Recuerdo veintinueve

403 36 4
                                    

Salgo corriendo de la casa. Busco con la mirada a Lucía. Está sentada en el árbol del jardín de mamá. Abrazando su cuerpo, sollozando con la cabeza abajo, sus rodillas pegada a su pecho. Está descalza. Camino a ella y me agacho. Acaricio con las yemas de mis dedos sus brazos. Su cabeza sube un poco y deja de sollozar. Hasta que me abraza. Está arrodillada y sus brazos apretando mi cuello.

Ahí comienza a sollozar fuerte. Murmura palabras en la base de mi cuello, sus lágrimas mojando toda la zona. Me arrodillo como ella y rodeo su cintura, pegándola a mi pecho. Siento como el suyo se agita por su respiración.

Beso su cabello, beso su mejilla. Acaricio su cintura, su espalda, su cuello. Solo hasta que se tranquiliza. La alejo para mirar su rostro, rojo y mojado. Acaricio sus mejillas con mis pulgares, borro el rastro de sus lágrimas. Acerco mi boca a la suya, presionando suave. La abro capturando su labio inferior entre los míos. Ella corresponde, sus dedos jugando en mi nuca.

Nos separamos. Recargo mi frente en la suya, tratando de regulizar nuestra respiración.

- ¿Qué pasó?.- No sé cómo, pero estoy demasiado tranquilo. Tengo que estarlo, para ella.

Solo preguntar siento como el pánico corre por su cuerpo. Comienza a sollozar, se separa de mi y jala mis brazos. Trata de arrastrarme a la acera. Está sollozando más fuerte y grita ciento de cosas. Entre todas ellas, está el nombre de mi hermano.

Camino con ella a la acera, pero veo que trata de llevarme al auto. Trato de detenerla, le pregunto que ha pasado, que tiene. Pero no responde. Solo trata de arrastrarme.

- ¡Lucía, detente!.- Gritó fuerte, sobre sus gritos.

Paró de inmediato. Su rostro asustado viendo el mío. Agarro sus codos y la acerco bien a mi.

- Tienes que decirme que pasó. Quiero ayudarte, amor.- Susurro.

- Carlos.- Gaguea, señalando la casa.

Traga duro, apenas puede hablar. Apenas puede hacer una oración completa, todos las palabras salen de su boca sin sentido. Pero las entendí, entendí bien todo lo que me decía.

Mis manos aprietan sus codos, oigo un quejido de su parte. Alejo mis manos de ella, doy pasos atrás. Siento el enojo correr por todo mi cuerpo. La traición y la decepción mezclándose con él. Estoy completamente nublado.

Carlos trató de matarla, trató de ahorcarla, trató de violarla. 

Camino a la casa en grandes zancadas. Lucía grita que vuelva, que vuelva a ella y nos larguemos de aquí. Pero no puedo.

Los hermanos de mi madre y ella están ahí, en la entrada. Han observado y escuchado todo. Pero menos me puede importar eso. Cuando llego a las escaleras de la entrada. Mis tíos tratan de detenerme. Gritan que me calme, yo les grito que me suelten. Tengo que matarlo. Mi madre trata de agarrar mi rostro. Susurra palabras para calmarme. Pero nada funciona.

- ¡Suéltenme!. ¡Ya!.- Ninguno lo hace.

Sin pensarlo, golpeo el estomago de uno de mis tíos con mi codo. Éste se hecha para atrás, aprovecho eso y empujo al otro. Oigo a mi madre gritar horrorizada. Siento unos brazos delgados rodear mis hombros por detrás. Sé que es Lucía, sollozando que me tranquilice, que nos vayamos.

Agarro sus manos, desenvolviendo su abrazo. Me volteo y la arrastro a donde mis tías.

- No dejen que suba, no dejen que se vaya. Solo sosténganla.- Ellas tratan de negarse, pero con solo una mirada de mi parte asienten.

Subo corriendo las escaleras escuchando a todos gritar. En el pasillo, mis abuelos salen de su habitación y preguntan qué sucede, pero los paso de largo.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora