Recuerdo treinta y seis

578 28 7
                                    

No estaba seguro de si era ella, no la reconocía en absoluto. La enfermera sale de la habitación y cierra la puerta detrás de ella.

La chica acostada en la cama estaba dormida, con su cabello corto y su piel ceniza. Al parecer los rayos de sol no la han iluminado, que desgracia y dolor. Al parecer no ha salido en meses. Se le notan lágrimas secas en sus mejillas sin color, se le nota sufrimiento en su rostro pálido y consternado. Me encantaría aliviarle lo que le molesta, me encantaría que despertara y me mirara, que sonriera como lo hacía antes.

*************************************

- No quiero que la veas, no quiero que estés cerca de ella.- Dice mi madre.

Estamos en el medio del salón, mi hermano está sentado en el sillón, tratando de leer un periódico mientras que nosotros gritamos.

Luego de unas horas de pelear, de maldiciones y pequeñas lágrimas, conseguí que ella me explicara.

- Un mes después de tu juicio, después de que te fuiste a ese mugriento lugar, Lucía tuvo el accidente. En esos tiempos yo desaparecí, tu hermano estuvo preocupado buscándome por todas partes, pero yo me había ido, fui a visitar a mis hermanos. - Seca sus lágrimas con un pañuelo y pierde la vista en un rincón de la sala. - Rumores corrían por los calles y redes sociales de que podría haber sido la causante de aquel accidente, tu hermano lo creyó. Consiguió encontrarme y me enfrentó, argumentando de que yo lo había hecho. Dolor fue lo único que pude percibir, pues mi hijo me estaba culpando de algo que no hice.

- ¿Sabes quién lo hizo?- Le interrumpo. Hace una mueca de dolor al yo preguntarle tal cosa.

- No lo sé, y si lo supiera, hablaría, de una vez.- Mira mis ojos tratando de que capte su sinceridad.- Quise alejarme porque no soportaba el no tenerte, no soportaba pensar en qué se había convertido mi vida. Pero cuando tú hermano llegó a mí, peleándome, algo en mí entró en razón. No tenía por qué menospreciar la relación entre ustedes dos, pero entiéndeme que sólo quería tú bien, hijo.- Sus manos suben a mis mejillas y me mira con tanto amor.- Ibas por tan buen camino, haciendo tu vida de algo por lo que estarías orgulloso, haciendo tu vida y callándole la boca a tu padre, haciéndole ver que puedes levantarte y luchar. No quería que viniera alguien y, con o sin intención alguna, te quitara todo.

- Entiendo, de verdad, pero, ¿por qué no quieres que vea a Lucía?- Baja sus manos y su rostro vuelve a la seriedad.

- Solo le hago un favor a la muchacha.- Mira el suelo tratando de evitar mi mirada.

- ¿A qué te refieres?- No puedo creer que diga eso, "favor", ¿qué mierda?

Camina alejándose por completo de mí, pasando las manos por su vestido largo.- Cuando tú hermano se fue, recapacité, volví aquí y decidí visitar a Lucía. Investigué en donde se encontraba, pero no por sus padres, ya que ellos no quieren nada relacionado con nosotros. Cuando conseguí el lugar, la visité. Pensó que, por alguna extraña razón, había ido a hacerle daño, pero no. Tuve que explicarle, decirle lo que había pensado antes de ir allí, decirle lo que había pensando en el momento en que te vi llegar con ella aquella noche, decirle que lo sentía por insultarla y aborrecer la relación que tenían.- Suspira y se acerca un poco más a mí.- Ella no perdía la fe de que algún día saldrías, hijo. Ella lo sabía, y nadie le quitaría la idea y el deseo de que eso sucedería. Pero me pidió un favor. Me dijo que por más que te esmeres, por mucha necesidad y ganas que tuvieras de encontrarla y estar junto a ella, que nunca te dejara. Que impidiera todo lo que hicieras para que la encuentres.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora