Recuerdo cinco

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Ha pasado una hora, una hora en la que no paro de ver a esas dos hablar. Una hora en la que Ian no para de coquetear con Megan. Sé que esos dos tienen algo, pero no lo admiten. Sé que tengo que hablar con las dos que se encuentran frente a mis ojos charlando, pero no sé por dónde comenzar. Si Nancy supiera que la chica que me escribía en la noche de desnudez y chocolate es Lucía, me imagino que no volverán a ser amigas. Por ese simple y estúpido dato Nancy puede armar una guerra.

Me levanto del sillón y camino a donde ellas. Ian me ve y levanta los pulgares en mi dirección, dándome ánimos. Imbécil.

- No sabía que tú y Nancy eran novios.- Dice Lucía al verme parado y como estatua delante de ellas, sin nada que decir. Con que eso es de lo que hablaba Nancy. Está marcando su territorio.

- ¡Claro, amiga!. Salimos desde la adolescencia, compartimos muchas cosas, y nuestros padres se llevan genial.- Responde Nancy por mi.

- A ambos les gusta mucho el chocolate.- ¿Desde cuando Ian se acercó?. Nunca debí de contarle sobre esa noche. Nancy se ríe bajito por aquello.

Miro a Lucía, parece desconcertada y mira el suelo con confusión. ¿Qué estará pensando? ¿Qué la tiene tan pensativa?. No despego los ojos de ella, ni siquiera cuando me mira, ni siquiera cuando se para y murmura una disculpa para luego dirigirse a mi oficina. Ian dice algo pero no le presto atención. Nancy se acerca a mí y me abraza pero no le presto atención. Sigo mirando la puerta de mi oficina.

Me separo de Nancy, y camino lentamente dejándola planta en su lugar gritando mi nombre. Abro la puerta de mi oficina y la cierro con seguro al entrar. Esta sentada en la silla frente mi escritorio, mirando el gran ventanal, perdida en sus pensamientos.

- ¿Estás bien?.- Le pregunto. No me he movido de mi lugar, estoy estancado.

- Si, solo estoy pensando.- Murmura bajo pero no evita que la escuche perfectamente.

Camino y me detengo atrás de su espalda. Esta se pone recta por nuestra cercanía, me siente como yo la siento a ella. Acerco mi mano a su cabello, pero no llego a tocarla. Mis dedos tiemblan, ansío tocarla. Acerco más mi mano, y por fin la toco. Toco su cabello sedoso y largo, acaricio de arriba a abajo. Ella se tensa pero luego se relaja. Recojo su cabello con mis dos manos y dejo ver parte de su cuello. Acaricio aquella zona también. Es increíble lo suave que se siente y lo bien que me siento al tocarla. 

Luego, me separo de golpe, me alejo dos pasos. Ella se voltea aún sentada y me mira. No sé que hay en su mirada, no sé cómo descifrarlo. Se levanta lentamente y camina hasta que se encuentra al frente de mí. Da un paso, y da otro, mira mi rostro, mira mi cuerpo, mira todo de mi. Nos miramos, solo eso hacemos. Ella estira su mano y roza sus dedos con los míos. Si, mis dedos acaban de temblar. Ella se da cuenta y sonríe en grande. Yo agacho la cabeza mientras sonrío también. Ella entrelaza nuestros dedos y estira su otra mano para alzar mi cara a la altura de la de ella. Es bajita pero adorable.

Es baja, es menor, tiene 17 años, es menor,  aléjate Richard, aléjate. Por nuestro bien, por el de todos. Pero me siento bien ahora mismo, me siento completo, me siento como nunca me sentí. Si me alejo, no volveré a sentirme así, si me alejo no volverá a suceder. Pierdo la sonrisa, y ella también al verme. Entendió, comprendió. Me alejo, me siento mal, pero me alejo. Nuestros dedos se separan. Niego con la cabeza y me alejo.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora