Recuerdo veintiuno

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Despertar a tu lado. Mi brazo derecho bajo tu cabeza, tus cabellos esparcidos por la almohada y por mi brazo. Tu aliento chocando en mi rostro. Tu brazo rodeando mi cintura. Tu pierna derecha encima de estomago bajo.

Fue lo mejor que me ha pasado. Verte dormir, totalmente tranquila, fue hermoso. Tus pestañas tocando tus pómulos, tu boca entre abierta. Y hay veces que susurras una que otra cosa, y otras veces sonríes.

Luego veo tu cuerpo. Siento tus senos pegados a mi costado derecho, y tu pierna derecha encima de mi entrepierna. Tú trasero y tú espalda. Me tienen delirando. Y con una erección. Así que dejo de pensar en aquellos posiciones e intimidades que tendríamos, dejo de pensar en aquel calor, excitante e intenso que compartiríamos. Y recuerdo la carta que me diste.

Con mi mano libre, abro la gaveta a mi lado y saco la carta. Miro una vez más a Lucía, no quiero despertarla. Abro la carta.

"¿Sabes que sentí cuando vi por primera vez a John?. Nada. Vi a un chico lindo y simpático que se había quedado atrapado conmigo en un ascensor. Pero no sentí nada. Tenemos que darnos cuenta que las mujeres, al ver un chico lindo, actúan para llamar su atención. Se peinan, maquillan y visten preciosas. Pero nunca sentí la necesidad de hacer aquello. Andaba con la misma ropa de siempre, ni una gota de maquillaje y mi cabello revuelto.

Y sabia que John me quería. Lo veía en sus ojos. Pero era un "te quiero" como de mejores amigos. Nunca vi ese amor o pasión en sus ojos al mirarme. Nunca vi sus ganas de tocarme. Nunca sentí el deseo en un beso, ni el amor.

Ahora bien, ¿sabes lo que sentí yo cuando te vi por primera vez?. Todo. Nervios, ansiedad, temor, atracción, un poco de deseo. Nervios porque un hombre apuesto me miraba; ansiedad porque no sabía que hacer; temor porque los demás verían la manera en la que me veías; atracción y deseo por tu cuerpo y rostro. Sentí todo aquello que quise sentir al ver a un hombre apuesto.

Siempre tengo una ganas de que me toques, me beses, me abraces, susurres palabras cariñosas o excitantes en mi oído, me mires fijamente y luego me digas que soy hermosa. Siempre tengo las ganas de ser parte de ti, tu mitad. Ganas de que tus labios rocen mi cuerpo, ganas de que acaricies mi cuerpo. Ganas de que seas celoso y posesivo, ganas de drama, peleas sin razón con reconciliaciones deliciosas. Ganas de pasar la mayoría del tiempo juntos, compartiendo comida o viendo películas de terror. Ganas de que me ames.

Estoy enamorada de ti. De tus gestos, de tu cuerpo, de tu mirada intensa, de tus cariñitos, de tus intentos de hacerme reír, de tu voz, tus manos, de lo atrevido y amoroso que te vuelves. Me enamoré de muchas cosas más, pero hasta ahora, esas son las que me llegan a la mente. Me enamoré completamente de ti.

¿Quieres ser mi novio, Richard Brown?"

No puedo moverme. Sorprendido le queda poco a lo que siento. No paro de releer la última oración.

Miro a mi lado al percibir de reojo un movimiento. Lucía se ha sentado y se queda mirando la hoja en mis manos. Ninguno de los dos habla. Sé que está nerviosa, yo lo estoy aún peor. No sé que decir, no sé que pensar. Esto no puede estar pasando, no tiene un buen final. Detén esto, Richard.

¿Qué haces?. ¿Qué estás haciendo?. ¿Qué están haciendo?. Sal, corre, olvida. Detén esto. Pero ya. Es una mala idea.

Pero no la siento mala. Ahora mismo siento un calor extenderse por mi cuerpo; me siento relajado, me siento increíble. Esta enamorada de mí. Pero, ¿lo estaré yo de ella?.

Miro su rostro, es hermosa. Miro su cuello, quiero besarlo. Miro sus pechos, pero bajo rápidamente la mirada. Miro sus piernas largas. Subo, y miro sus ojos. Miro su interior.

Me levanto de la cama de un salto. Miro la hoja y la suelto como si ésta quemara. Jalo mi cabello y camino de lado a lado. No sé que me pasa ahora, pero estoy inquieto. Sé que debo alejarme, pero más grande es el pensamiento de quedarme y amarla como quiere.

Desaparezco de la habitación.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora