- Muy bien, ¿en donde te quieres quedar?.- Le pregunto ya sentados en el auto.
- Mmm, está difícil. Mis padres no se encuentran en el país y mi familia vive en Europa. Así que... no lo sé.
- ¿Amigas?.- Tiene que haber un lugar, no la dejaré en la calle y mucho menos en ese departamento.
- Mi amiga más cercana es Nancy y recuerda que es mi vecina.- Eso está aún peor.
- ¡Pues no se diga más!.- Digo aplaudiendo, ella salta del asiento por el sonido.- Será en mi casa.
- ¿Qué...? No, no, no. En tu casa no, no es tan necesario. Puedo quedarme en un hotel o algo por el estilo. Estás loco.
- Tú estás loca. Ningún hotel ni nada parecido. Será en mi casa y ya.- Enciendo el auto y emprendo nuestro camino.- Relájate, no haré nada de lo que no quieras.- Le guiño el ojo y la miro de reojo, se sonroja y agacha su cabeza. Así que también me salió pervertida la niña.
No se habló más en lo que quedaba del camino. Parecía un poco nerviosa a mi lado. Jugaba con sus dedos. Hubo una que otra vez que se quedó observando mi perfil, yo le sonreía ligeramente a cambio. Y eso aumentaba su nerviosísimo.
Todo lo sucedido hace horas quedó en el olvido. Ella al parecer no quiere hablar del asunto. Y yo mucho menos.
Estaciono el auto y bajamos para ir al ascensor del lobby. Saludo a Julio. Éste trata de decirme algo, pero yo le respondo que llevo un poco de prisa.
Ya en frente a la puerta. Bajo la maleta al piso y saco las llaves de mis bolsillos para abrirla. Nos adentramos. Todo está oscuro, pongo la maleta a un lado.
Cuando doy un paso en la sala, pequeñas luces de Navidad en el piso se encienden, una música de fondo suena por todo la casa.
- ¿Y ahora que?.- Pregunto mirando al techo del apartamento.
- ¿Que sucede?.- Me pregunta Lucía. Le respondo un "no sé".
Camino por el pasillo con olor a rosas. Éstas se encuentran esparcidas en el piso. Ya me hago una idea de lo que pasa aquí. Abro la puerta de mi habitación con Lucía a mis espaldas. Un fuerte olor a chocolate, luces, pétalos de rosas por todas partes.
Hay una mujer en mi cama, con chocolate en todo su cuerpo desnudo y fresas pegadas desde sus tobillos hasta sus hombros.
- ¡Nancy!.- Le voceo alargando las sílabas de su nombre.
Nancy se levanta de la cama y en pequeños saltos está frente de mí.
- ¡Mi amor!. Pensé que nunca llegarías. ¿Qué te sucedió?.- Dice. Sus manos,
- cubiertas en chocolate seco, acarician mi rostro. Las aparto.- La pregunta es: ¿qué sucede contigo? ¿Cuál es la razón de todo esto?.- Expando mis brazos y doy vueltas señalando todo.
- Bueno, lo que pasa es que te quise dar otra pequeña sorpresa.- Se sobrepasó de pequeña.- Me he ido de viaje para resolver unas cosas con mis padres. Te lo dije pero nunca respondiste mis mensajes. Entonces, cuando regresé, pensé "¿por qué no darle una sorpresa a mi osito?".- ¿Desde cuando soy su osito?.- Pero no se me ocurrían ideas, así que pensé en mejorar mi idea pasada. Me cubrí de chocolate y me pegué fresas. ¿Te gustó?.
Salta en frente de mí, sus senos saltan por igual pero lo que me asombra es que ninguna fresa se caiga. Paso mis manos por mi rostro y agarro sus hombros.
- ¿Estás loca? ¿Puedes quitarte todo este chocolate y fresas ya? Por favor.
- Cariño, pero ese es tu trabajo. Para eso están pegadas, para que uses tu boca y las quites.- Alarga las eses. Jodida serpiente.
Camino a la cama y me siento en ella. Escondo mi rostro en mis manos.
- ¡Lucía! ¡¿Qué hace Lucía aquí, Richard?!.- Grita. Me tapo los oídos ya que sus chillidos son insoportables.
- No hay necesidad de gritar, Nancy.- Me paro de la cama.
- ¡Si la hay!. Vengo aquí con una tremenda sorpresa, esperando que sea alucinante para ti. Pero tú vienes con Lucía.- Remueve sus brazos y camina de lado a lado.
- Nancy, te pido que por favor te limpies y cambies. Así podremos hablar tranquilamente.
- No voy a hablar tranquilamente. ¡Esto es increíble!. Esperé toda la noche, Richard. Organizé todo esto. Me cubrí de chocolate por ti.
- ¡Nunca te lo pedí!.- Le gritó a cambio.
- ¿Pueden calmarse?. Despertarán a los vecinos.- Dice Lucía.
- ¡Tú cállate!. ¡Por Dios! Que ciega estuve todo este tiempo. Pero ahora lo comprendo todo. Quieres tirarte a mí novio, quieres tirártelo, Lucía. Por eso estás aquí. De zorra. Debí de creerle a John, debí de hacerlo. Pero como éramos amigas pensé que eras una chica todo lo contrario a lo que él decía. Y nunca le hice caso, hasta ahora.- Dice Nancy señalando a Lucía y escupiéndole en el rostro.
- ¿John?.- Lucía tiembla en su lugar, mira hacia mí y luego mira a una Nancy enojada frente de ella.
- Si, John. El mismo que se iba del apartamento que comparte contigo, y venía a mí. Venía a mí a hacerme todo lo que nunca dejaste que él te hiciera. Venía a satisfacerse. Venía a apoyarse en mí y llorar por ti. A decirme todo, todo sobre ti. Eres una zorra, Lucía. Me dijo que te acostaste con sus amigos, que te acuestas con Richard, mi novio. Me dijo que no confiara en ti.
Sus palabras son como pequeñas dagas para Lucía. Ella se aleja unos pasos de Nancy, pero luego mira el piso y una expresión de enojo aparece. Lo siguiente que pasa nos deja a Nancy y a mí sorprendidos. Lucía le golpea la cara con la palma de su mano.
- Eres una estúpida. Una gran estúpida. Creíste todo lo que te dijo, grandes mentiras. Nunca me he acostado con sus amigos y mucho menos con Richard.- Da unos pasos acercándose más a Nancy.- Fui su mejor amiga y novia por mucho tiempo. Estuve a su lado por todo lo que pasó. Fui amorosa, fiel a él. Fui honesta, en cambio él no. Nunca me contó de su enfermedad, nunca me contó por lo pasaba. Y aquí la zorra eres tú, Nancy. Te acuestas con todos y les dices a los demás que tienes novio. Y lo gracioso es que sigues intentando cuando está totalmente claro que Richard no quiere nada contigo. Y al parecer saldrás de aquí cubierta de chocolate y fresas, como no lo esperabas. Creí que eras mi amiga.- Termina y sale de la habitación.
Nancy queda estancada y sorprendida en su sitio. Me acerco a ella.
- Necesito que te vayas, Nancy.- Ella se gira y me empuja.
- ¡Terminamos!.- Vocea y corre por sus cosas para salir de la habitación.
- ¡Yo te terminé hace mucho tiempo!.- Le voceo, oigo un gruñido y me imagino que era de ella.
Loca.
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Recuerdos de ti
RomanceHan pasado años desde la última vez que la vi. Es un recuerdo horrendo. Estaba totalmente llorosa, sus manos temblaban del miedo. No era ella en ese momento, no sabía cómo defenderse, no sabía que hacer. Sus padres nos habían descubierto, todos lo s...