ya al llegar a su departamento, me detengo frente de él. Antes de que levante la mano para abrir la puerta, pongo el seguro. Ella se gira y me mira confusa.

- Quiero decirte algo.- Comienzo.- Si sucede algo malo, cualquier cosa. Ya sea él levantándote la voz. Me llamas, ¿entendido?. No importa la hora que sea, vendré y te sacaré de ahí. Te llevaré a donde quieras quedarte. Pero me tienes que llamar, Lucía. Recuerda que no te puedes guardar las cosas.

- Está bien.- Parece un tomate de lo sonrojada que está.

Le sonrío y me acerco. Ella mira mis labios pero yo miro sus ojos. Me acerco más e inclino mi rostro para besar su mejilla. Duro unos segundos más y me alejo. La veo separar sus labios y revolotear sus pestañas para después mirarme con intensidad. Sonríe un poco y yo le quito el seguro al auto. Ella sale. Mientras camina, sus caderas se mueven de una manera alucinante, más que sus ojos. Que jodida vista.

Luego de verla entrar, yo arranco y salgo de ahí.

****************

3:45 a.m. Dice el reloj mientras me siento en la cama y cojo el teléfono para contestar la llamada.

- ¿Si?.- Mi voz sale más ronca de lo normal.

- Sácame de aquí, por favor.- Todo sueño en mi sistema se ha desvanecido luego de oír esas palabras. No hace falta preguntar quién es ni qué ha pasado. Solo respondo con un "voy" y tranco el teléfono.

Ese hijo de puta.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora