Recuerdo trece

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Estábamos en la comisaría. Lucía dormía en mi hombro izquierdo, y yo esperaba a que el oficial que nos interrogaría se acercara para llamarnos. Eran las 4:30 a.m. Estábamos cansados y con un sueño tremendo.

Al rato, otro oficial se acerca. Dice que es hora de hacer la interrogación. Levanto a Lucía y seguimos al oficial. Entramos a una sala gris, con una mesa y sillas, una de un lado y otra del otro. Dos oficiales estaban en ella, uno parado en una esquina y otro sentado en una de las sillas mirando una carpeta.

- La interrogación es por separado. Primero el señor.- Dice el oficial que nos condujo hacia aquí.

Yo asiento y me giro a Lucía. Está nerviosa. Al parecer el sueño se ha disipado de su sistema. Trata de sonreírme pero falla. Yo le digo que me espere sentada aquí y ella asiente. Entro a la sala y me siento en la silla faltante.

- Bien, señor Brown. Quiero saber lo que sucedió con John Travish en el departamento de la señorita...- Se detiene y piensa por unos segundos.- ¿La señorita afuera de la sala es su hija?

Esto me toma por sorpresa. Balbuceo palabras sin sentidos. Miro a todos lados pensando en una respuesta pero no sé que decir.

- Es... ¿mi asistente?.- Digo lo primero que se me ocurre. Y en realidad no estoy mintiendo, pero lo que dije lo siento incorrecto.

- Está bien, prosigamos.

Y comienzo a contarle...

"...Y luego, Lucía corre por el pasillo. Yo quedo frente a John. Éste aún sostiene la navaja en su mano derecha. No quiero hacerle daño, solo quiero quitarle esa navaja e inmovilizarlo. John se acerca más, yo me alejo más.

Está loco. Su cabeza se mueve de lado a lado, balbucea palabras sin sentido, agita la navaja. Y luego me mira, sonríe cínicamente. Voltea la navaja quedando la parte afilada en su dirección. Y en un segundo, se la clava, en el estomago. Yo quedo sorprendido, se acaba de apuñalar.

Él grita de dolor y se tira al suelo presionando su herida con sus manos. Lucía aparece con el celular en el oído, yo miro nuevamente a John. Sigue en el suelo retorciéndose de dolor. Presionando su herida.

A los dos minutos llega la ambulancia junto con la policía. Lucía y yo no nos hemos acercado a John. Abrazo a Lucía mientras se lo llevan en una camilla, voceando que éramos los culpables, que se cuiden todos de nosotros porque éramos unos mentirosos. Estoy sorprendido que haya pataleado y vociferado aquello con una herida en su estómago. Éste tipo si que necesita ayuda..."

- ...Y ahora estamos aquí.- Finalizo.

El oficial frente de mí observa detenidamente mi rostro, buscando algún indicio de mentira. Pero no la hallará.

- Procedamos con la señorita.- Termina de examinarme. Me paro y me encamino a la puerta.

Lucía aparece más nerviosa de lo que estaba. Al pasar por mi lado acaricio su mano, y sigo con mi camino.

Diez minutos después, regresa. Cuando llega a mí, rodea mi cintura y pega su rostro en mi pecho. Yo la abrazo por sus hombros y apoyo mi barbilla en su cabeza. Nos quedamos así hasta que alguien carraspea para llamar la atención. Nos separamos pero aún la rodeo y ella a mí.

- Se llevará a cabo un juicio. La señorita presentó una demanda hacia John Travish. Deben conseguir un abogado, luego se les avisara la fecha del juicio. Pueden irse.- Nos dice el oficial. Nosotros nos despedimos y emprendemos camino.

La llevo a su departamento. No habló en todo el camino, no habló al entrar aquí. No me detengo en observar la sala y el desastre en ella, camino hacia su habitación y cojo una maleta de mano del closet. Echo sus pertenencias en ella.

- ¿Qué haces?.- Dice en el umbral de la puerta. Sigo con mi tarea de empacar lo más necesario.

- Empacando tus cosas. No dormirás aquí.

- ¿Y donde crees que dormiré?.

- Puedo llevarte a cualquier otro sitio. No es apropiado este lugar para ti.- Me giro a ella y la jalo para que me ayude. Ella cede y rueda los ojos entrando su ropa de interior. Yo miro a otro lado en ese instante y finjo buscar otra cosa.

Solo que mi mirada cae en su trasero. Humedezco mis labios, y mis manos tiemblan.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora