Recuerdo nueve

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(POV de Lucia)

Conocí a John en el edificio de mi tía al quedarme atrapada en el ascensor con él. Estaba aterrada, tenía 13 años y pensaba que ya iba a morir. Él me tranquilizó y me pidió que si me podía abrazar hasta que el ascensor funcionara. Obviamente dije que si. Duramos 4 horas ahí encerrados, con hambre y sed, acalorados y aburridos. En esas 4 horas nos contamos de todo. Nos contamos cosas de nuestras familias, nuestro pasatiempos y demás cosas favoritas, anécdotas divertidas y chistes horribles pero algo graciosos. No fué tan aterrador en realidad. Pero nos llevamos bien en el instante.

Le había contando que era mi primera semana viviendo con mi tía. Mis padres tuvieron que dejarme al cuidado de ella ya que eran arqueólogos y viajaban por el mundo. Él me había contado que vivía solo con su madre. Su padre había muerto de un terrible accidente junto con sus dos hermanos pequeños. Luego de decirme eso lo abracé hasta que nos sacaron de ahí.

Mi tía estaba asustada y nerviosa, nunca tuvo hijos porque dice que tiene una mala suerte o una maldición. Era una mujer muy supersticiosa. La madre de John no estaba en casa al suceder aquello, así que mi tía le dijo que podía pasar a nuestro departamento. Pasamos una tarde increíble. Y desde ese momento fuimos mejores amigos. Inseparables.

Al cumplir los 14 años, John me había pedido ser su novia. Tenían que verlo, sudaba de los nervios y gagueaba todo lo que decía. Fue simple pero hermoso para mí. Fuimos la pareja perfecta para casi todo el colegio. Andábamos de arriba para abajo juntos. Aún más inseparables.

Luego de un año, mi tía se enfermó. Cancer de pulmón. Estaba derrotada, no sabía que hacer. John me consolaba y ayudaba, incluso su madre me ayudaba. Los médicos decían que habían esperanzas, que podía sobrevivir. Estaba feliz cuando decían aquello, pero descubrí que mentían. Mi tía empeoraba y murió.

Me dejó su casa, dinero, sus pertenencias y una carta. En ella decía que me amaba, que era mi tía pero en el fondo de su corazón yo era su hija. Su única hija. Dijo que al parecer no tenía una maldición ni mala suerte porque me tenía, porque encontró lo que tanto buscaba pero no se le daba, me encontró a mí.

Lloré el resto de lo que quedó del año. Mis padres vinieron al funeral y se quedaron por unos meses conmigo, en el departamento de mi tía. Pero luego decidieron venderlo y quedarse con las pertenencias de ella. Los odié en aquel momento. Y más a mi madre que era su hermana. No les importó vender su apartamento, no les importó dejarme con la madre de John y seguir trabajando. Yo quedé devastada pero ellos no.

La madre de John le compró un apartamento al él cumplir los 16 años como un regalo. Y claro que me mude con él. Estuvimos bien,  yo aún seguía en depresión por la muerte de mi tía pero fuimos civilizados y supimos cómo sobrevivir. Obviamente la madre de John pagaba el departamento y nuestros alimentos.

Pero en ese tiempo todo cambió. John salía de fiesta. John se emborrachaba y llegaba tarde a la casa. Me gritaba pero nunca llegó a golpearme. Muy en el fondo me decía que andaba con otra chica, pero nunca me creí. Lo seguía queriendo. Él perdió el interés en mí, no salía conmigo, no me besaba, no me abrazaba. Y luego me creí, él estaba viendo a alguien más. Pero lo negaba, y me decía que me amaba.

Y aquí estoy, frente a él. Luego de que Richard se fuera. Viendo cómo se arregla el cabello y como se mira en el espejo. Saldrá de nuevo. Me dejará sola de nuevo. Vendrá tarde como todas las noches y yo sentiré pena de mí misma de nuevo.

- No me esperes despierta.- Dice antes de cerrar la puerta cuando sale.

Pero si lo esperé, porque muy en el fondo él me importa. Fue mi mejor amigo y es mi novio. No soy una insensible que no le importa que su novio ande en la calle tarde. ¿Pero saben qué hice? Llorar. Lloré porque nunca quise esto, lloré porque no entiendo lo que le sucedió a él. Lloré porque quiero a alguien que me ame, que me acoja en sus brazos cuando desee, que me recuerde que soy especial para él. Lloré porque creo que encontré a esa persona, pero sé que es algo imposible. Me estoy volviendo loca.

Me espanto al oír un sonido en la sala. Todas las luces del apartamento están apagadas, incluso las luces de la habitación en la que me encuentro. Bajo de la cama y camino hacia la sala mientras seco mis lágrimas. Cuando enciendo las luces de la sala, mis ojos se dirigen directamente hacia John. Está sentado en el sillón, con la cabeza entre sus manos inclinado hacia delante. Al sentir mi presencia mira en mi dirección. Esta borracho. Se para y me mira de los pies a la cabeza para luego mirar mis ojos. Nos quedamos por un largo rato en aquella posición hasta que abre la boca.

- Eres una perra, Lucía. Fuiste una perra todo este tiempo.- Se acerca y me empuja hacia la pared para acorralarme en ella.

- No te entiendo.- Gagueo asustada.

- No te hagas más estúpida de lo que eres. Te vi, te vi como mirabas a tu maldito jefe. Vi como querías tirártele encima, maldita zorra. Y sé que él no era el único que te comías con la vista. Estaban mis amigos, todo el colegio. Apuesto a que lo hiciste con todos ellos tras mis espaldas, apuesto a que lo haces con tu jefe en su oficina mientras gimes su nombre como la sucia y asquerosa puta que eres. Me engañaste.- Dice todo esto mientras me mira con un odio y asco profundo.

- ¿Qué dices, John? Estás mal de la cabeza. Nunca te he engañado.- Estoy completamente asustada ya que no se qué él puede hacerme en este estado.

- ¡Eres una mentirosa! ¡Eres una jodida mentirosa y una jodida zorra! ¡Te ayudé todo este tiempo! ¡Te amé todo este tiempo! ¡Te respeté cuando me decías que no podías acostarte conmigo!. Y ahora me doy cuenta que lo quieres a él. ¡A tu maldito jefe, Lucía! ¿Ves el nivel de zorra que tienes?. El número uno.- Escupe en mi cara. Sus manos aprietan mis muñecas, siento el dolor recorrer por toda esa zona. 

Trato de apartarme pero el no para de vocear que soy una cualquiera, que me quiero tirar a todo lo que se mueve a mi al rededor. Y duele, duele todo lo que dice. No sabe de lo que habla, todo es mentira.

- ¡Mírame!.- Golpea mi cara. Luego sus manos se dirigen a mi cuello para apretarlo.

- John, no, por favor.- Digo jadeando en busca de aire.

Mira mis ojos, ellos lagrimean a causa de la fuerza que el ejerce en mi cuello. Ellos lagrimean a causa de toda la situación. Luego de unos segundos, John me suelta, se aleja y se sienta a llorar en el sillón. Yo mientras tanto toco mi cuello y tiemblo pegada a la pared que me tenía inmovilizada. ¿Qué acaba de suceder?. Él nunca había llegado hasta este punto. No me acerco a él. Solo camino rápido a la habitación y me encierro en ella con seguro. Me acuesto en la cama y lloro más. Antes de caer rendida oigo todo rompiéndose.

Incluso mi corazón.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora